Estación: claridad

Enero 30, 2005

La ruta de Samaria

Si en alguna ocasión te dejas caer por la isla de Creta es lógico que quieras empaparte de su rica historia y vayas a visitar las ruinas del palacio de Knossos y su famoso laberinto del minotauro, o que te dediques a visitar algunas de sus encantadoras ciudades (Rethimno, Hania,...) y si te gustan las playas paradisiacas no tendrás problemas en encontrarlas... son increíblemente bellas y las hay todavía sin explotar; de arena muy fina. Algunas rodeadas de palmeras y árboles típicos de la zona.
No obstante, una de las actividades más curiosas que nos ofrece Creta es la posibilidad de patear casi 18 kilómetros en la llamada 'Ruta de Samaria'.
Sin tener idea fija de lo que significa tal empresa uno acaba convencido de que merece la pena arriesgarse cuando en todas las guías aparece con la máxima calificación. Siempre he sido partidario de que el viaje ha de tener cierto carácter sorpresivo e improvisado... que a cada paso que des hacia lo desconocido sea la puerta a un nuevo descubrimiento enriquecedor.

El autocar nos deja en la localidad de Omalos a 1.250 metros de altitud sobre el nivel del mar cerca de la entrada al parque nacional de Samaria. Sorprende la gran cantidad de visitantes que surgen de infinidad de autocares dispuestos a comenzar la caminata ataviados de gorras, shorts, cantimploras y bolsas de plástico con algún tipo de refrigerio para tomar durante el camino. Sin embargo, pienso que lo más importante es llevar buen calzado, preferiblemente botas de 'trecking'. Por desgracia, un servidor no iba preparado para estos menesteres y le tocó calzarse de 'nautics'. Imaginen las posteriores consecuencias...
El paisaje impresiona por lo escarpado, por sus pinos, abetos, por su gran belleza natural... Nada tiene que envidiar a las vistas que podemos encontrar en los Picos de Europa o en los Pirineos; algo curioso en Creta, ya que en su mayor parte su terreno es semiarido.
El sendero transcurre cuesta abajo hasta llegar a una torrentera, a partir de entonces todo se vuelve pedregoso. Cantos rodados por doquier, mientras a nuestro alrededor el paisaje se va estrechando paulatinamente. Poco a poco van apareciendo los muros de la garganta de Samaria, impresionantes paredes con más de seiscientos metros de altitud. El trayecto culmina cuando el paso se estrecha hasta tal punto que apenas separan unos metros una pared de la otra. Son las llamadas 'Portes' -Puertas-.
Después de caminar durante unas cuatro horas y con los pies con alguna que otra ampolla llegamos hasta orillas del mar libio en Agia Roumeli. Allí nos refrescamos y reponemos un poco, acto seguido tomamos un barco que nos lleva a Hora Sfakion donde nuestro autocar nos está esperando de vuelta al hotel.
La excursión ha durado todo el día entre horas de autocar, caminata y barco... a pesar del cansancio acumulado merece la pena tal esfuerzo.
Escrito por Ricardo B. en 02:34 PM | Comentarios (1)

Diciembre 08, 2004

La Casa-museo de Nicolae Popa

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Si alguna vez visitas Rumania y vas a parar cerca de Tarpesti, lo más probable es que visites la 'Casa-museo de Nicolae Popa'. Este buen señor se ha dedicado a coleccionar durante años todo aquello que ha encontrado en su camino, desde máscaras a retablos, iconos, telas, trajes típicos, figurillas, cachivaches, cerámica y un largo etcétera. Es por eso que las habitaciones y pasillos de su casa aparecen atiborradas de objetos formando montoneras de lo más variopintas. Supongo que su afición proviene de un afán por retener parte del folklore de su país, hecho que le ha reportado algunos premios internacionales.
El lugar se encuentra entre casas de campos, en una zona típicamente agrícola, así que no es de extrañar que alrededor de la casa-museo pululen gansos, gallinas, ... carros tirados por mulas, niños jugando.

Como colofón y agradecimiento el señor Nicolae organiza, en el patio de su casa, algunos ejemplos de danzas con máscaras y trajes. Los asistentes se sientan en banquetas sitas en el perímetro del patio, mientras que lugareños disfrazados improvisadamente danzán erráticamente al son del laud de Nicolae Popa.

Si deseas darte un garbeo virtual por tal rincón del mundo entra en la Casa-museo de Nicolae Popa.

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