un segurata en apuros

El trabajar en el turno de noche tiene sus compensaciones, aparte de que tenemos un plus en el sueldo.

Cuando llega esta época en la que las noches comienzan a ser espléndidas, da gusto dar las rondas.

La noche estaba clara, las estrellas relucían como, no las e visto en mucho tiempo, las fragancias de las flores del campo, son como estallidos de color, y dar una ronda es como pasear por un jardín, teniendo cuidado de los golfos, solo me faltaba una buena compañía, porque la noche estaba preparada para enamorar.

Estaba en uno de esos cortijos antiguos, pero muy cuidados, de los pocos que se pueden encontrar todavía entre los olivares del aljarafe Sevillano.

Nadie diría que en estos sitios existen los vergeles que existen y que sus dueños tienen la suerte de disfrutar, y muy pocas personas han tenido el privilegio de contemplar.

Son verdaderos jardines silvestres donde los sentidos se embriagan en esta época.
La vista con la belleza de sus paisajes y colores.
El olfato con las fragancias de sus flores, la mayoría en estos casos silvestres pertenecientes al bosque mediterráneo, romero, tomillo, jara, retama.....
El tacto pues es imposible no tocarlas.
El gusto con sus frutos que en cualquier época puedes encontrar, de una u otra clase.

Y todo esto en un carril perdido en medio de un olivar donde nadie supondría que existen mas que eso, olivos.

Los vigilantes tenemos la suerte de ver sitios y cosas a las que muy poca gente tiene acceso.
A veces compensa las penurias y los agravios.

CEDRIK.