Hola queridos f@ns de mi blog,
Mi llegada al Hotel hoy ha sido un tanto movidita, os cuento el motivo.
Sirva de introducción deciros que los viernes tienen fama de ser muy ajetreados, ya que es uno de los días de mayor número de entradas de clientes.
Empezé mi turno de tarde con la energía que me caracteriza y las ganas de siempre, al entrar ya me cercioré de que en la recepción había bastante jaleo, así que que entré a la oficina, me puse mi corbata y me enfundé la chaqueta para a continuación salir a la arena del circo, que es una manera muy poética de llamar a mi lugar de trabajo. Y es que a veces lidiar con los clientes de mi Hotel es peor que ser abandonado ante los leones o que tener que luchar a vida o muerte con un corpulento gladiador en tiempos de Roma.
Con el resto de compañeros en plena actividad, solté al aire los saludos cordiales que no deben nunca de faltar y con mi mejor sonrisa, sin precalentar ni nada por el estilo, me volqué en el mostrador y me dispuse a dar la bienvenida a una pareja de señores que esperaban ser atendidos y resultaron ser británicos, bueno para ser más exactos de Dublín, osea irlandeses.
Portaban un par de maletas y en sus caras el reflejo de la satisfacción que produce el por fín haber llegado a su destino.
Como formalidad les pedí los pasaportes y les invité a tomar asiento en uno de los sillones del Hall, no sin antes ofrecerles una copa de cava de bienvenida la cual aceptaron gustosamente.
Hasta ahí todo bién.
El problema empezó cuando no encuentro los nombres en nuestro listado de llegadas, joder, los primeros clientes del viernes y no los tengo en el listado.
Esos son uno de los típicos momentos donde te dices a tí mismo " vaya mierda de comienzo de turno", con mi agilidad característica encontré su reserva pero con una nota en la observación que decía que teníamos que desviarlos a otro de nuestros Hoteles que está situado a 5 kilometros del mío.
El motivo, la palabra que nunca puedes pronunciar en esta profesión OVER-BOOKING.
Me armé de valor y salí hacia ellos para coloquialmente " venderles la moto".
Me presenté y comenzé a tantearles para ver de que manera podía comunicarles que después de 7 horas de viaje o más, cuando ya se veían dejando su equipaje para a continuación dirigirse a disfrutar de un baño en la piscina, con un sol muy agradable que iluminaba el cielo, su periplo todavía no había acabado y aún no habían llegado a la meta.
40 minutos. Sí , sí, cuarenta minutos me costó convencerles. Normalmete en cinco los convenzo, pero hoy...............40 minutos.
El señor no quería entender las razones que yo le daba y no le interesaba el que yo le estuviese proponiendo disfrutar sus vacaciones en un Hotel que cuesta el doble de lo que habían pagado para visitarnos a nosotros.
Ellos querían el que habían reservado y ningún otro.
Joder parecía que lo hacían para fastidiarme, por un momento pensé en cogerles las maletas, llamar a un taxi y meterlos dentro, cerrar las puertas con el seguro y darle al taxista la dirección para hacerles desaparcer y así poder empezar mi turno como Dios manda.
No había santa manera de moverlos , por último les tuve que escribir mi nombre en una tarjeta y bajo juramento conseguí convencerles de que si no les gustaba lo que les ofrecía, mañana que trabajo por la mañana les volvería a conseguir habitación con nosotros, no sin antes haberles repetido en diez ocasiones que les entendía perfectamnet pero no teníamos habitaciones para ellos y todo sin nombrar la palabra prohibida, la verdad es que es como si sutilmente les llamase jilipollas.
La verdad es que ellos solo querían disfrutar de lo que habían pagado y punto.
Bueno conseguida mi victoria en el último asalto y por los pelos, volví a entrar en la recepción y para colmo, los genios del departamento de administración, que habían ido a hacer una auditoría, bloquearon la caja fuerte.
Os lo podéis creer?
Sólo llevo 45 minutos en el trabajo y ya me quiero ir para mi casa.
Finalmente todo quedó en una anécdota y se pudo seguir trabajando con normalidad, bueno, con la normalidad que caracteriza los Santos Viernes que no paras ni por un momento.
Para acabar el turno, faltando diez minutos para salir por la puerta, unos italianos me avisan de que la habitación que está junto a la suya está la puerta totalmente abierta y hay toallas por el suelo y una bolsa abierta.
"No me jodas que nos han robado a un cliente", pensé yo.
Pero por fortuna era una habitación que hasta hoy había estado ocupada y los clientes que pagaron extra para abandonarla mas tarde cuando se fueron la dejaron totalmente abierta , no sé si pensarían volver después.Yo tendré que volver mañana.