Te hubiera dicho que no...
Te hubiera maldecido hasta el hartazgo...
Te hubiera escupido todas las palabras,
que uno espera decir cuando esta enojado.
Hubiera dejado que abrieras esa puerta
y que al cerrarla como un cuchillo
fueras cortando ese hilo que nos une...
pero no, preferí mirarte y callarme
preferí sentirte como una extraña
y creer que podría descubrir nuevas cosas,
que se abrirían nuevos caminos,
nuevas posibilidades para el amor,
deseos de que me esperaras con tus labios,
siempre al final del día, de estos días calcinados,
entonces era como borrar todo lo pasado,
el dolor de verte sin amor delante de mi,
la garra de tus ojos diciendo se acabo,
con esa tranquilidad que asusta,
a esa tranquilidad de catedral que llevas
en el escote como anunciando el ataque.
Y te vi como a una extraña con frió, con dolores...
o quizás eras tú el espejo de mí mismo...
hubiera querido decirte que no, ¡¡Qué te odio!!!
Pero no en un simple parpadeo caí en tus brazos,
como una gacela delante de su depredador.