Is it cos i'm cool

(o Crónica de unas vacaciones a base de remaches)

Pues resulta que aún y quedándome sin planes me he apañado unas bonitas y entrañables vacaciones...

La cosa empezó más o menos allá por el 4 de agosto (hace taaaaaaanto tiempo), tras enterarme de que al final plegaba del curro una semana antes. A su vez, mis padres desaparecían del mapa y se iban de vacaciones 11 merecidos días (para mí). Y claro, que mejor manera que celebrar dicho acontecimiento parecido al cometa Halley, que sólo ocurre cada 76 años, sino que celebrando una fiesta Sweet Valley en la Mansión Flanders. Total, que nos reunimos 21 personajes, entre ellos don Caribe Mix, para celebrar el fin del mundo. Y qué mejor manera de resumir los hechos que con el mensaje que recibí de mi gran amigo gusiluz: "Embarazos no deseados, presuntos desaparecidos, ataques epilépticos, lesbianismo, policías en la puerta.. todas tus fiestas son así?" Claro, que a primera vista, esto puede parecer la mítica fiesta de graduación de unos niños pijos de Beverly Hills que se desmelenan cuando van borrachos. Pero no, toda esta serie de morbosidades tienen su explicación y todo se debe a una unión de factores bastante penosa. Total, que por mi parte, fue genial, hasta el episodio de los policías. Al fin y al cabo, la gente no se piró hasta el domingo a las nueve de la noche, y es que no hay nada mejor que las lapas.

A partir de ahí, me trasladé a Manresa, porque lo de llevar una casa grande una sola da un poco de hastío, y mejor dejarla recogidita y no preocuparse por ella. Allí he llevado una vida autista, a base de piscina, cartas [continental], Tabú, Gestos y Whiskypeach, eso sí acompañada de gente conocida y de gente que no me había prestado a conocer, con lo que ahora mismo, de tanta sociabilidad, el cuerpo no me responde y necesito una somana hostias y unas buenas dosis de marginación con mi PC.

Luego, de camping, más bien de okupas en Pals, un camping la mar de chulo situado cerca de Begur y Torroella de Montgrí, en la alta Costa Brava, porque si hay algo que no soporto es la arena-polvillo de la Costa Daurada.. mi cuerpo pide piedras! En dos parcelas estábamos 10 personas la mar de anchos, aunque claro o salías de la tienda a las 10 de la mañana o te desintegrabas. Días de snorkel, fideuà, helados de nata, paella y mejillones a la marinera. Qué bueno todo, qué pocas de subirse en la báscula.

Y como no, preguntándole al camarero cachondo de turno, nos recomendó salir por este apestoso lugar. Claro que fui víctima de un extraño suceso con el que creí que toda la velada sería magnífica, ya que nada más entrar se escuchaba Goldfrapp, pero claro, con la rapidez de un lince, el cabrón se cambió a un remix tecnoporno de Bisbal. Maldito, hijo de puta. Es más, la entrada costaba la friolera de 14 euros con una consumición. Y si, pobrecito mío, bebes combinados con Red Bull, apoquina 2 auros más. Pero yo me dediqué a consumir del patrocinador de la fiesta, el Sr. Passoã, que pobre de esas camareras peliteñidas, me pasé toda la noche pidiéndole Pessoa con naranja, aunque supongo que su mente no daría para tanto. Total, noche cara con cabreo incluído, pero claro, una no puede aguantar tanta sociabilidad y buen rollo.

Pero mis vacaciones no han terminado, claro, soy una estudiante garrapata, lo que diferencia de antes, es que estoy en mi casa sagrada, con lo cual me puedo dedicar más a mí misma y a mi chucho MacGyver. Al menos, siempre me quedará mi shisha con picadura de manzana o lo que se preste para recordar el veranito, traída por mis hermanos y mis cuñadas salvajes.

Dishbi, dishbi!!