un segurata en apuros

Todavía con los años de profesión y en la cantidad de sitios que e prestado servicios, alucino del morro que le echan algunos empresarios, a la hora de contratar un servicio de seguridad y asignarle tareas que no son de la competencia del vigilante.

Como siempre llegue a un servicio donde un compañero falta por enfermedad, y me encuentro con que el vigilante lo menos que hace es vigilar.

Se presta servicio en una garita que no es tal, es la caseta de la romana de la bascula, con ventanas solo en dos de las paredes, donde en un viejo escritorio y una mas vieja silla, se realizan tareas de pesado de camiones, control de acceso de visitas, vigilancia por cámaras del recinto, control de entrada de trabajadores, de contratas, y un largo etc...

Se llevan cuatro libros donde se anotan las matriculas pesos y mercancías de las exportaciones en uno.
Las matriculas, Dni de los camioneros, pesos y mercancías de los camiones nacionales, en otro.
Nombres, Dni, matriculas, y personas a visitar en otro.
Y aparte se hace un parte de servicios.

Se atiende el teléfono durante tres periodos desayuno, almuerzo, y tras el cierre, con un ochenta por ciento de llamadas en otros idiomas, hoy e atendido, alemanes, ingleses, italianos, y mexicanos (y aunque parezca mentira fue al que mas me costo entender).

Y con instrucciones como; el papel amarillo, en la carpeta grande, las cartas de portes en la carpeta pequeña, los albaranes en el cajón, el papel rosa en la carpeta azul, el papel blanco grapado con el ticket de pesaje, en la carpeta verde.

Y al fin me llaman la atención porque no vi por la cámara que el perro se a escapado de la perrera y llevaba cinco minutos andando por la explanada de los camines. Dieciséis cámaras que se ven en dos monitores (viejos por supuesto), saltando en una secuencia de dos segundos de una a otra, con una cola de no menos de tres camioneros durante doce horas de servicios sin parar.

Vamos pidiendo milagritos a san vigilante.