Bueno, pues como ya había dicho me iba a Italia este finde, así que vamos con la crónica de un finde bastante accidentado. Para que no salga un post larguísisisisisimo lo voy a contar en
capítulos.

Bueno, pues llega la hora de embarcar, nos montamos en el avión, y cuando arrancamos, era la hora a la que supuestamente ya tenía que estar en Venecia: ¡las 20.30!. Llego allí, recojo el equipaje, me encuentro con Miguel y el autobús que teníamos que pillar se nos escapa por los pelos. Así que un cuarto de hora de espera. Llegamos a Venecia en el siguiente autobús y vamos a la estación de tren. Miramos el horario del próximo tren a Padova y es a las 3.07. Eso significa tres horas de espera en la estación. De pronto Miguel, dice que qué raro que no haya ningún otro tren. Así que miramos el horario oficial de los carteles de la estación, y resulta que no!, que el siguiente tren es a las 5.07. El tren de las 3 es un tren fantasma!!!!!!. AAAAAAAhHHHhhHHH!!!!!!!!!, la que nos espera por esperar (toma frase).

Pues eso, ante la dura realidad de ver que faltaban cinco horas para nuestro tren decidimos echarnos en el suelo a dormir un ratillo. Cuando por fin nos empezamos a dormir, aparece el vigilante y nos hecha a la puta calle, a nosotros y a los otros cinco que había durmiendo allí. En estas que nos vemos, en la calle, en Venecia, diluviando, con una maleta y con todo cerrado. Decidimos irnos a ver la Piazza San Marcos. Andamos 40 minutos bajo la lluvia, y al llegar estaba inundada la plaza, con las pasarelas peatonales puestas. Bueno, pues regresemos al tren!. Ya os podéis imaginar la escena: dos tipos caminando con una maleta a cuestas, bajo la lluvia, en una ciudad inundada, medio a oscuras... Pasamos por delante de dos policías que nos miran como quien lleva un cadáver, y de pronto decidimos parar a fumar. Nos sentamos en un soportal que resulta ser la puerta de un hospital. Fumamos, comemos galletas, vemos llover ...

Y así, ya tras un rato llegamos a la estación de tren. Allí, vemos un tipo con un trabajo muy curioso. Resulta que por las noches hay un tipo subido a una carretilla, dando vueltas por la estación y fumando. Ese es todo su trabajo. Pero ni dice nada ni hace nada, simplemente pasea subido a su carretilla y fuma y se te queda mirando desafiante.

Por fin nos subimos al tren y comprobamos que sólo viajan pandoros. Bueno, pues nada, ahora a no dormirnos, cosa que hacemos, y finalmente llegamos a casa. Total: para recorrer 30 kilómetros, hemos tardado apenas 6 horas.
[Continúa ...].