Pantalones de tela -de rayas en colores tierra-, camiseta azul –del revés- y una riñonera a la cadera de esas caídas y hecha a mano. Dos bolsas, entre macuto y maleta pequeña la una, y otra cuya apariencia no consigo recordar. De ella sacaba fotos, muchas, la mayoría desenfocadas pero las vendía a placer como un cuento, “desordenadas sorprenden con historias nuevas”, -dice con su voz poderosa- y me suena a frase aprendida y dicha otras muchas veces.
Algunas, en las que reconozco a gente, me dan envidia, se lo digo mientras las descarto del montón.
Tiene también una libreta sin anillas, parece vieja y currada. No tengo que pedirle que me la muestre, lo hace, orgulloso de sus dibujos, que son fantásticos. No me atrevo –por puro respeto- a leer ni una sola de las palabras que veo mientras paso páginas, deteniéndome únicamente en los bocetos al natural de rostros y árboles (y de árboles/rostro). Pero también lo hace él. Y lee, con la birra en la mano, a veces a media altura, otras impulsando su retórica contundente contra el aire. Tiene los labios mojados del trago que fue gesto telonero de su actuación. Se sonríe con la mirada y me mira. Sigue. Interpreta su propia ocurrencia literaria, y en ella se ríe de amar y ama a todo aquel por el que brinda y todo aquel somos nosotros –dice-. Creo que se ríe de todos y que se ríe de él, en un pasado juego etílico consigo mismo. Significa y deja de hacerlo cada vez que parece proclamar algo en lo que cree. No significa nada pero lo parece muchas veces.
He sonreído todo el rato escuchándole, y cuando termina le digo que podría tener un blog. Pero para que querrá un poeta urbano algo que no puede llevar consigo. No podría leerle a la mujer gastada de la noche su hipérbole surrealista del día bajo la magnolia. Ni abocetar in situ al viejo dibujante y mostrarle después la curiosa recursividad del pintor pintado.
Me regala una hoja de magnolia.
...
El talento puede que sea una gran cosa, pero si tenerlo significa hablar sólo de uno mismo cuando te sientas frente a un amigo, prefiero no tenerlo y tener al amigo.
Si va resultar que ahora todos escribís divinamente menos yo... Me estoy volviendo de un envidioso...
No se porque pero me he acordado del pintor/profesor del estudio donde va mi madre dos o tres veces por semana.
Posteado por: Fatalidad el 24 Junio de 2004 a las 10:15Genial, sencillamente genial
Posteado por: Keko el 25 Junio de 2004 a las 00:32
Yo pocas veces hablo de mi. Se nota que no tengo talento... :_(
Pero ¡ey! es agradable leerte de nuevo por aquí, que tenías esto muy abandonao, ladrona.
Esto está muy bien escrito.
Pero yo estoy triste porque me dijeron que ibas a bajarte a Madrid este fin de semana, y has cancelado el plan.
Posteado por: Somófrates el 1 Julio de 2004 a las 13:09Eh!
Feliz aniversario "blogero".
Y cumpleañil.