Siéntate y estáte callado
'Siéntate y estáte callado; que te estés callado.' Es la voz de mi madre.
Una y otra vez. Las maestras de la escuela también lo decían. ¿Por qué los adultos siempre decimos esto? No puedo recordar de ningún niño que se siente en silencio simplemente porque algún adulto se lo diga. Eso explica, entonces, por qué varios 'siéntate en silencio' acostumbran a ir seguidos por un 'SIÉNTATE Y CIERRA LA BOCA' o por un 'CIERRA LA BOCA Y SIÉNTATE'. En cierta ocasión, mi madre utilizó ambas versiones y yo, que no he tenido nunca pelos en la lengua, le pregunté solamente qué deseaba que hiciera primero, si sentarme o callarme. Mi madre me echó una mirada..., una de esas que significa que ya sabía que iría a la cárcel si me asesinaba, pero que podía ser preferible a tener que aguantar mis impertinencias. En un momento así, un adulto dirá mordiéndose las palabras y dejándolas escapar de la boca una por una: 'Quítate-de-mi-vista.' Cualquier niño que tenga por lo menos medio cerebro se levantará y se marchará. A continuación, el padre podrá sentarse en medio de un silencio absoluto.
De todas maneras, sentarse en silencio puede llegar a convertirse en una acción cargada de fuerza. Una vez alguien se sentó en silencio y encendió la mecha de la dinamita social. Ese día de 1955, una señora de cuarenta y dos años volvía a casa acabada la jornada laboral. Cogió un autobús del transporte público, pagó el billete y se sentó en el primer sitio que encontró vacío. Qué bien ir sentada cuando tienes las piernas cansadas.
Cuando el autobús se llenó de pasajeros, el conductor se dio la vuelta, y le dijo que se levantara y se fuera a la parte de atrás del autobús. Ella siguió sentada. Los pasajeros comenzaron a quejarse, la empujaron, le dieron empellones. Ella se mantuvo sentada. Entonces, el conductor bajó del autobús, llamó a la Policía y éstos vinieron a detenerla para hacerla entrar en la cárcel y en la Historia.
Rosa Parks no era una activista ni una radical. Simplemente era una mujer tranquila, conservadora, que iba a la iglesia, con una preciosa familia y un trabajo decente como costurera. A pesar de su elocuencia de las frases que se han utilizado para explicar el lugar ocupado por ella en el curso de la Historia, no cogió aquel autobús con la intención de causar problemas o tratando de hacer una declaración de principios. En su cabeza sólo estaba regresar a casa, como cualquier otra persona. Se mantuvo aferrada a su asiento por pura dignidad personal. Simplemente Rosa Parks no volvería a ser nunca más una 'negra' para nadie. Y todo lo que supe hacer fue sentarse en silencio.
Escrito por Ricardo B. en Abril 19, 2004 09:45 PM