Polémica abierta: ¿hay que proteger a las realizaciones argentinas?
El cine local se defiende
El Incaa planea acciones para contrarrestar a los "tanques" de EE.UU.
Textual de: http://www.lanacion.com/ > ESPECTACULOS > Cine
En los despachos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales
ya está listo el borrador de la reglamentación de la "cuota de
pantalla" para el cine argentino. Su elaboración comenzó a mediados
de 2003, pero algunas denuncias de los últimos meses acerca de
películas nacionales retiradas abruptamente de las salas, o liberando
funciones a los "tanques" norteamericanos, reavivaron el fuego.
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Es inminente que Jorge Coscia, presidente del Incaa, ponga su firma a
una normativa sobre el tema, cuyo borrador está siendo corregido por
el departamento jurídico del organismo. De esa forma, la
administración del Incaa piensa terminar con las expresiones
de "voluntarismo" en los acuerdos entre productores y exhibidores, y
así garantizar una "media de continuidad" de las películas argentinas
que tengan una aceptable respuesta por parte del público, más allá de
cualquier imposición del cine norteamericano. La reunión, el viernes
último, de Coscia con la Asamblea Federal (el organismo que comparte
el gobierno y la administración del Incaa con su presidente y un
consejo asesor) en Santa Rosa (La Pampa), fue con el sólo objeto de
respaldar esta decisión. Los representantes de Cultura de 23
provincias y la Ciudad de Buenos Aires, lo hicieron por unanimidad.
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En el Incaa dicen que "no se tiene la intención de perjudicar mucho a
nadie", no obstante existe plena conciencia de que la medida generará
reacciones. Allí mismo aseguran "no tendrá la dureza de las
impulsadas por el subsecretario de informaciones y prensa Raúl
Alejandro Apold", durante el segundo mandato de Juan Domingo Perón a
principios de la década del 50, "ni la nada, como viene ocurriendo
desde el paso de Julio Maharbiz por la conducción del Incaa", durante
el menemismo.
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De qué se trata
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La actual ley de cine contempla la cuota de pantalla y establece que
se ajustará a la reglamentación que dicte el Incaa.
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Desde el momento de la aprobación del nuevo reglamento, según
versiones, las películas argentinas deberán permanecer al menos dos
semanas en todas sus funciones y, de cumplir con una "media de
pantalla" (que sería un porcentaje de ocupación de sala y no la suma
de todos los espectadores, como hasta ahora) seguir en cartel;
limitación en la cantidad de copias para las películas extranjeras,
ya que actualmente los "tanques" llegan a tener 150 (para un país en
el que funcionan alrededor de 1000 salas), y "cuota de pantalla", es
decir una predeterminada cantidad de semanas por sala dedicadas a
películas nacionales.
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El instituto otorga premios, adelantos, créditos y subsidios al cine
argentino a partir de un fondo varias veces millonario. El fondo es
la suma del 10% de lo recaudado en salas, alquiler de videos y pase
de cine por TV. Además, el Incaa cuenta con un presupuesto de la
Secretaría de Cultura de la Nación, que este año asciende a 53
millones de pesos.
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Las cifras del cine nacional, en los primeros meses de este 2004, no
fueron demasiado alentadoras. Con excepción de "El abrazo
partido", "Roma" y ahora "Luna de Avellaneda", las películas
estrenadas no sumaron, en promedio, 10 mil espectadores cada una.
Fueron precisamente esas tres exitosas, y "Los guantes mágicos", las
que pusieron el grito en el cielo.
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En lo que va de 2004, la mayoría de las películas presentadas en
soporte fílmico se estrenaron en los cines de todas las cadenas,
condicionadas por las limitaciones publicitarias. Ante la llegada
de "Harry Potter y el prisionero de Azcaban", "Luna de Avellaneda"
fue desplazada de algunas funciones sin explicación, no porque
funcionara mal sino porque llegaba la magia de la supertaquilla. Es
obvio que el cine argentino corre con desventaja.
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En Hollywood se tiene plena conciencia de que una docena de éxitos de
taquilla pueden dejar en estado de shock a cualquier cine local, por
más premiado en festivales que fuera. La apuesta por las sagas
multimillonarias habla a las claras de una manera nueva de
interpretar el cine como una exacta combinación de arte con
industria, más allá de que la industria siempre triunfe, incluso
sobre el arte.
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Adiós industria, adiós
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El proteccionismo oficial al cine en la Argentina, instaurado a fines
de la década del 40, fue uno de los factores -pero no el único- que
incidieron en la liquidación de la capacidad productora industrial y
en la transformación del Estado en "socio capitalista" de la
producción cinematográfica local.
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La cuota de pantalla establecida en 1949 por Apold fue de
las "duras". Consistía en un estreno argentino mensual en salas de
primera línea (con una semana de cartel como mínimo) y 26 semanas
anuales de películas argentinas en el resto. La restricción que
impuso en la importación de películas (sumado al boicot de las
productoras norteamericanas que prefirieron retacear algunos de sus
títulos taquilleros) redujo en un 30% la cantidad de público, lo que
significó una baja en la recaudación para el fondo de fomento de
entonces. En aquellos tiempos, el proteccionismo mezclado con el
clientelismo político y el boicot norteamericano generaron un efecto
contrario que fue capitalizado por México, con la ayuda de Hollywood.
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En las declaraciones del titular del Incaa, y en las expresiones del
presidente Néstor Kirchner ("Es una eterna lucha entre David y
Goliat", dijo en la apertura del último Festival de Cine de Mar del
Plata refiriéndose a esta cuestión), subyace la tentación de
intervenir con reglas las negociaciones entre distribuidores y
exhibidores, convencidos de que imponiendo límites y obligaciones en
los contratos hasta ahora no escritos entre las partes se facilitará
la llegada del público a obras que cuenten sus historias en su mismo
idioma. No obstante, sigue sin aparecer el análisis acerca de otras
razones, de fondo, acerca de por qué el público argentino se resiste
a consumir películas de su propia cosecha, con el mismo interés que
demuestra por el cine norteamericano, incluso el de mala calidad. En
el extranjero, en especial en algunos países europeos con mejores
estándares de consumo cultural, hay un significativo entusiasmo con
cada estreno argentino y premios en cantidad, realidades que pueden
interpretarse como nuevos temas de reflexión, para una discusión que
recién comienza y promete ser larga.
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Claudio D. Minghetti
Escrito por aleseba a las 16 de Junio 2004 a las 03:27 PM