Un niño, un día le dijo a su padre:
-Papá, siento mucho odio y rencor por mucha gente, ¿qué puedo hacer?
-Hijo mio, lo que tienes que hacer es que cada vez que le hagas algo malo a alguien, claves un clavo en la puerta...
Pasaron los días y el chico le preguntó a su padre:
-Papá, he clavado tantos clavos que ya no caben más en la puerta, ¿qué puedo hacer?
-Hijo mio, ahora quítalos cada vez que le hagas daño a alguien...
Pasaron los días y el niño volvió donde su padre:
-Papá, ya he quitado todos los clavos de la puerta y aún sigo haciendo sentir mal a la gente por las cosas que hago... ¿qué puedo hacer?
-Hijo mio, ¿ves todos los huecos que has dejado en la puerta?
-Sí papá, los veo.
-Pues todos esos agujeros singnifican todo el daño que has dejado en todas esas personas a las que les has hecho daño en su corazon...