No encuentro gusto en la ley de lo convencional, pero alego en mi defensa que yo no elegí, no decidí obsesionarme con él en esta forma infantil y decadente. Pero lo hice.
``Hoy me caí rodando escaleras abajo y al llegar al último peldaño aun seguia pensando en el calor húmedo de su aliento en mi nunca´´
He de decir que me considero una de esas personas premiadas por la naturaleza con un magnetismo nato que en extraña ocasión me deja pasar desapercibida.
Se que tengo cualidades que encantan a los hombres y se como sacar de ellas el máximo partido.
No es una cuestion física, pero poseo atributos que me permitirian tener un amante nuevo cada noche si fuera de esa condición.
Nunca he tenido problemas para encontrar el amor, pero si para hacerlo pasar, alojarlo, y que permanesca sentado hasta el final de la función.
A veces me pregunto si algún dia encontraré eso que llaman amor verdadero, una única persona definitiva en mi vida y discrepo.
Shakespeare dijo una vez que los viajes terminan con el encuentro de los enamorados. Y aunque me gusta viajar, me pareceria fascinante que asi fuera, pero a día de hoy espero que mis viajes no acaben nunca.
Creo que nunca seré mujer de un único amor permanente e indeleble, pero si me imagino viviendo varios romances intensos que hagan mella en mi ser. Romances que recordaré con fervor en mi vejez cuando me encuentre sola esperando la muerte con el pelo cano, las manos arrugadas y el sexo seco y agotado.
Imagino mis últimos días desde una perspectiva bizarra, dicen que las drogas son malas, por eso, dejaré todos los excesos para la vejez.
Me imagino fumando mi primer cigarrillo a los 81 años, siempre he detestado el humo del tabaco, pero me imagino saboreando cada calada, tiñiendo el techo de la habitación de amarillo y acurrucandome en el humo gris que de alguna manera me hará sentir reconfortada y menos sola. Acabaré mis días cosiendo cada recuerdo como un collage interminable, con la mirada siempre altiva y ese brillo que espero nunca perder.
Tomaré todas las pastillas que nunca tomé, toda la medicina que nunca quise consumir, para la tensión, para dormir, para el dolor y para un millar de cosas mas y al final del día comeré chocolate en cantidades masivas y beberé tequila solo, todo el tequila del que ahora me privo, porque para aquel entonces, ya hará tiempo que la edad renunciara por mi del sexo.
No soy una mujer común, a veces me siento el único espécimen de mi propia raza, y esta rareza natural que me aflora me hace transitar un camino errante.
Soy un saco de palabras profundas que a veces se clavan como cristales rotos, palabras que son armas de doble filo, que a veces acercan y otras apartan. Voy tomando prestado de aqui y de allí y nunca permanesco mucho rato en las verdades estáticas, pero defiendo el ideal hasta la muerte.
He de confesarme culpable de tener una mente abstracta, siempre sentí enemistad del conocimiento empírico. Pero es mi rareza y mi forma peculiar de pensamiento lo que me aparta del mundo, y son estas cuarto paredes púrpuras las que me atrapan.
Ventiún años, pelo oscuro; encrespado e indomable, ojos grandes; mirada penetrante , labios rojos, caderas pronunciadas y piernas largas, todo esto sumado a varios lunares colocados estratégicamente en zonas de mi cuerpo bastante sugerentes.
Me encuentro en un momento en mi escasa, perfecta y deseada edad, donde me siento sumamente extraña interiormente.
Esa fantástica, aunque no primera experiencia, esa fatal atracción, me ha dejado revuelta, con ansias de no se que, con un extraño sentimiento lucrado por una necesidad primaria que crece con su ausencia.
``Me abrí de piernas y penetró profundo en mi ser, corrompió mi alma y me quemó con su veneno tirandome del pelo mientras yo masticaba su piel...´´
Y esta es la razón oscura de mis divagaciones obsesivas porque cómo olvidar ese tatuaje de su ombligo o el vaivén de todo su cuerpo cuando sentia su peso sobre mi...
`` Y tú no me pensarás ni como imagen fugaz en un millar de días, pero yo te pienso todo el rato aun sin querer´´
Tabatha.
