¿Cuando aprenderemos a saber reconocer que es lo que hacemos o dejamos de hacer nos hace bien, mal o nos deja indiferentes? ¿Es acaso una tarea tan sumamente difícil darse cuenta de cuales de nuestras acciones llevan un fin determinado que sea minimamente decente o productivo para nosotros mismos o nuestro prójimo?
Cada paso que damos suele ser para atrás. Y cada preocupación nueva que nos atañe nos hunde en un borreguismo inocente que hace que perdamos el tiempo en cuestiones totalmente superficiales y absurdas, y lo qué es más grave aún, suele alejarnos de nosotros mismos, empresa que poquísimas personas que conozco "realmente" lleve a cabo. Y digo "realmente" porque conocerse a sí mismo no significa tener tal o cual gusto musical, estético o de cualquier índole que podamos llevar a "flor de piel". Hablo de cuestiones muy diferentes. Partes de nuestra persona que están escondidas mucho más allá de nuestra imagen "visible" y que resultan más laboriosas de trabajar y desarrollar que aquello que hoy en día define a un individuo.
Todo el mundo se contenta con ponerse su disfraz, el cual cada uno cree que es más o menos original, y de los cuales, si tenenemos un mínimo de capacidad observadora, podremos llegar a la conclusión de que son cosidos en cadenas de montaje y servidos en bandeja al populacho el cual lo adapta a sí mismo con la firme idea de que con su nuevo disfraz, será capaz de triunfar en los aspectos de la vida que él más desea. Algunos disfraces paracen ser a simple vista más complejos que otros, pero realmente, ninguno "viste".
Todos son además guardados en sus respectivos "guardarropas". Llámese a éstos gustos, aficiones, hobbys...los cuales determinan de una manera sustancial la forma "intrínseca"(o más bien extrínseca) del sujeto. Debajo de éstos disfraces no encontramos más que miedo, cobardía y un sinfin de vacíos que que hacen que la ignorancia sea el tapiz de éstas habitaciones desocupadas del interior. Y todo propiciado por la bendita ignorancia, esa que proporciona felicidad ya que permite permanecer alejado de esos problemas afanosos y de dificil comprensión y solución y de los que se huye automáticamente.
Y lo peor es que hay gente que se considera tremendamente especial y diferente por adornarse con tal tipo de parafernalia que ellos creen sumamente profunda e interesante, cuando en realidad intentan vivir vidas que ya se han vivido, las cuales además son poco lúcidas, extremadamente triviales y poquísimamente originales. Es la copia de la copia mala. Absurdo.
Todo se reduce finalmente a una corriente de modas y a un falseamiento de la personalidad y la madurez, que quiere representar a éstos complejos términos con un puñado de ideas prefabricadas que alguien por ahí nos vende constantemente y que consumimos como si fueran cosecha propia.
Y lo peor es que nadie se da cuenta.