Estoque v.005 {resuelto por novecento}
Una más, y fácil:
¿Qué es?
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Una más, y fácil:
¿Qué es?
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Esta idea la he copiado de la web de Ami.
Si os fijáis en el menú que está a un lado (en la actualidad, a la izquierda, pero quizá un día lo cambie) veréis escrito: Una canción para ti. Es un enlace para descargar un archivo de música. Está comprimido en .zip y os lo podéis bajar haciendo un click con el botón derecho y seleccionando "Guardar como". Luego descomprimís y escucháis. Cada cierto tiempo cambiaré el archivo, con lo que el anterior desaparecerá en la noche de los tiempos {electrónicos}. Lo que sí haré será avisar cuando incorpore las nuevas canciones.
Voy a procurar colgar cancioncillas interesantes: versiones raras, canciones olvidadas... pero sobre todo, cosas que me guste oír o dar a degustar. Por ejemplo, hoy cuelgo, hasta que desaparezca, "E.V.A." de Jean Jacques Perrey. Y se la dedico a mi Chichi grande, eah.
Ayer estuvimos Regino y yo en el aula de cine de la universidad viendo una película: "Thirteen". La historia va sobre una chica que sale de la niñez para entrar en una adolescencia de lo más destroyer. El cambio de niña a yonqui lo provoca tanto sus circunstancias familiares -madre ex-alcóholica y divorciada; padre que no la atiende en absoluto; novio de la madre en proceso de desintoxicación- como una amiga que la conduce por los senderos de la autodestrucción.
Yo destacaría el papel que interpreta Holly Hunter, el de la madre desbordada por su propia situación que observa cómo su hija emprende el camino de la destrucción sin verse capaz de hacer nada por evitarlo (aparte que está guapísima, con su look "Ray of light"). Sin embargo, lo realmente curioso de la película me lo ha hecho saber hoy Regino. La película está basada en un hecho real: la vida de Nikki Reed. Al parecer la directora de la película,Catherine Hardwicke, conoció a Nikki porque ésta era la hija de su novio. La relación con él se acabó, pero Catherine continuó manteniendo el contacto con la niña, de quien sabía todos los enredos y problemas que estaba viviendo.
Fue la misma directora quien le pidió que colaborara en la redacción del guión, como ayuda en el proceso de salvación de sí misma que Nikki había emprendido. No en vano aparece el nombre de la niña como una de las guionistas. Pero no sólo eso, sino que además es la propia Nikki quien interpreta el papel de la amiga mala malísima, esa amiga que casi le hace perder la piel.
Una película recomendable y que aporta una visión del adolescente, ese ser perdido que busca no sabe qué a costa de todo, distinta y quizá más real que "Los Serrano".
En los favoritos (o marcadores, como lo nombra mi Mozilla Firefox) tengo las siguientes entradas:
Pero este listado es variable. Lo mismo me canso de algunos y me hago adicto a otros. Lo que sí aceptaría son recomendaciones. Es mucho lo que hay en Internet y poco el tiempo que se le puede dedicar. Coméntame tus sugerencias.
No sé cómo los políticos tienen la desfachatez de disculparse mediante el argumento: "No me informaron de eso". Este último año lo he visto utilizar como cientos de veces, presidentes negándolo todo y aduciendo que sus informadores no les fueron eficaces. Y sin mediar disculpas, cargan el muerto -los miles de muertos- de su fallo sobre aquellos que trabajan para ellos.
Estos días las noticias se centran sobre las torturas inflingidas a los presos iraquíes. George Bush Jr. carga contra Rumsfeld, a quien acusa de no haberle informado de que esa práctica estaba siendo utilizada por los soldados estadounidenses.
Regino me dijo que a él no le sorprendían tales prácticas. "Es imposible trazar una línea divisoria. Cuando envías a un soldado a matar a otras personas, tienes que cargarlo de odio contra el otro. Si el enemigo sólo merece la muerte, ¿cómo puedes hacerle dirimir entre lo que puede y lo que no puede hacer contra ese enemigo?".
Ni uno de nosotros puede pensar que las guerras son actuaciones limpias, entre caballeros que se baten en duelos de ancestrales ceremonia y reglas. Una guerra es un horror entre un grupo de seres humanos contra otro grupo. Mientras, lejos, unos se arrebujan en sus poltronas desde donde dirigen las piezas; otros nos terminamos las bolsas de pipas en el sofá, dispuestos a escandalizarnos en cuanto sea menester.
Hasta entonces, nosotros tampoco lo sabíamos. Yo tampoco lo sabía.
He copiado y pegado las entradas de mi otro blog, que ya he abandonado. Falta incluir los comentarios de quien escribieron algo, pero ya veré cómo lo hago, porque es más bien un peñazo esto de cortar y pegar y corregir y editar fechas y etc. Pero lo haré: aún tengo tiempo libre. En cuanto zanje esa cuestión, daré por finiquitado ese weblog y lo daré de baja. ¿Para qué ocupar un lugar en el ciber-despacio que otros podrían aprovechar?
Una pega: he pulsado sobre el enlace que hay para el mes de marzo, y no me aparecen esas entradas rescatadas. Sí que aparecen cuando pincho sobre alguna de las categorías (enredado y mi vida conmigo son las categorías donde se ubican casi todos). Reconocerás las entradas porque llevan el título precedido por un asterisco (*).
Antes de partir con Regino, Esther y Pablo al concierto de Fangoria, Astrud y Ellos en Alicante, cambio la canción. Se perdió en los pliegues de mis cambios de humor la anterior, y ahora emerge "Ultraceñidas", de McNamara. Para que os riais un rato.
Acabamos de llegar a la estación de Murcia desde Elche, donde Esther nos ha llevado tras haber dormido en su casa. Regino y yo habíamos dormido hasta las once, casi, después de habernos acostado cerca de las tres de la madrugada, porque el concierto no terminó hasta esa hora.
Aunque en la entrada ponía que comenzaba a las siete de la tarde, llegamos cerca de las ocho y tan siquiera habían abierto aún las puertas del recinto. Decidimos irnos a tomar algo, que la tarde se presentaba larga, así que nos escurrimos en un bar cualquiera en San Vicente del Raspeig para hacer tiempo y calmar el estómago frente a lo que se avecinaba.
Esta mañana Pablo ha hecho un café de lo más extraño, como el de caldero que ponen aquí en las barracas los días de feria. No pretende tener cafetera, pese a lo incómodo que me parece eso de filtrar agua a través de un colador de tela donde has puesto el café molido. Pero el café estaba muy bueno, o al menos me ha sentado muy bien. Eso y los sándwiches de queso, jamón cocido y tomate rallado. Un desayuno acorde con lo intempestivo de las horas.
En casa de Esther no se fuma, y eso he hecho -o, mejor dicho, eso no he hecho. Sin embargo, ya cerca de las dos de la tarde tenía el mono de nicotina subido, así que me he bajado a un bar a tomar otro café y fumarme un cigarrillo. He tenido que comprar un paquete porque se me acabó el anterior casi al final de la noche, cuando Fangoria remataba el concierto.
Tocaron algunas canciones de los otros cedés, y casi todo el nuevo. Sólo se dejaron "Adiós" y "Teatro del dolor". Más de quince temas -tampoco los conté, pero más o menos fueron ese número- que sonaban genial. Pablo contaba esta mañana que iba casi todo grabado, pero no les resta mérito. De los grupos que vimos, el que mejor sonó.
Antes que ellos, Astrud. Geniales, también. Buen sonido y una pose muy graciosa, con comentarios breves y repletos de buen humor antes de cada canción. Muy distintos de Ellos, que no me convencieron. Poca voz, mal sonido y una actitud que pretendía ser, imagino, glamourosa y se les quedó en ridícula. Antes de hacer de contorsionistas con el micrófono, deberían comprobar que no se les acople.
Lo mejor: La amabilidad de Esther -cada día me sorprende más que le tuviera miedo cuando éramos adolescentes. Las clases de sonido de Pablo -¡quiero sacar un cedé!. La inteligencia y los mimos de Regino -un día tengo que contar algo malo de/con él, que se diría que todo es mentira de tan perfecto como lo cuento. El aluvión de temazos de Fangoria. Que habilitaran otros aseos en el recinto cuando vieron que las colas para el baño eran kilométricas. La sorpresa Prohibida.
Lo peor: El inexplicado retraso en el comienzo del concierto. El sonido de Ellos. Los camareros de la barra, pocos y parsimoniosos. En general, los fallos de organización.
Y ahora, en casita, a la amada rutina.
El anterior estoque sigue sin ser resuelto a la hora de enviar este otro*. Gente, que es sencillo.
Tan sencillo como este otro
¿Qué es?
Querida Toñi:
Esta mañana,y apurando el plazo, he echado la solicitud para las oposiciones de secundaria. Y cuando digo "apurando el plazo" me refiero a que si terminaba hoy a las dos, lo he hecho hoy a las dos. Pero no te excites, que todo ha ido a la perfección. Estos del ministerio, o mejor dicho, de la consejería -¿o es conserjería?- de Educación, que las competencias ya están transferidas, me lo han puesto difícil un año más, pero he sabido mantener el tipo.
No tenía ningún papel a punto: ni el título del C.A.P., ni los certificados de la Escuela de Idiomas, ni la fotocopia del D.N.I.. En un plis plas he hecho las fotocopias oportunas y mínimas, pero faltaba compulsarlas. Malditos, qué de inconveniencias.
Ni siquiera sabía a qué especialidad presentarme. ¡Pues no que si no apruebas los exámenes ni siquiera podía acceder a ninguna bolsa de trabajo? Menos mal que para entrar en la bolsa de trabajo de profesores de Formación Profesional basta con firmar el examen tras dejarlo en blanco y salir por la puerta con una bolsa de papel cubriéndome la cabeza, si no, menudo futuro me esperaba. Porque eso he hecho, apuntarme a los exámenes de F.P., en concreto en las especialidades de Sistemas Electrónicos -ni guarra- y en Sistemas y Aplicaciones Informáticas -sic, yo que pensaba que "sistemas" era masculino.
El caso es que cuando he llegado a la Consejería a todo correr, ni siquiera me han atendido a mí el primero. He tenido que coger número y esperar en la cola como todo hijo de vecino. ¡A mí, que estoy pagando con mis impuestos la boda del príncipe! Por cierto, aún no me ha llegado la invitación y me estoy empezando a preocupar, a ver si me quedo sin cubierto.
Pues nada, he esperado unos desesperantes cuatro minutos, ¡cuatro! ¿te lo puedes creer?, y por fin, cuando ya estaba a punto de caer preso de la desesperación, me atienden. Resulta que las chicas que trabajaban allí fueron antiguas alumnas mías en unos cursos de informática. Pero claro que no ha sido por eso que me han atendido estupendamente, y que hayan resuelto mis dudas a la perfección, e incluso que hayan sido permisivos con lo de no tener las fotocopias compulsadas. Qué va, yo creo que es porque saben que la boda del príncipe la pago yo, entre otros.
Los exámenes son en junio, pero no sé exactamente la fecha. Pero no me preocupa, que seguro que me llaman al móvil para comunicarlo, qué menos.
Lo que no entiendo es que no se haya pasado ya por casa ni un mísero profesor particular para prepararme el examen; ni siquiera el que será mi sustituto para la prueba, que ni sé de qué consta. Pero vendrá, seguro, para eso estoy pagando la boda del príncipe con la presentadora del telediario.
Besos de un opositor sin suerte.
Hace una semana que tuve una cita con la médico del ambulatorio. Fue para una consulta acerca de un concurso para dejar de fumar. Cuando le comenté a la doctora al respecto, arqueó las cejas hasta elevarlas por encima de su estudiado peinado y me soltó que no sabía nada de ese concurso. Como ya iba yo encarrilado, le pedí cita en el C.A.D. , porque unos años atrás había acudido allí y casi conseguí dejar el hábito/vicio. Ni corta ni perezosa ni nada, la doctora me escribió un volante y me dió el teléfono de dicho centro. Así que yo, a mi vez, también ni corta ni etc. les llamé para pedir cita. A las 12h45 de ayer miércoles tenía que estar allí para empezar con la terapia.
Llegué a las 13h00 porque cuando me apunté la fecha y hora en la agenda, malinterpreté mi propia anotación y creía que llegaba a tiempo. Aun así, me atendieron. El C.A.D. estaba lleno de yonquis y de familiares de yonquis: algunos esperando a hablar con algún doctor, otros, esperando su ración de metadona. Lo cierto es que era una situación irreal -por más cierta que sea- porque algunas de las conversaciones que podía oír sobrepasaban mi mundo. Había una mujer de mil años, toda peinadita y arreglada y oliendo a colonia a granel -como lo hacen las madres cuando van al médico- intentando conversar con otra de unos cuarenta, más pasada de vueltas que Ricardo Bofill. Ésta última hablaba, o más bien pensaba en voz alta, acerca del mundo, de lo divino y lo humano, dando bandazos en su discurso, con la voz gangosa; mientras la señora mayor se esforzaba en mantener una conversación sobre lo cotidiano, toda educada y correcta. Pero tuvo que desistir porque la mente de su interlocutora no estaba para coherencias.
Cuando hablé con la médico, Rosa, que debía atenderme, me avasalló a preguntas acerca de mis hábitos y comportamientos. Que si con quién vivía; que si mis padres bebían o fumaban; que si sufría alucinaciones o tenía problemas al comprender; que cuáles drogas tomaba... Me sentí intimidado, porque la mujer hablaba con una profesionalidad rayana en la indiferencia, y a mí me parecía que me estuviera pidiendo que mostrara mis entrañas. Ése será el procedimiento, pero hay que ver lo brusco que me pareció.
Después me mandaron con otra doctora para empezar con el tratamiento, que ya conocía por la otra vez que acudí a ese centro. Básicamente consiste en desautomatizar el hecho de fumar. Me han mandado deberes: Primero, tengo que hacer una lista con los pros y contras de dejar de fumar. Y mientras la preparo, mi segunda tarea es anotar todos los cigarrillos que me fumo, a qué hora, en qué situación, cuánto del cigarrillo fumo y qué sensación de placer me causa.
Con la lista, aún no me he puesto, pero entre los pros tengo pensado anotar uno que es el que más me gusta: recuperar el olfato. En las ocasiones que lo he dejado por una temporada, me sorprende y me agrada mucho notar que las cosas huelen. Pasear por el mercadillo y darme cuenta de que hasta las lechugas tienen olor, es algo que estoy deseando conseguir.
Mientras, sigo anotando cigarrillos.
En Iberlibro he podido encontrar un libro que tuve, que presté y del que nunca más volví a saber nada. Se trata de "Pensar matemáticamente", una joyita de volumen, con muchísimos problemas matemáticos y, sobre todo, una guía para enseñar en el pensamiento lógico-matemático. He hallado esa página gracias a este otro enlace en el weblog de Microsiervos, que tiene un diseño y contenidos de lo más visitables.
Por cierto, debo encontrar un antiguo elepé: "La tierra de los sueños", de La Dama Se Esconde, ¿alguien tiene idea de dónde puedo buscarlo?
Solemne inauguración de categoría a petición de Víctor: y la idea es muy buena.
Se trata de, en esta sección, incorporar los envíos que vosotros querráis enviarme. Abierto al personal, oiga, con preferencia a los amigos y a los seres queridos, claro está.
Pues eah, si queréis enviar algo, mandadlo a textoscaducos@yahoo.es y será puesto por aquí.
Vuestro es.
Por fin cuelgo una canción de toda una señora. Se nos avecina nuevo disco tras el verano, así que vayamos guardando los euros en la hucha de los deseos inconfesables -aquellos que primero se confiesan. Adiós, McNamara, hola, Björk.
Y, con todos ustedes, una nueva foto enigmática y psicotrópica para disfrute de los niños, niñas y adultos con síndrome de Peter Pan. Una nueva foto fácil de adivinar, para no perder el ritmo.
¿Qué es?
Hace diez días me sonó el teléfono mientras yo estaba a punto de llegar al Museul Satului (El museo del la aldea). No soy muy de museos, pero este prometía. Es un museo al aire libre. Un museo con muchos metros, cuadrados ellos. Al teléfono estaba Anca, una rumana que habla muy bien español. A Anca la conocí hace tres meses. Ella es amiga de Javier Torentino (al que conocí hace dos meses), un español que trabaja en RNE y que tiene un programa de Cine.
Resulta que en Sfântu Gheorghe había un festival dedicado al cine europeo durante toda la semana pasada. Ella me propuso asistir al festival el viernes pues era el día dedicado al cine español, y yo, como no sé decir no, no dije no. Se proyectaba Juana la Loca y después había una charla sobre la película y sobre el cine español de los últimos tiempos. Ahí tenía que estar yo representando a la industria cinematográfica española. Diarrea durante toda la semana.
Sfântu Gheorghe es una cuidad transilvánica. A unos cincuenta kilómetros de Brasov (por si os sirve de guía). Resulta que es una ciudad con mayoría Húngara (80%). Para sus habitantes el rumano es esa segunda lengua que no dominan a la perfección.
Al parecer estaban esperando espectantemente ansiosos al español. Igual me esperaban con traje de torero o vestido de señorito sevillano. Llegué con mi camisa de cuadros de felpa gorda y unos vaqueros roídos por la entrepierna y remendados por mi cubana amiga Daisy.
Si hay algo que nos empata a Josele y a mi es la prisa de la última hora...
Durante toda la semana anterior al viernes clave de mi esperada presencia me hallaba en Constanta, una ciudad en una de las orillas del Mar Negro (Marea Neagra), a pocos kilómetros del Delta del Danubio que sí es azul.
El jueves a las siete de la tarde subí al tren camino a Bucuresti (la capital del país se llama así porque Bucur fue un pastor que puso el huevo y de ahí empezó a nacer la ciudad). Llegué a las diez de la noche más muerto que vivo, con cansancio acumulado de haber trabajado toda la semana hasta tarde en mi proyecto sin proyección. En Bucarest llovía y decidí tomar un taxi para que me llevase a casa. Lo intenté con dos de ellos pero no me cogieron, la calle donde vivo está relativamente cerca de la estación de tren y no les salía rentable un viaje tan corto (eso fue lo que yo deduje), así que tomé el metro.
A las doce estaba ya en la cama.
Me desperté a las diez de la mañana y a las doce , o sea, dos horas después, tenía que coger otro tren para marchar a Sfântu Gheorghe. Contaba con una hora para hacerme de información acerca del cine español y de Juana la Loca (película que no había visto).
Google!!!, y eso fue todo. Imprimí mil folios y me fui corriendo a la estación.
El viaje a Sfântu Gheorghe era de unas tres horas. Había que dejar la balcánica zona de Bucarest, atravesar los Cárpatos y meterse en una Transilvania profunda.
Me leí todos los folios, me tomé tres cafés y me fumé (porque fumo) medio paquete de cigarros.
Me esperaban en la estación. Llegaba el español. Tenía un taxi para mi, una habitación en una pensión regentada por una alemana que me hablaba en rumano porque era la lengua más compatible para nuestro entendimiento.
Me llevaron a la sala de proyecciones y el alcalde me saludó afectuosamente.
Primero de todo, era la proyección de cuatro cortos ganadores de varios premios:
Resulta que fue idea mía dos meses atrás hacer un cineclub de cine en español en el Instituto Cervantes de Bucarest. Hable con mi amiga y Jefa de Estudios y le pareció una idea genial. Le propuse también llamarlo "Cineclub Sancho Panza", por eso de Cervantes y por eso del Quijote y por eso del morbo que siempre me ha dado ese personaje gordo o fuerte, sucio o de la tierra, ignorante o sencillo. A la directora del Instituto le pareció bien la idea de del cineclub pero no el nombre del mismo. Le parecía demasiado cómico para el Instituto Cervantes, para la Gran Institución. Pero vamos, que yo sepa Sancho Panza sale en el Quijote...
Señora, seamos más humildes, no olvidemos que El Quijote se escribió en la cárcel.
El caso es que allí estaba yo. Acabaron los cortos y me tocaba subir al pentium, perdón podium.
Cara de Fofur (ésto sólo lo entenderán algunos/as). Setenta Rumanos que hablan en Húngaro mirándome. Una traductora sentada a mi izquierda. Máquinas de fotos y de videos. Yo otra vez. Yo mil veces porque me sentía muchas veces.
Me acordé de repente que en los últimos tres años he sido profesor y decidí sacar las tablas de la ley. Todos estaban callados, nadie preguntaba sobre los cortos, así que decidí tomar las riendas del tanatorio. Al poco ya había risas e interactuación. Salió Almodóvar. Era de los que más le interesaba saber y lo poco que yo sabía (con anécdotas de culto incluidas) les pareció bastante.
Todo salio bien, porque normalmente las cosas salen bien siempre.
Acordaos de esos aprobados por los pelos en la Universidad.
Después vino la proyección de Juana la Loca. Por fin la vi.
Ahora viene la parte más lúdica del día: fiesta en una posada Húngara, comida y cervezas de un litro. Mucho inglés y rumano saliendo de las bocas de todos porque yo estaba en el centro del huracán. Gente increíble. Me vengo con decenas de mails y promesas de enviarles música en MP3 por correo cuando llegue a España. Me apuntaron cantantes Húngaros que he de buscar por doqueira que pueda. Ellos, cómo no, se llevaron una lección de Silvio porque es mi deber de profeta hacerlo.
Me acosté borracho. Me levanté borracho.
El taxi me invitó a adentrarnos más en Transilvania, y allí que marchamos el taxidriver, la traductora y yo.
Llegamos a Siguishoara. Una ciudad medieval. La ciudad más bonita de las que he visto en Rumanía. Las casas del siglo XV, la gente del siglo XXI, el hambre del XV también, los tomates huelen a tomate...
Después a la capital en taxi, multumesc frumos pentru tot para el taxista, y vorbim saptamâna vituare para la traductora.
Eso es todo amigos.
Lo no me pase a mi... me da rabia si es bueno.
La revedere prieteni mei.
He estado viendo el clip de "Los Increíbles", el próximo largometraje de Píxar con Disney. Tengo muchas ganas de ver la película, y confío en que se liberen en la Píxar del rollo moralista de Disney, porque en "Nemo" la historia chorreaba un gas lacrimógeno, así tipo Bambi, que sólo salva el doblaje de Anabel Alonso.
De entre los personajes los personajes que he podido ver en el tráiler, destaco uno: Edna Maude (si es que se escribe así). Es la mujer de la derecha en esta imagen:
Adorable, ¿no os parece? {Víctor: tenemos que verla juntas e incorporar a Edna a nuestro Santerío Particular.}
Y, por cierto, una preguntilla para el personal, en especial para la Chichi: ¿recuerdas este juego de dar dos películas y buscar la tercera que las vincule? Pues aquí va una difícil: ¿Qué película liga la serie "Friends" con "The Incredibles"?
{Si alguien no sabe de qué va el juego, que siga leyendo...}
Ayer leí en El País que su primera actuación en Europa será en España. Más concretamente en Málaga, en el Avant Music Festival. Leo que los primeros abonos, que salen a la venta hoy, cuestan la friolera de 125€. Argh, no sé si puedo permitirme ir. En la web del festival no dice nada de la posibilidad de ir sólo un día, opción que me atrae más puesto que la supongo menos costosa. Total, para mí hay sólo una actuación que interese de verdad.
Hablo del concierto del cantante por quien titulo este post: Morrissey {Moz, para algunos}, quien ha sacado nuevo álbum esta semana. Hoy me he echo con él, y francamente, no me he sentido defraudado. Supongo que su voz para mí es como de la familia, así que se lo consiento todo. Además, el hecho de sonar algo más maquinita que otros anteriores álbumes, también puja a su favor. {Víctor: el ambiente de "End", ese temazo de los Cure no hubiera sido posible sin un buen ingeniero de sonido. Comprende que esté totalmente a favor del uso de transistores y válvulas para la producción musical, por más que Silvio sea o parezca tan artesano}
El día que actúa es el día 1 de julio: mal día porque cae en jueves y ese día trabajo{más dificultades, por si ya eran pocas}, y sin embargo, sigo con la idea de ir a verle. Morrissey forma parte de mi vida desde hace muchos años, muchos más incluso que Björk. Con ella empecé cuando conocí a Regino, pero a Moz lo incorporé a mi vida allá por mis veinte años, cuando, aferrado a mi walkman, mi vida aún tenía banda sonora.
Desde hace un tiempo, apenas escucho música, tan sólo una mínima parte de cuanto estaba acostumbrado por aquel entonces. Escogía los temas dependiendo de la emoción que quisiera vivir en ese instante. Recuerdo haber visto un vídeoclip por tv que se me quedó impreso en no sé qué resquicio de mi cerebro; imagino que me atrapó por la atmósfera de desencanto y derrumbe que se señoreaba por toda la canción: "Every day is like sunday". Mis afectos, dirigidos a lo perdido, lo decadente, lo incómodo, me destinaron a caer en las ambigüedades de este inglés exasperante. Cuando compré mi primer cedé, que por supuesto incluía ese tema, lo escuché hasta casi el sucidio, con total regodeo en la pesadumbre. Luego ya fue rebuscar y seguir ahondando en su angustia y descaro para acabar en el total enganche.
Sé que el Teléfono de la Esperanza es católico porque en alguna ocasión, al pasar junto a su edificio, he oído tañer las guitarras en canciones que de crío había escuchado en la catequesis. La iglesia católica está en todas partes. Es la secta más sólida que conozco, con imbricaciones en todas las ramas de la sociedad civil. Que alguien la extinga, o por lo menos que la aísle.
Nada ha dicho la santa madre iglesia que nos parió {o eso quieren hacernos creer} sobre el divorcio de Leticia Ortiz Rocasolano {hasta el segundo apellido sé}. Quizá porque fue un matrimonio civil, pero más bien por eso mismo deberían haber dicho alguna de las sandeces a las que nos tenían acostumbrados los obispos. Pero la familia real es intocable, nadie se mete con ellos, ni los obispos. Todas las televisiones y periódicos celebran el acontecimiento de mañana como si fuera la navidad de El Corte Inglés. Ojalá hubiera algún diario republicano, aunque seguro que también nos contaría sobre la boda.
El único partido que se autodenomina republicano, Esquerra Republicana de Cataluña {¿o debería escribir "Catalunya"?} pide que se devuelva a su tierra "El Gran Masturbador" de Dalí. No les he leído ni oído nada sobre la boda monárquica y heterosexual. Al parecer sólo buscan ese Gran Masturbador, tenerlo cerca, en su Comunidad, en su provincia, en su pueblo, en su aldea, en su casa, en su entrepierna.
Qué regocijo de estar tocándose mientras señoronas y dignidades ven agitar sus tules por el aliento del pueblo.
Una semana más, la pregunta: ¿qué es esto?
Hala, a indagar.
Con paso silencioso, como de tanque, Mabel fue comiendo terreno en casa. Mi respuesta también fue el silencio. Y así, callados los dos, la humedad fue impregnando la pared hasta que el moho enrareció nuestras vidas y no vi más solución que pedirle que se fuera.
Ser uno mismo es difícil. Pretendes ser bueno, cuando todo lo que haces es anularte para dejar hacer al otro y evitas la tensión y el conflicto. Hay quienes se crecen con ese comportamiento: Mabel con el mío, por ejemplo. E Isa, con el de Víctor. No es completamente culpa de ellas. Si riegas, es normal que las hierbas crezcan. Las buenas y las malas.
Pero hay otra gente a quien le desagrada que te anules. No te prohíben ser, y saben que un favor se concede, no se debe ni exige. Personas que saben que la bondad no es una pose, ni el actuar a regañadientes. Que admiten que puedes tener una opinión o un carácter distintos del suyo, y que agradecen incluso el que los manifiestes porque pueden aprender con ellos. No quieren máscaras risueñas, ni el favor del público que soy. Prefieren un no sincero y respetuoso a un sí eufórico y falso.
Aunque me joda, ser bueno no consiste en complacer al otro, que es una forma de no quererse, sino que es más bien ser jodidamente yo, quienquiera que sea ése.
Lo intentaré.
Una lectura:
...Mientras uno me follaba, el otro me pellizcaba los pechos como para cerciorarse de que eran auténticos. A pesar de las circunstancias hice acopio de mi charm y le dije que haríamos todo lo que quisieran, que no se preocuparan. Pero mi buena educación les sacó todavía más de quicio. Como no soy morbosa y además no era la primera vez que me violaban, no pienso contar todo con pelos y señales.
En resumen, uno acababa de salir de la cárcel, y por si fuera poco me confundía con su madre. El otro era tímido además de homosexual, y me había visto en muchos clubs. Al primero le fascinaba mi modo de fumar, y por lo tanto se había enamorado de mi y me había idealizado...
El dios católico es muy aburrido. Omnipresente, omnisciente, todopoderoso... si hasta Son Goku tenía debilidades, y eso es lo que lo hacía divertido. Pero este dios católico... nada que ver.
Mejor se lo montaron los griegos y romanos con sus dioses: Túnicas de quita y pon, hijos ilegítimos, transformaciones varias, infidelidades, amores absolutos, incesto... Fueron ellos los que descubrieron Crónicas Marcianas. O, dicho de otra forma, este programa junto con otros tantos ha redescubierto que los dioses sólo tienen que gozar de dos características: (a)La ubicuidad {tenerlos por todas partes}, y (b) que sean más humanos que tú, tan humanos que dejen de serlo.
Pero el Olimpo es pequeño. Los codazos y empujones {jaleados además por el público voraz} son el núcleo del espectáculo. La pervivencia en el parnaso está complicada, hay que morder yugulares, arrancar testículos y sugerir homosexualidades {con la hipocresía que implica decirlo mientras se sostiene lo de 'y no es que tenga nada en contra de los gays'}, amen de otras lindezas que harían palidecer a la mismísima Ángela Channing.
Añádase ahora que conviven dos Olimpos: el de los esperpentos sobre los que arrojar tomates, o pastillas de caldo Maggi {te quiere ayudar, aunque no pueda}; el otro, el de los esperpentos a adorar, donde futbolistas rubios de estantería, cocineros innovadores, tenistas de aire cansado y cada vez menos modelos de pasarela {son pocas las que sobreviven al hambre}, agitan su glamour subvencionados por Pepsi o Telefónica. Mientras, los primeros esperpentos se lanzan, como insectos a la luz violeta que les hará efímeramente relucir el aura antes de morir y resucitar, contra la invisible por inexistente membrana que separa un altar de otro.
Porque no hay diferencia. Todo es fruto de la necesidad de fagocitar y escupir, hijos de la prisa y la voracidad del gentío, patrocinio del mercado que te vende la libertad de comprar al módico precio de la libertad de elegir. Y sin que notes la diferencia, oiga.
Dios es aburrido. Ellos lo saben.
Hay que ver cuándo un pequeño programa te hace un mundo. Y encima, si el programa es gratuito, pues que hasta te dan ganas de sacar las castañuelas y un violín y bailar un rondó.
Yo no sé si alguna vez os ha pasado que te pones a mirar los tipos de letra que tienes almacenados y te aburres de tantas que tienes, y ya ni te acuerdas de cuál querías usar. Pues bien, un programa como FontList, que te lo puedes bajar desde esta página te puede ayudar {como Maggi}. El programa, que no ocupa ni 70KB te crea una página web con todas las fuentes que tengas instaladas, para que puedas verlas, compararlas y luego tomarte un café.
Y ya puestos: vayan mis bendiciones por estos otros dos programas, también de gratis {y sin quebrar leyes}. El primero, un navegador distinto al Internet Explorer, y, para mi gusto, mejor. Puedes abrir distintas pestañas {sí, pestañas, como ventanas dentro de la ventana principal} para distintas páginas web, saltando de una a otra con un simple Ctrl+Tab. Además, el hecho de que se llamen pestañas ya es un plus, porque eso de "Abrir enlace en una pestaña nueva", o "Cerrar todas las pestañas" no me negaréis que tiene su coña. El programa es el Mozilla FireFox, y yo no le veo más que ventajas: gestor de contraseñas, bloqueo automático de pop-ups, acceso sencillo para el borrado de cookies, y un sinfín de extensiones para que te instales las que más te gusten. Podréis encontrarlo en la web de Mozilla Europe, donde también podréis encontrar ese segundo pedazo de programa que me encanta: el gestor de correo Mozilla Thunderbird, del que ya hablaré otro día. Ah, y las últimas versiones están en castellano.
Supongo que para un usuario lo fastidioso de coger un programa nuevo es aprender a usarlo. Cuando ya estas medio acostumbrado a usar un programa, meterte con otro es un follón y un castigo y no merece la pena así que no me descargo programa alguno y déjame en paz. Por mi parte, yo tanteo con los programas hasta que tengo uno que hace lo que yo quiero que haga, sin ocupar demasiado en el disco duro y que funcione sin darme problemas. No sabéis el fastidio que me da el tener dos programas casi casi iguales instalados sólo porque uno hace una pequeña cosa, o tiene una sola incompatibilidad que me obliga a tener el otro. O tener los dos porque uno de ellos tu sistema operativo lo tiene ahí anclado y no te deja eliminarlo {Windows Mierda Media, por ejemplo, incapaz de reproducir archivos Ogg, que es un formato libre, no como mp3, que la Thomson se está forrando con la patente}.
Eso de probar un nuevo programa se convierte en decisión de cada uno. Del tiempo libre que uno disponga, de las ganas que tenga de invertirlo en probar o aprender a usar software nuevo... pero sí que es cierto que a veces se pierde uno posibilidades por no intentarlo. El hábito es un gran esclavista.
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