un segurata en apuros

En tiempos estuve yendo dos días a la semana a un gimnasio, era de los primeros que pusieron en el pueblo con maquinas de musculación artesanales y un monitor con tanto músculo como poco cerebro, la verdad es que no me fue mal, yo solo buscaba estar un poco mas ágil sin grandes exhibiciones de músculo, pero como tantas otras cosas lo tuve que dejar al comenzar en este trabajo.
Hace unos días me invitaron a visitar un moderno gimnasio de los mas impresionantes de Sevilla, seis plantas, garaje, piscina climatizada, saunas, baños turcos, pistas de tenis padel y fulvito, recepcionistas sacadas de una revista, relaciones publicas de impresión, chico para ellas chica para ellos, monitores con músculos y parece que con algo de cerebro, en fin el paraíso para los cuerpos danone, pero tuve la sensación que tienen que tener las gallinas en esos gallineros modernos donde las obligan a poner huevos sin parar, la gente llegaba con los ojos desencajados y con prisas como los yonquis buscando su dosis de droga, los pasillos eran como el metro en horas punta, gente sudorosa pasando de una sala a otra, con los auriculares atodo bolumen como perdida en un laberinto, los que tienen un cuerpo fuera de los actuales cánones mirando con envidia a los que si están a la moda, sufrimiento en mas de una cara, mas de un cuerpo al limite.

No, no me gusto, en mis maquinas caseras y con mi monitor descerebrado la gene se lo pasaba bien eran otros tiempos y otras formas de pensar, incluso en esto, además para pasar con la modernísima tarjeta por el modernísimo torno de la entrada tienen que darte un cursillo aparte porque es intransitable........