¡Muerte a los muertos! ¡Vivan los vivos! gritó el joven vestido de negro que se sentaba al lado de Mr. Gog en la desierta sala del Bar de la Revolución. El millonario no le respondió y lo miró atentamente cuando el desconocido le preguntó:

- Señor, ¿pertenece usted al partido de los vivos o al de los muertos?

Gog le dijo al joven que no comprendía muy bien la pregunta. El respondió que Gog era viejo y que debería saber que los muertos subyugan de mil maneras a los vivos. Son mas numerosos que los vivos, triunfan en todas las guerras, no tienen nada que perder y estan seguros de su inmunidad y de su impunidad.

- ¡Pobre de quien no sabe defenderse de los muertos!

Se tomó diez minutos en explicar la verdadera revolución que pretendía proclamar y conducir. Dijo que los muertos son dueños y señores de los vivos. Dominan nuestros pensamientos y nos oprimen con sus fantasmas y sus antojos.
En las escuelas se emplea gran parte del tiempo en aprender aventuras, teorías y verguenzas de ellos. En política debemos obedecer leyes y fórmulas que en gran proporción fueron elaboradas con el pensamiento de personas muertas. En nuestra vida privada, nos vemos obligados a cumplir últimas voluntades. En los países católicos se recurre diariamente a sacerdotes que ofician ceremonias con objeto de salvación eterna de los mismos. Así también, podríamos hablar de los museos, de las estatuas en las plazas y de millares de imbéciles que bajo la capa de espiritistas, magos y metafísicos buscan trabar con ellos algún tipo de relación misteriosa. Los nuevos artistas se ven atados a cánones de veinticinco siglos atrás y de pintores desaparecidos por mas de quinientos años. Los antiguos célebres impresionan a los jóvenes desvigorizando sus ingenios y obstaculizan las novedades.
Finalmente ocupan gran superficie terrestre con sus sepulcros, capillas y camposantos; y el uso de estas tierras impiden cultivar tierras de una población viva que se multiplica día tras día y es arrastrada a la miseria y el hambre.

- Es preciso cambiar en el menor tiempo posible el estado actual de las cosas. ¿Quiere Ud. ayudarme con su dinero? Se precisan grandes sumas: para dar propaganda a la idea, para destruir monumentos y cementerios y para suprimir a todos los traidores, partidarios y cómplices de los muertos. ¿Que quiere ser usted, una de nuestras columnas o una de nuestras víctimas?

Mr. Gog finalmente pudo comprender el sentido y finalidad de los pensamientos del joven. Respondió que lo había persuadido y que los muertos son mas poderosos que los vivos y, que consiguiente, como ya era viejo (cosa que el joven le había hecho observar gentilmente) preferia pertenecer al partido de los mas fuertes.
Aprovechando la confusión del joven que no sabía que decir, Mr. Gog abandonó el bar y ganó la calle.