Lujuria
¡Me encanta la lujuria! Bueno, tras este comienzo arrollador, lo que quiero decir que para mí la lujuria es algo estupendo. Al menos, claro, desde mi humilde punto de vista. En teoría, la lujuria es uno de los siete pecados capitales, pero yo nunca lo he visto como algo malo, porque creo que la lujuria fomenta la alegría y las ganas de vivir de las personas, y eso nunca puede ser malo, ¿no?
Vale, la palabreja es posible que esté asociada con ideas más negativas, pero es que no se me ocurre otra palabra que pueda sustituir ese concepto (además, cada uno le da a las palabras el sentido que prefiere, sobre todo cuando no se tiene muy claro qué representa exactamente la palabra en cuestión).
Creo que la lujuria es vida, o más bien, ganas de vivir. En realidad, cuando sales con los amigos y te diviertes, eso es en cierto modo lujuria. O te tomas una cervecita especial, que cuesta un mucho conseguirla, de las que salen en las series de televisión. Eso es lujuria. O cuando das un paseo por la playa, sintiendo el viento en la cara, y viendo las olas romper contra el malecón... O cuando estás con tu pareja y te dedicas a escucharle, a hacer planes, a mirar en la misma dirección, eso también es lujuria. Todo lo cotidiano tiene un componente lujurioso que sólo tenemos que buscar, y que podemos encontrar nosotros mismos, solos. Compartir este tipo de cosas hace que la lujuria adquiera un nuevo significado.
¡Y todo esto sin hablar de sexo! Entonces sí que me quedo sin palabras, porque la lujuria en el sexo (y también fuera de él) es mágica, siempre buscando cosas nuevas, pero siempre teniendo en cuenta los deseos de la otra parte, siempre pensando en compartir, en desarrollar una cierta complicidad entre los dos.
La lujuria, al final, es un juego que nunca se juega dos veces de la misma manera; un juego innovador, que no cansa, que une, que te divierte. Vamos, que es algo de lo que hay que estar orgulloso y que hay que practicar a menudo. ¡Viva la lujuria!
Escrito por Ricardo B. en Enero 28, 2004 05:23 PM