El anonimato de Internet me lleva directamente a pensar en lo que ocurre en los canales de chat. La gente se comunica, usando un alias, con otra gente que también usa un alias, y en muchos casos dicen cosas que jamás dirían dando la cara. Creo que se produce un fenómeno muy curioso de gente sacando a relucir su otro yo, y comunicándose con los “otros yo” del resto. Esto no tendría que ser necesariamente malo, pero la mayoría de las veces es la parte perversa de la gente la que sale a la luz.
Este tema me llevó hacia el mundo de los cyber-cafes; y charlando con un usuario de estos me comentó:
“Hace unos días, chateando en el canal bar de Ciudad Internet, conocí a una chica de 25 años. Charlamos un rato, nos pasamos nuestros e-mails y de paso mi teléfono. Comenzamos a mantener una correspondencia hasta que me llamó por teléfono. Decidimos encontrarnos en Santa Fe y Callao y estuvimos charlando hasta las 9 de la noche y quedamos muy amigos. Lo bueno de todo esto es que ninguno de los dos mentimos acerca de cómo éramos. Y a eso voy, yo sé que se puede mentir, hasta se puede fantasear con ser alguien que uno no es. Pero eso no sirve, porque cuando se apaga la computadora, se acaba el sueño, y si uno va a un encuentro con una persona esperando que sea Valeria Mazza, y se encuentra con alguien que resulta ser muy parecido a su tía abuela, sería muchísima la decepción.”
Otro cibernauta, un poco mayor me explicó:
“Cuando era adolescente, la única información que podía obtener era la que me proporcionaba el gobierno militar de turno y como faltaba gran parte de la realidad en la misma uno obtenía una idea distorsionada de la realidad; hoy, en cambio, aunque exista censura a nivel nacional de la información se puede consultar diarios extranjeros o paginas web anónimas que brinden otra percepción de aquella realidad que no alcanzo a percibir en forma directa.”
El trabajo que me propongo hacer tiene que ver con cómo nos relacionamos con Internet y cuánto influye, en esta relación, el hecho de que lo podamos hacer anónimamente. Si bien a primera vista el contacto es entre el usuario y su maquina, creo que la mayoría de las personas buscan principalmente establecer comunicación con otras personas (ya sea en forma de e-mail o chat).
Internet se ha convertido en la mayor red de relaciones interpersonales, rompiendo las barreras del tiempo y el espacio. Este nuevo medio, ademas de á, nos permite gozar de una identidad anónima. Esto significa que podríamos chatear con una persona X e inventar nuestra propia identidad. Podríamos decir que somos una mujer, un hombre, rubio, morocho, alto bajo, etc. Pero además la posibilidad mantenernos anónimos nos permite publicar cualquier idea que se nos pase por la cabeza, sin tener que pensar en las consecuencias que esto tendría si no fueran anónimas. Todo esto me permite imaginar que Internet se puede llegar a convertir en el espacio donde la gente se pueda comunicar sin inhibiciones y sin tapujos. Donde el más tímido se sienta extrovertido, y el mas criticado y censurado se pueda expresar de la forma en que guste.
La comunicación que se establece en Internet tiene características propios, diferentes a los de las comunicaciones cara a cara. Los condicionantes sociales acerca de como deben ser las personas y la presencia física, dejan de tener importancia y toda la comunicación se limita a lo escrito;
a raíz esto y del anonimato, una persona puede permitirse expresar aspectos de su personalidad que tenía reprimidos.
La discriminación o el encasillamiento son fenómenos que nuestra sociedad todavía no pudo resolver y por lo tanto, para mucha gente el reconocer públicamente su pertenencia a determinados grupos sociales o a determinados gustos sexuales o políticos, puede causarle muchos problemas, como la pérdida del puesto de trabajo o agresiones. Gracias a Internet estas personas pueden expresarse libremente e incluso ponerse en contacto y ayudarse mutuamente.
Los objetivos que me propongo analizar son:
¿Cómo influye la condición del anonimato en la comunicación de internet?
¿Qué usos surgen a partir de esta condición? ¿Estos “nuevos usos”, podrán reemplazar a los que acostumbramos hacer cara a cara? ¿Podrá ser Internet el futuro espacio de la sexología o la psicología?
A medida que Internet crece, va entrando cada vez más en nuestra vida cotidiana. Así, muchos de los servicios de los que hoy en día sólo disponemos en el mundo físico pueden acabar trasladándose también a Internet. Para algunos de estos servicios, el poder contar con el anonimato sería muy útil. Por ejemplo, el establecimiento de alguna consultoría médica, o un servicio de ayuda psicológica a través de Internet. O un servicio de denuncias de malos tratos, etc.
O imaginemos el caso de un empleado que detecta que en su empresa se comete alguna ilegalidad. Contando con el anonimato, podrá arriesgarse a comunicarlo a través de Internet. También, una vez más, en países con regímenes dictatoriales, el anonimato puede ser muy útil para los que luchen por la democratización, y puede salvar sus vidas.
En definitiva, el anonimato es una herramienta más que ya está ahí, estableciéndose en Internet, para la que hay motivos de uso incluso siendo un ciudadano respetuoso con la ley, y que puede aportar grandes beneficios. Los daños que pueda provocar, al igual que los daños que pueda provocar cualquiera de las herramientas provistas por Internet, no podrán evitarse con la prohibición, y tampoco evitarán estos usos ilícitos.
Julf Helsingius, un administrador de Internet Finlandes opina:
“ Es importante el poder expresar deteminados puntos de vista sin que todo el mundo sepa quién eres. Uno de los mejores ejemplos es el gran debate sobre los identificadores de teléfonos. La gente estaba muy disconforme con el hecho de que la persona que recibía la llamada pudiera saber quién llamaba. En aparatos como los teléfonos, la gente da por hecho el poder disponer del anonimato si lo desean, y no deseaban el perder esa posibilidad. Creo que lo mismo es aplicable al correo electrónico. Viviendo en Finlandia, pude conocer a fondo la situación en la antigua Unión Soviética. Si poseías una fotocopiadora, o incluso una máquina de escribir, tenías que registrarla y las autoridades tomaban muestras de estilo de escritura de tu máquina de escribir para que pudieran identificar lo que tú escribías. Esto me parece espantoso. El tener que registrar todos tus medios de difusión de información se parece a que te obligaran a firmar todo lo que escribes o publicas en la Red, haciendo que en todo momento pudieras ser rastreado.”
Internet se ha convertido en el medio más democrático, pluralista y de fácil acceso de la historia. Cualquier persona, desde cualquier rincón del mundo, puede contarle al resto de la humanidad cuáles son sus gustos, sus hábitos e ideas, por más extrañas que éstas sean. Y puede hacerlo sin revelar su identidad, o creándose una, exclusiva para la Web.
Planeta Chat
El anonimato de Internet me lleva directamente a pensar en lo que ocurre en los canales de chat. La gente se comunica, usando un alias, con otra gente que también usa un alias, y en muchos casos dicen cosas que jamás dirían en una comunicación "cara a cara". Se produce un fenómeno en donde la gente saca a relucir su otro yo, y se comunica con “otros yo” de otras personas.