Bueno, ¿por qué no?, era un Barça-Madrid y la excusa perfecta para pedir unas pizzas y pasar el rato juntas.
G. venía de mirar cunas, sillitas y walkies para la bebita. Es por el efecto nido. Supongo que es lo más normal del mundo querer tenerlo todo listo para la bebé, pero es gracioso que lo llamen efecto nido, como una pájara carpintera, o una petirroja, así anda mi niña, y claro los besos y los mimitos se los lleva antes la Sol que ella, pero creo que no le importa, eso de tener tantas tías postizas primerizas es lo que tiene.
Luego fútbol. A algunas les gusta más que a otras, pero para nosotras es casi inevitable vivir con intensidad un partido, si el espectáculo lo vale lo disfrutamos, y si no, nos ponemos a revivir nuestras épocas de vestuario, de goles, de entrenos, de canciones...
Yo no soy capaz de ir a un gimnasio, pero estoy muy orgullosa de saber lo que significa un deporte de equipo. Juegas, le pones corazón, te compenetras, te ayudas, te defiendes, te cubres, no se puede explicar, solo se puede vivir y desde luego no tiene absolutamente nada que ver con el dinero, ni con las estrellas. Nos ponemos a hablar y al final es tan tarde que G. y la speety se quedan a dormir, seguimos un rato más, como en una fiesta de pijamas y cuando ya es hora de cerrar los ojos, lo hago feliz, porque pase lo que pase, lo vivido ya es nuestro para siempre.
Hay personas que con sólo escuchar su nombre consiguen meterme de cabeza en un sentimiento contradictorio de amor/odio. Relativo, claro, primero porque todo lo es, y segundo, porque odiar, no odio a nadie, bueno, tal vez a Aznar y otros de su calaña sí, pero ese no es un odio personal, es algo mucho más universal. Lo que quiero decir, es que no siento, o no me permito sentir con intensidad los rencores que pudren y pervierten el alma. Sin embargo, sí me ofusco, sí me cabreo y sí me irrito. Pero a la vez, consigue compungirme, entristecerme y debilitarme.
Me pasa con un par de personas y sé que voy a llevarlo conmigo el resto de mi vida. Se aleja por un tiempo y seguro, volverá otro día. Será inesperado pero regresará para revolverme las entrañas, unos minutos, sólo los justos y después desaparecerá tal como llego. Hasta que algo, una canción un juego o un nombre despierten de nuevo la contradicción.
Es así y no puede ser de otro modo, porque ambos sentimientos se dan a partes iguales, cada cual con sus razones, de manera que nada, (excepto el momento justo en que estoy pasando por uno y no por el otro) desequilibra la balanza. No puedes obviar lo bueno, pero tampoco lo malo y por ello no resuelves nunca lo que sientes de verdad, porque lo que sientes de verdad son ambas cosas. Sin una respuesta menos ambigua no puede haber reacción, no puedes actuar, sólo dejarte llevar por ese pequeño recorrido que ya conoces, cuando te toca pasar por el. Luego, olvidar y seguir con tu vida.
Nos lo pasamos bien, a pesar de los 20 minutos que nos tiramos fuera esperando, para que al final resultase que nuestras entradas eran de prensa (con regalo incluido) y podríamos haber pillado un mejor sitio. Se hizo corto y me dejó con ganas de concierto, eso es lo que tienen las guitarras, que con tanta electrónica las echas terriblemente de menos. Aquí dejo algunas fotos.
biez.
Anda mira tu que bien, el otro día por la tele (creo que en pecado original) vimos un mini reportaje sobre air guitar, y de repente, sale el Cucufate!, el tío ahí, guapísimo, presentando con sus nuevas gafas (ya no lleva las de pasta blanca) y mira, nos moló al Gozer y a mi verlo después de tantísimo tiempo. Total que pululando por la red, en una página que suelo visitar, encuentro un concurso donde sorteaban un par de entradas para el concurso de air guitar en bcn. Y ... son mías! Mola!
Ya sé que es miércoles pero que carajo! Desde que puse aquí la frasecita de que prefiero quedarme en el sofá que ir a un concierto, que tengo ganas de todo lo contrario XDDDDD cosas de la vida, menos mal que mis amigas no me toman muy en serio y me lían igual diga lo que diga.
... Ando yo pensando que igual a H. Esto del air guitar le podría ir bien para quitarse el mono. El pobre cada vez que toca la guitarra se lesiona :( ya sabes, si quieres te vienes tunait ;P
uuuuii, que tarde! ala! nasnoches
(…) Cabe empezar insistiendo en que la integridad –como explica Carter– exige distinguir entre lo que uno, meditadamente, considera justo/correcto y lo que considera incorrecto/inicuo, y elegir luego lo primero, aunque suponga algún coste personal; que exige además mantenerse en esa elección, aun en condiciones adversas y ante posibles presiones o tentaciones. Claro, se nos ocurren cosas como, por ejemplo, que un dictador puede ser perfectamente íntegro, y un presidente de gobierno democrático puede ser corrupto; y que podemos ver el integrismo como un exceso condenable de integridad. Subrayemos ya la importancia de distinguir bien entre lo bueno y lo malo, y, en caso de duda, entre el bien común y el particular. Pero habría que recordar igualmente que, por corrupción, cabe entender desde la claramente codiciosa hasta la meramente negligente. (…)
DE LA INTEGRIDAD Y LA ACTIVACIÓN EMOCIONAL
José Enebral Fernández
El artículo de José Enebral, sigue, centrándose básicamente en la corrupción dentro de las empresas, pero ese no es tema que quiero plantear, (aunque si a alguien le interesa ya sabe, a un solo click). Me quedo pues, con la definición, porque de otro modo acabo siempre entrecomillando “buena” o “mala” y sabemos de sobras que nada lo es sin matices.
Reflexionando de lo global a lo particular para actuar de lo particular a lo global: ¿Puede una masa íntegra o buena cambiar las cosas a gran escala?(*)
Estamos asistiendo a un panorama global lastimoso, dónde uno tiene que optar a menudo entre el pasotismo del desencanto y la impotencia o el pataleo poco efectivo.
Ser buena persona, o una persona íntegra en la vida cotidiana, a menudo da miedo. No por falta de valor, es decir, uno puede tomar decisiones consecuentes con sus valores y con ello dormir más tranquilo, -una opción en cierto modo tan egoísta como ser corrupto, porque “me siento mejor siendo íntegro” no suena precisamente altruista, aunque es cierto que al menos no jodes al personal y eso es mucho, mucho-. Pero a lo que quiero llegar, es que, pocas ocasiones importantes, relevantes, me he encontrado yo por el camino para hacer un bien particular que aporte realmente algo positivo a lo global. No sólo eso, si no más bien he llegado muchas veces al punto de sentirme una ovejita dócil y de ahí el miedo. Acomodados en el mal llamado estado del bienestar, pequeños burgueses que vamos a lo nuestro, eso sí sin joder a nadie, pero sin llegar tampoco a nada. Un amigo me decía: "en el mundo hay ovejas, tiburones y delfines" (creo que así era). Me tranquilizó un poco una tercera opción: el delfín, que anda esquivando pero avanza, no devora como el ambicioso, ni es carne de cañón como el dócil. Pero tampoco se si cambia las cosas, porque este, no puede dejarse ver mucho, y al final el egoísmo personal (más sano, eso sí, porque otra vez, no te llevas a nadie por delante) es el que se impone, pero del bien común nada.
Esta reflexión, partía en un principio, totalmente de lo particular para quedarse en lo particular. Pensaba yo que las buenas personas tienen muchas veces que dedicarse a “sus cosas” ir haciendo como buenamente pueden y disfrutar de la vida y sus pequeñas/grandes cosas. Pero Hay momentos en que te asqueas de ver a las no tan.... íntegras dando por saco, y en muchas ocasiones te despiertas con regusto a persona manipulada algo que no mola nada. De esto, que me venia incordiando, pasé a leer 4 post de Sota, geniales, en Cartas a la República de Barataria, sobre los Neofeuds (neocons, o neoconservadores, no se pierdan la reflexión), en fin, que es un análisis muy completito, algo (bastante) apocalíptico pero en cualquier caso muy interesante. Es en ese momento cuando pienso: ¡Sólo me falta esto! Ahora encima tendré que preocuparme por la revolución!. Pero claro, si el debate interno pasa por ser una persona íntegra, no puedes obviar los grandes problemas, los globales.
En fin que espero que la respuesta (*) sea que sí, porque ser tiburón no me va nada, y de otro modo no consigo ver demasiadas ventajas.
Con sólo abrir la puerta una bofetada olfativa se me estampa en las narices. Pero es tarde, y a decir verdad no soy muy dada a quejarme y hasta no saber con quien me encontraré, tampoco me arriesgo a hacer un feo y cerrar la maldita puerta. Subo e intento no respirar mucho. Pero cuanto menos intento respirar más aire me falta y necesito bocanadas mayores. Me muero del asco porque es un olor intenso de esos que llevan tiempo fermentando en el pequeño microentorno del coche. Creo que es algo de las tripas del susodicho pisapedales. No me atrevo ni a mirarlo, me da tirria. Podría sentir pena por él, pero no, no, definitivamente es repulsivo. Está bebiendo no se que cosa y tomando unas bolitas directamente de una caja. Se que son bolitas porque las oigo corretear mientras se zambullen –las pobres- en su bocaza, directas a lo peor. Sigo intentando no respirar y me doy cuenta de que me he acostumbrado un poco, entonces todavía me da más asco. No llevo la braga así que no puedo taparme la nariz, mierda. Como siempre, está a petar de coches. Parados en un semáforo me fijo en el tipo que anda limpiando los cristales, no van a los taxis, creo que hay una especie de pacto secreto o algo así, pero no van. Sin embargo el taxista lo mira, lo mira raro y no muy bien, aunque no podría asegurarlo porque el tipo parece psicópata todo el rato. Lo sigue mirando, lo persigue con la mirada volviendo la cabeza y todo… que susto me ha dado el cabrón, he visto clarísimo que está fatalín y se me han erizado los pelos, por suerte no dice nada, esos vapores que me ahorro.
Ya faltan sólo unos metros. Le digo “antes de cruzar a mano derecha”, pago mis 4 euros, “gracias, adiós” ¡¡¡por fin!!!, cierro la puerta y disfruto como nunca de la contaminación de mi ciudad mientras un escalofrío me recorre el cuerpo.
Estamos rodeados de estupidez. Yo he tonteado muchas veces con ella, la estupidez me ha llevado a pasar una estúpida crisis de los 30. Entre otras cosas, no he sabido ver que, no querer seguir la línea de puntos significaba solamente querer seguir otra línea de puntos. Me he sentido muy normal, y me he creído mediocre por ello. Ahora empiezo a sentirme liberada, sólo me falta aprender a vivir con humor y a soltarme más. Que ser distinto, interesante, o llámenlo como quieran es ser un borrego más. Por suerte para mi, esta estupidez ha sido bastante secreta. Me pone mala leer la Neo2 (entre otras) porque ese mundo es otro que no es el mío y no me interesa un pimiento, pero lo he hecho desde el 2º número. Ser grafista me confundía, creía que era condición obligatoria tomar contacto con lo moderno, porque de otro modo estaría desfasada. Y no es que ahora piense que no es necesario ver y mirar, eso no podré evitarlo, -tampoco voy a cerrar los ojos- pero ahora sobretodo quiero mirar a mi manera no a la manera de ninguna tendencia, porque ese corsé es odioso y me oprime.
No quiero pasarme la vida haciendo dietas, quiero dejar de sentirme idiota porque me apetece quedarme en casa tumbada en el sofá en lugar de ir a un concierto. Quiero poder decir que me encanta el cd de Pastora sin importarme lo que diga ningún listo, porque no se inglés y me gusta entender lo que dicen las letras, y las suyas me gustan, y mucho. Y como no se inglés no quiero acabar diciendo bisnes cuando hablo de hacer cualquier jodida cosa.
Tengo que aprender a reírme en lugar de aprender ioga, tengo que leer más. Me apetece dibujar, voy a pintar un cuadro para mi hermano y otro para la guille.
Me parece bien que la gente se disfrace para el salón del manga, porque se lo pasaron genial, envidia me da que tengan tanta libertad todavía. A mi la vida me ha llenado de manías, tabús, miedos y chorradas que pienso mandar a la mierda una a una.
Tengo que dar las gracias a Salva, Perelló y Alba porque me lo pasé muy, muy bien, como hacía mucho tiempo que no me lo pasaba. A lo mejor no lo entienden, pero me sentía relajada con ellos y fue muy especial para mí, seguro que Alba tiene mucho que ver en esto, porque es autentica y habla mucho y se ríe y se viste de colores.
Tengo que dar las gracias a Mario, por escucharme, por hacerme reir y por hipotecarse como yo.
Tengo que dar las gracias a cosas que he leído, aquí y allá, pero sobretodo a Juanjo Sáez. Llevo unas semanas sintiendo todas estas cosas y otras muchas que algunos de vosotros habéis soportado en mi, pero hoy –o al menos hoy lo he visto- alguien en un blog lo reseñaba (no hay link, porque no sé por dónde andaba perdida, sorry). He ido sin falta al FNAC, y sólo llegar a casa lo he leído del tirón: “Viviendo del cuento” (una biografía gráfica entre los modernos).
Estas cosas son estimulantes, y aquí estoy vomitando.
PD: Alex, intenté mandarte un sms, pero esa pantallita era demasiado pequeña, y a ti no podía decirte solo “bien, gracias” y me rallé, lo siento. un besito.