25 Septiembre, 2003

voces

Su cara era bonita, como la de un niño, quizás por ello lucía una cuidada barba y vestía de traje. También tenía una hermosa voz. Y es que en el instituto, conseguir respeto y/o autoridad por parte del alumnado no debía ser fácil. Pero era su disfraz o su gusto por la seriedad lo que, bajo mi percepción post-adolescente, le mataba el encanto, esta claro que no todas pensaban igual. Era el profe de lite, y eso le otorgaba mucho atractivo; la sensibilidad o el poder de las palabras, quien sabe, pero es cierto que gozan de una popularidad notable entre las alumnas de último curso de letras –y algunas de mixtas- (en la facultad triplican el número de fans). Creo que algo parecido les pasaba a ellos con las profes de inglés, el motivo solía ser su juventud.
Le pedí que fuese mi tutor en el trabajo de “recerca” (búsqueda) que era obligatorio para aprobar el bachillerato -mi escuela impartía la reforma de manera experimental-, aceptó y como no supe decidirme por un tema, lo propuso él: “El erotismo en las sonatas de Valle Inclán”. Me gustaban las palabras, y las voces de la literatura, pero creo que en mi cabeza, (pese a que muchos se empeñaban en creer lo contrario), no existía todavía ni un ínfimo destello de la capacidad de conceptualización necesaria para realizar un buen trabajo. Según dijo y seguramente con razón, no entendí el erotismo, creo recordar que me dediqué a subrayar todo lo que a mi modo de ver tenía algo de sexual, y mezclaba la seda con el esparto. Lo que si recuerdo bien es la portada que dibujé: una mujer de espaldas, desnuda, con un gran pañuelo que no le tapaba nada. Eso, -dijo- no define el erotismo. Saqué un sufi.

El tipo acabó dejando a su novia por una alumna de mi clase, creo que con los años se casaron.

La voz escrita de Javier Marías me gusta mucho, o al menos me gustó en su libro Todas las Almas, me agradan sus frases largas, encadenando significados, matizando, aportando siempre. Lo leí lentamente porque necesitaba asimilar su compuesta riqueza para entender el todo en cada frase. Me fascina su capacidad para el retrato, la gente, las almas, están tan cuidadas, que adquieren la virtud de colorear el entorno, las sombras, el calor; talentosas pintan su paso por Oxford. Pero como no tengo ni idea de literatura, no me atrevo a valorarlo más allá de mi propio gusto y no me atrevería a recomendarlo porque la historia que cuenta es para mí el como la cuenta y el como: el estilo, es algo que me resulta difícil de transmitir.

Una historia especial, con “como” y sobretodo con “que”, es la que escribe Carlos Ruiz Zafón en La Sombra del Viento. Me ha gustado íntima y profundamente. De un modo delicioso me ha fascinado, emocionado y sobretodo atrapado. Creo que este sí me atrevo a recomendarlo, la literatura en gran parte debe servir para contar buenas historias y supongo que no hace falta entenderla para disfrutarla.

La escritura es la pintura de la voz.
Posteado por rita el 25 Septiembre de 2003 a las 19:43
Comentarios

De Javier Marias, lee "Corazón tan blanco". No sé si es porque su abuela era cubana y le contaba cosas o si le salió así por las buenas, pero nunca he leido una descripción de Cuba como la que hace en ese libro.

Posteado por: Urui el 25 Septiembre de 2003 a las 22:09

Uhm... la de Zafón la tengo en lista de espera. Creo que has conseguido que la avance tres casillas... :D

Posteado por: Germán el 25 Septiembre de 2003 a las 22:33
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