Strangers in the night exchanging glances
wondering in the night
what were the chances we'd be sharing love
before the night was through.
Something in your eyes was so inviting,
something in you smile was so exciting,
something in my heart,
told me I must have you.
Strangers in the night,
two lonely people
we were strangers in the night
up to the moment
when we said our first hello.
little did we know
love was just a glance away,
a warm embracing dance away and...
... ever since that night we've been together.
Lovers at first sight, in love forever.
it turned out so right,
for strangers in the night.
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Extraños en la noche intercambiando miradas,
preguntándonos en la noche
cuáles eran las posibilidades de que estuviéramos
compartiendo el amor antes que la noche se acabara.
Algo en tus ojos era tan atrayente,
algo en tu sonrisa era tan excitante,
algo en mi corazón
me dijo que debía tenerte.
Extraños en la noche,
dos personas solas
éramos extraños en la noche,
desde ese momento,
cuando dijimos nuestro primer hola,
no sabíamos que
el amor estaba a una mirada de distancia
y a un baile apretado y cálido de distancia.
Y desde la noche que hemos estado juntos
enamorados a primera vista, enamorados pos siempre,
resulto tan bien
para unos extraños de la noche.
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé;
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valores y dublés,
pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue; vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
Todo es igual; nada es mejor;
lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón;
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.
Qué falta de respeto,
que atropello a la razón;
cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón.
Mezclaos con Stravinsky,
van Don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril;
el que no llora, no mama,
y el que no afana es un gil.
Dale nomás, dale que va,
que allá en el horno nos vamo a encontrar.
No pienses más, echate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao.
Que es lo mismo el que labura
noche y día como un buey
que el que vive de los otros,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley.
(1935)
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
"Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno."
Desarrolla tus defectos, que son acaso lo más interesante de tu persona.
Suena el teléfono. Manolo. Me comunica
que le han dejado un ojo como un plato.
En una fiesta —cosas que ocurren, me dice,
cuando uno se divierte. Algo
que, como ya se sabe, no gusta demasiado
a la mayoría de la gente.
Que si salgo, me pregunta.
Estoy trabajando. Escribo este poema,
fumo, escucho a la vecina, que otra vez
se ha puesto en pie de guerra con el crío,
la merienda, los tebeos, la leche. Pienso
que no me importaría nada ser el personaje
de ese libro que hay sobre la mesa.
Podría al menos
conocer New York, coger el metro, disparar
la Browning, romper todos los dedos de las manos
a aquellos que más odio.
Le digo que no puedo. Me atenazan
el alquiler, las moscas, el verano,
la ciudad, la gente, los semáforos.
Pero que si quiere puede pasarse por mi casa.
Bajaré a por unas latas, hay tabaco.
Charlaremos.
"Si fuese objeto sería objetivo, como soy sujeto, soy subjetivo"
Algunas veces solo una palabra tuya
me convoca la sangre al borde de los labios,
algunas veces sueltas por mi cuerpo
los caballos salvajes del deseo
y galopan, galopan y galopan
sobre mi soledad.
Algunas veces
tengo todo tu amor entre los brazos
y soy feliz contigo,
algunas tades
soy a tu lado casi como entonces
y con tu nombre llamo a la alegría.