Esta es la primera vez que Teresa no se encuentra bien, está pasando su primer catarro, al igual que nosotros, sus padres, lo pasamos antes.
La pobrecita, lleva un par de días comiendo fatal, y le cuesta sonreir tal y como nos tenía acostumbrados.
El lenguaje propio que maneja desde hace unos días se ha tornado en silencio y sus ojos habitualmente llenos de vida hoy se tornan melancólicos, como intentando asumir ese nuevo estado.
Yo, me siento un poco enfermo con ella, comparto su malestar e intento mitigarlo a base de muchos besos, abrazos y mimitos.