Bueno, bueno, bueno, lunes, comienzo de semana, y esto sin actualizar desde el martes pasado. Pues bien, allá vamos (cogemos aire, que empezamos).

El miércoles recibo un mail de la Editorial Planeta, diciendome que tengo pendiente de hacer un examen de Alemán. Porque resulta que me apunté a un curso de alemán en fascículos de esos que anuncian todos los años en la tele. Sí, Sí, lo reconozco, estoy tremendamente loco por hacer una cosa así: unos compran cromos, otros compran sellos y yo soy comprador compulsivo de fascículos. Total que me he comprado chofocientos fascículos, llevo casi 82 fascículos comprados, dos años comprando fascículos (ustedes pueden creer?). Pero claro, estudiados lo que se dice estudiados, pues no. Uno se apunta a esas cosas y luego lo va dejando y claro, ahora me llega un mail diciendo que tengo que hacer un examen de los fascículos 31 a 72. jajajajaj.

Pues nada, que voy por el fascículo 6 así que contestaré el examen a boleo y ahora a ver qué pasa. Me mandarán la respuesta del examen, supongo, diciendo que qué mal, que de qué voy y que así no se aprende un idioma. Pero bueno, de perdidos al río.

Ésto me da que pensar; todos los años igual, llega septiembre y hala, los fascículos atacan de nuevo: y yo, toditos los años empiezo una colección, que claro, al 2º fascículo la dejo. Creo haber empezado de todo: sellos (que regalan una lupa), monedas, cochecitos de metal, bricolaje (con esos destornilladores majísimos que te ragalan que se rompen al segundo día de uso), salvo las bolas de nieve, yo creo que he hecho todo tipo de colecciones estúpidas.

Bueno, pues el miércoles yo creo que no hice nada más. El jueves y el viernes aproveché para medio terminar una página web que estoy diseñando que tengo que acabarla para dentro de tres semanas y que bueno, pues me trae por la calle de la amargura, porque no hay forma de saber qué demonios quieren qué diseñe. Pero ahí está ese proyecto.

Sábado. Los sábados siempre, siempre toca bronca. Mi madre se marchó a ver al Papa, porque como ella curra en una ONG llevando el gabinete de prensa, pues claro, le tocó ir a repartir propaganda. Entonces yo me quedé con mi padre, y claro, yo con él no puedo estar diez minutos sin gritarnos mutuamente. Total, que no sé porqué él cogió y se fue a comprarle un regalo a mi madre, y yo acabé en el Hipercor haciendo la compra. A mi me encanta hacer la compra en el Hipercor, sobre todo cuando está petado de gente, porque me río muchíííísimo de la gente y con la gente.

Son las típicas marujas, pero marujas-bien. No son marujas de carrefur. Estas son de nivel. Coño, que es el Hipercor!!. Pues claro, son las típicas que van y empiezan a joder al charcutero diciendole: 'córtame bien finito el jamón que si no cristian maría no se lo come!'. y el charcutero las mira diciendo: 'si será gilipollas la megapija esta, coño, llamandose cristian el niño como seras tu, imBécil'.

Bueno, pues eso, yo ahí empujando el carrito, riendome como un poseso, que ni las que te ofrecen salchichas para degustar se me acercaban, y yo tan campante vaciando estantes y mas estantes.

Aproveché que hacia yo solo la compra para comprarme todo aquello que mi madre no hubiera comprado: galletas de no se qué, chocolates, bollos, yogures de mil sabores, etc. etc. Luego cuando ella llegó a casa, claro, flipó al ver lo que habia comprado. Luego la compré un regalo para el día de la madre y para casita a descansar, que ya habia tenido bastante.

Domingo, pues como todos los domingos. Aburrimiento, desolación y mucho aburrirse, y comer y más aburrirse y .... ABURRIMIENTO. Odio los domingos. Es un día inexistente en mi vida. Tampoco merece la pena, poner más sobre hoy.

Salimos de casa para la biblioteca, que ya hoy había que estudiar y recuperar el tiempo perdido. Resulta que hoy he llegado puntual a recoger a migAstro y claro, le he pillado a medio arreglar. Asi que diez minutos esperando a que bajase. Bien, bien, el día se complica.

Por la mañana he avanzado medio tema sobre la Unión Europea, y luego nos hemos ido a comer. Para variar Miguelin y yo los primeros y todo el mundo llega tarde (por si fuera poco). Hemos decidido comer el el cesped como ultimamente siempre hacemos, y hoy estaba el polen de chopo en plena ebullición. Curiosísimo, que el polen cuando te ataca va directo a la nariz. No a otra parte del cuerpo. Directo a la nariz!. Así que hemos comido en medio de una lluvia de polen, que nos hemos tenido que meter dentro de la facultad a seguir la cháchara del 'gabinete de crisis'.

Y partir de aquí tampoco, mucho más. Hemos vuelto a estudiar otro rato. Hemos fumado un poco por los pasillos y durante los cigarritos hemos podido comprobar que nuestra 'Teoría acerca de la pronunciación de la palabra CACA' se cumple inexorablemente. Dice así: Cuando usted se encuentre en aparente soledad en un pasillo o espacio reducido, si usted pronuncia la palabra CACA al instante aparece alguien de la nada y le oye decirlo. Oye, es que no falla, hasta cuatro veces nos ha pasado esta tarde. Es decir CACA, y aparece alguien inmediatamente.

Y bueno, pues así fueron las cosas y así se las hemos contado. Un saludo y buenas noches a todos.