Me voy unos d�as, dejo la ciudad, dejo el pc, pero pr�ximamente� el primer cuento sin final de Urui Van Nexus: The Pollo Menace. Gracias guapa, es buen�smo :)
Hoy necesito el maldito espidifen, pero est� en casa, y hace dos d�as que no voy. Hace dos d�as que duermo (literalmente y sin m�s) con gente distinta.
Deber�a comprarme una polaroid. Una foto con una polaroid siempre tiene el carisma de la espontaneidad. La foto del que pasaba, o del que estaba y sali� preciso antes del click delante del objetivo, que a su vez, apunt� como por casualidad. Con una digital no es lo mismo, parecen fotos normales, no desprenden el aura �Reality Bites�, no al menos cuando las hago yo, aunque tampoco nunca he probado con una polaroid. Creo que me saldr�a muy caro, apurar�a tanto por no gastar banalmente el papel que perder�a, seguro, lo que pretende ser espont�neo. Creo que lo que me falta es talento.
Tambi�n est�n las polaroids que son como fotos de carn� pero grandes. Son encuadres de gente �se me antojan con el fondo de una pared cualquiera-. Las de este tipo siempre me hacen pensar en aquel que mira a trav�s de ellas, sobre su relaci�n con el modelo que le sonr�e o le muestra graciosamente su pinta.
Mi polaroid de la primera noche ser�a una de estas. Una tipa en braguitas �unas prestadas de esas viejas que se usan para corretear c�modamente por casa-, estas eran negras con blondas y no quedaban mal, aunque as� vistas en la mano no dabas un duro por el sex appeal que podr�as desprender una vez enfundada en ellas. Lo mejor era la camiseta, sin mangas (o de tirantes anchos), blanca, con la frase �Lesbian Power� en negro, sencillamente genial. De fondo una pared tambi�n blanca, o lo m�s blanca que puede quedar una pared reci�n vac�a, la que dejan unos inquilinos que se van, todav�a con las oscuras suciedades d�nde hubo una mesa o especialmente la tele. Aunque en la foto no se adivine, porque queda fuera del encuadre, nuestra cama era un colch�n en medio del comedor, en el suelo, bajo un ventilador de esos que son a su vez una l�mpara. Y tumbadas sobre �l, hipnotizada yo por las vueltas de las aspas y adormilada ella por el thc del peta, intent�bamos redecorar una nueva vida, su nueva vida. La mejor idea fue la del corcho. Un collage de mujeres inmortalizadas con la polaroid llevando puesta la camiseta �Lesbian Power� y a poder ser y mientras aguanten, las viejitas bragas negras de blonda, je ;P
Ya con la t�pica mancha de luz en la mirada que te deja la exposici�n directa de la retina al foco, la mir�, pero su cara era toda luz, y aunque ella no lo supo, imagin� que la casual visi�n era el augurio de un futuro que pronto la har�a brillar de nuevo.
La noche de ayer fue bastante m�s larga, no habr�a bastado con una sola instant�nea. En este caso las imagino del tipo 1, nadie piensa en quien se esconde detr�s de la c�mara, s�lo en el testimonio que dejan.
Click! Y aparece una wapa morenita en una no muy moderna silla de ruedas, customizada con l�minas de madera de otra vieja silla de comedor. A nivel pr�ctico: un trabajo muy apa�adito para que los acoples mantengan en posici�n horizontal su da�ada pierna. Para la foto: mucha solera de oficio con un fondo un tanto marginal, m�s que nada porque en la misma esquina descansa sobre su manta, con perro, atillos y suciedad, un yonqui al que intento no mirar desde hace d�as, porque me recuerda que sus perros eran dos no hace mucho y el cachorrito que vi defecando liquidillo me doli� y me sigue doliendo en su ausencia.
Para la segunda, la misma esquina, y en ella yo, intentando que alg�n taxista con coraz�n se digne a parar y ya puestos responderme que s� est� dispuesto a guardar la silla en su maletero y llevarnos en una carrera que le va a salir a cuenta, pues no vamos cerca, no.
Las siguientes seis, siete, diez o doce, gente nueva, risas, besos, brindis, oooooeeeee�ssss y regalos.
Pero la s�ptima me gusta en especial, una cara mantenida en sonrisa, ruborizada s�lo por dentro, G. protagonista disimulada entre la gente. De alg�n modo la c�mara capta su rubor, y la encuentro deliciosa, feliz junto al Sr.X. No ser� con �l con quien comparta la �ltima polaroid de la noche, porque tendr� que aguantarme a mi sin fuerzas para irme a casa tan tarde, Click! Y ya dormimos a pierna suelta ambas, como en un pijama para dos, ella la camiseta y yo el pantal�n.
Nas noches.
Me gusta hablar de m�, imagino que para mitigar el olvido en mi breve tiempo dentro del tiempo. Pero, en realidad hace mucho resolv� que no soy sin los dem�s. No porque me escuchen, sino porque me hacen. Hablar de m� es hablar de �l y hablar de ella y aunque no quiera, es hablar tambi�n de ti.
Tengo obsesi�n por compensarme, pero me acosa en consecuencia, la sombra de la indefinici�n. Mi meta fue (y sigue siendo) llegar cerca de aquellos con quienes he querido compartirme y ser con ellos. Les he robado pedacitos de sabidur�as, no siempre evidentes, o profundas, ni tampoco siempre sorprendentes; a menudo sutiles, gestuales y ef�meras. Creo haber sabido admirar, respetar y acompa�ar, pero siempre me llevo algo. De repente me parece una tremenda vileza, y si a cambio se llevan algo de m�, probablemente no es m�o.
No me parece haber disfrutado de manera especialmente visceral, porque esta sensibilidad es cruel a la hora de sufrir, y como he dicho soy m�s dada al soso y templado equilibrio (no recuerdo si fue siempre as�, pero debo haberlo preferido desde hace mucho tiempo). Lo contrario, es el don de Zoe. Un coraz�n sobresaltado, excitante, apasionado, divertido y risue�o. Tambi�n echada en el suelo, desapareciendo precipitadamente o fruncida de dolor mientras se busca entre tanta y diversa emoci�n.
No es mujer -o ni�a- de f�cil lectura, pero percibes en ella la llama creciendo, antes de llegar a hoguera, que de repente la quema y la desploma y en ocasiones la abriga y acurruca. No siempre su fuego crece, durante mucho tiempo hubo quien supo alimentar su medida. De alg�n lugar de su ser, alguno pernicioso, o saludable o sencillamente vital; brotaron espesos matorrales, salvajes, ansiosos por fecundar de exotismo una tierra tan f�rtil. Resulta imposible ahora luchar contra el poder de lo arrebatadoramente fiero, y la impotencia se apodera del paisaje rendido a su fuerza.
En alguna parte estar� el camino; nosotras hemos tra�do machetes y buenas botas para acompa�arte.