Estación: claridad

Febrero 06, 2004

La película vital

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Siempre me ha sorprendido la capacidad de ilusión del cine. ¡Con que magia puede condensar las experiencias! ¿O no es mágico que durante solamente dos horas se nos presente, sintetizada, una vida humana, con sus nudos biográficos entrelazando la esencia de aquella larga existencia? Ya quisiera el escritor realizarlo. Ya quisiera el pintor, el escultor, el arquitecto, llegar a semejante capacidad de síntesis. El espectador acaba buceando y sometiéndose al olvido de sí, haciéndose partícipe del hilo vital y conductor de aquel personaje. Pues, ¿qué son dos horas comparadas con toda una vida? Poca cosa.
¿Dónde está entonces el truco? Esa compresión temporal es, según dicen, la que la conciencia opera en los últimos momentos de la existencia personal.
El carrete se suelta y, en instantes, se devela lo más importante de una biografía. No sé, pues obviamente no lo he experimentado, si dicha película carece o no de estructura. Tampoco si deviene acompañada con alguna banda sonora. Ni si la conciencia mira entonces el tiempo de la manera acostumbrada. Confieso que mantendré cierta curiosidad distanciada sobre el tema, pero a nadie vendría mal recapitular, e imaginarse como sería, la película de su vida.
Imagina que filman anónimamente un día cualquiera de nuestro hacer cotidiano. ¿Qué sería, una comedia, un drama?, ¿un aburrido documental? ¿Qué fondo musical la ambientaría? Seguramente, cualquier persona que visionara su cinta, operaría cambios en su vida. ¿O sufriría una gran depresión, al ver cuantas dos horas desaprovecha en su vida?
Tal vez parte del secreto de la magia fílmica esté en su ambientación musical que, aún no describiendo nada, intensifica la emoción de un momento o historia determinados, catalizando el sentir. Está allí pero raramente la percibimos. Quizás nuestra existencia fuera más intensa si dispusiéramos de una banda sonora. Acaso aquel beso parecería aún más romántico. Aquel sufrimiento aún más doloroso. Nuestras vidas, más de cine.
Ojalá se abran hoy, en sesión continua, los telones de nuestra sala interna.
Ojalá fuera, de verdad, alguna vez el día del espectador. Disfrutemos, riamos, lloremos, también, con la película de nuestra vida.

Escrito por Ricardo B. en Febrero 6, 2004 07:10 PM
Comentarios

He leído tu blog a la mañana, y todavía sigo pensando; como seria la película de mi vida, como planteas. No lo se, ¿sabes? no se lo que incluiría en ese película, que en pocos minutos relatase mis vivencias.
Atentamente, Electra

Escrito por: Electra en Febrero 7, 2004 08:13 PM
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