Silencios
Muchas de las cosas que hubiera querido escribir son ahora silencio. Las hay silencio casual. Las hay silencio inmóvil de lo que nunca estoy seguro de haber entendido (o de lo que no sé cómo manejar) y silencio tranquilo de sólo mantener la calma. Hay, y es tan común, silencio neutro de vida ajetreada. Hay silencio de agua para apagar palabras fogosas, y hay silencio que viene del simple y cotidiano olvido. Otras son silencio violento impuesto por las armas a dedos que se amotinan imprudentes sobre el teclado. Tengo silencios de cuarentena para hacer una buena inspección a lo qué quiero decir. Existe silencio de mirar, y silencio de hablar y opinar pero sólo conmigo. Algunos son silencios a lo qué no merece la pena, y esos son alumnos aventajados con bastante idea de lo que sí la merece. Y ya que estamos, hay silencios de admiración, de reverencia, de sorpresa... Pero hay también, por contra, en un grupito marginal y siempre suspendidos, los silencios ofendidos, los orgullosos, y los altivos... Hay, y es el que más lamento, un silencio cansado para almacenar en el borrador o para ni siquiera intentarlo.
Hay, en fin, esos y otros muchos silencios. Entre ellos, por supuesto, el silencio cobarde, el indiferente y el archiconocido que otorga.
Escrito por Ricardo B. en Marzo 3, 2004 07:28 PM