Afuera llovía. De no haber sido por las tres horas que llevaba haciéndolo sin parar, incluso podía haber resultado algo que despertase una mirada hacia la ventana. Abajo en la calle, los niños corrían entre los charcos ajenos a la preocupación de estar completamente calados, una señora miraba al cielo debajo de la terraza de un bar, ajena a la incesante procesión de gente aferrada a su paraguas que regresaba a casa después del trabajo.
Escrito por Entrari a las Junio 4, 2004 04:29 PMMe gusta mucho
Escrito por Lorea a las Junio 5, 2004 01:05 PM