Qué gozo el de algunas esperas. Las de esos momentos deseados con impaciencia. Es el punto en el que el miedo ante la posibilidad de que no llegue nunca y la inminencia de la llegada son tangentes. De un modo matemático; sí pero casi no. Dicen que es posible transformar una sensación dolorosa en placentera simplemente por autoconvencimiento. Yo una vez lo probé y creo lo logré. No lo he vuelto a intentar; vi el rostro al demonio.
FOTOGRAFIA: "ASPETTANDO" DE DONATOR R