No cabe duda que quien hace uso de la religión para salir de un problema con la bebida, es un ser verdaderamente peligroso y así el ex-alcohólico George W. Bush, ahora ha anunciado un programa meramente electoral con el fin de que vuelva a ganar la presidencia. Y bueno eso de que ganó bien en el 2000, está en entredicho, quienes validaron su triunfo fueron los mismos ministros que instaló su padre años atrás.
Luego de que han pasado más de tres años, parece que cumplirá las promesas electorales que les hizo a los disidentes cubanos de la Florida.
Si hacemos un poco de memoría, ese estado fue el que causó mayor controversia en el 2000, ya que tuvieron que hacer un recuento en la votación y de una diferencia de casi dos mil votos sobre Gore, en el segundo conteo se redujo a trescientos, situación que repercutió en el número de votos electorales por el sistema electoral de aquel país, en donde la democracia no es directa.
Los estudios sobre abstencionismo de EEUU, indican que quienes con menor frecuencia acuden a las urnas, son los americanos naturales, por el contrario los nuevos ciudadanos, las supuestas minorías, con derecho a votar, concurren con mayor medida a las urnas, con el fin de que tengan representación.
Así pues, con base a una reforma migratoria, que tardará varios años en ser aprobada en el Congreso americano, pero que su simple presentación de motivos generará un fuerte apoyo por parte de los nuevos americanos (valhya, la enchilada tardó en cocinarse) le podrán acarrear al chimpancé que se siente dios, un gran número de votos electorales, sumados además los que le generarán los disidentes de Florida.
Como va la cosa, que aquellos inmigrantes que buscan alcanzar el supuesto sueño americano, le pueden dar la presidencia al hombre más maligno del planeta, aún peor que el mismísimo talibán.
No cabe duda, que la democracia puede ser la tiranía de las mayorías...