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Tres adquisiciones recientes

Últimamente me invade una especie de "sentimiento de culpabilidad", por llamarlo de alguna manera, con respecto al tema de las redes P2P y el bajarse los discos de manera "alegal", como a mí me gusta decir. Me suele pasar, es algo cíclico, me puedo tirar meses y meses sin bajarme ni un sólo disco, acudiendo a la tienda religiosamente, y soltando mis 15 €uros (ó 18, ó 20, ó...), como también me puede pasar a la inversa, no invirtiendo un sólo duro en música. Es una manera de sincerarse como otra cualquiera, no vayáis a crucificarme ahora.

Pues bien, ahora estoy en una de esas épocas en las que apenas me bajo música de Internet, y prácticamente el 100% de la música que me agencio, es por los cauces clásicos (tienda-dinero-CD). No creo que tenga que ver con una situación económica más o menos boyante, sino más bien con el hecho de que en las últimas semanas, se han producido algunos lanzamientos musicales que yo esperaba con ilusión, y por los que no me importa pagar el dinero que haga falta.

Para empezar por orden cronológico de compra, me hice no hace demasiado tiempo con "Superwolf", el disco a dúo entre Matt Sweeney y Bonnie "Prince" Billy (aka Will Oldham).

Tras "Master and everyone", y obviando el "Sings Greatest Palace music" del pasado año, yo pensaba que Will no podía parir un disco más crudo y quejumbroso, pero parece que estaba equivocado. A pesar de sonar mucho más eléctrico -en ocasiones hasta "sucio"- que anteriores trabajos, gracias a la guitarra de Sweeney, el disco tiene un marcado carácter intimista, como ya es habitual en la obra del ex-Palace Brother, y cuesta bastante dejarse llevar por él. Parece como si tanto intimismo, tanta voz lastimera, hicieran más difícil el acercarnos a la música y a las letras. A mí, personalmente, no me ha gustado mucho, ninguna canción tiene la entidad suficiente como para quedarte con ella, y me quedo con el regusto de un disco bastante flojito, y que necesitará poco tiempo para irse a las últimas baldas de la estantería. Eso sí, cabe destacar que Oldham y Sweeney se complementan tan bien, que parece que lleven toda la vida tocando juntos.

Otra de mis recientes adquisiciones, fue el, para mí esperadísimo, nuevo disco de Low, "The great destroyer".

La primera idea que te viene a la mente cuando metes por primera vez el CD en el reproductor, es que estos no son Low. Nada que ver con anteriores trabajos de los de Minnesota, "The great destroyer" parece querer huir de aquella música ensoñadora de antaño, y dar un giro hacia un concepto más asequible y accesible de lo que es una canción. Y a mí el cambio me ha gustado. Pueden que en este "The great destroyer" suenen más facilones, menos espirituales, más, en resumen, comerciales, pero si ése es el precio que hay que pagar por temas como "California", "Just stand back", o "Monkey", bienvenido sea. Lejos de seguir practicando su slowcore, éste es, en palabras del propio Alan Sparhawk, "lo más cercano al rock que han hecho en siete discos".

Para completar la terna de comentados, uno nacional, el nuevo álbum del "trovador maldito", Nacho Vegas "Desaparezca aquí".

Después, sobre todo, del celebradísimo "Cajas de música difíciles de parar", y los aperitivos de "Canciones desde Palacio" y "El hombre que casi conoció a Michi Panero" (a la postre, primer single del nuevo álbum), el listón estaba muy alto de cara a este tercer LP. Si su segundo disco en solitario fue el de la confirmación, éste podría decirse que es el de la reafirmación. Hay canciones que aún me está costando cogerlas el punto, quizás un poco más ásperas, pero la ya citada "El hombre que casi conocó a Michi Panero" (imprescindible el vídeo, el tío es un figura), "Nuevos planes, idénticas estrategias" o "Cerca del cielo (canción de Juanito Oiarzábal)" (qué manera de cantarle a la muerte), se han convertido ya en auténticos himnos, a la altura de "Seronda", "El ángel Simón" o "El salitre". Un discazo.