¿Quién sabe? A lo mejor, la Epumer se sonreía en alguna parte, mientras deambulaba, invisible pero presente, entre el humo artificial, la bola de espejos, los proyectores, los reflectores y la multitud de estrellitas de ahí adentro.
A lo mejor, se sonreía mientras Richard le ponía voz, sentimiento y sutileza a ese pequeño homenaje que los chicos le rindieron el 27 de Septiembre, cuando todavía el dolor de saberla en el otro lado no se acallaba en esos corazones que, de algún modo, habían compartido muchos escenarios con la Dama.
Esta mañana nublada viajaba en el tren, y casi sin querer, queriendo, me puse a recordar esa noche, y ese tema que tocaron, sí. La letra era simple, y decía así:
Y hoy hace un año que caíste, cerraste tus ojos y abriste las manos, María Gabriela, poetisa. Valga esta pequeña mención como homenaje.
Dícese de aquellas U.R.L.'s que agregas compulsivamente a los bookmarks de tu navegador, a fin de ahorrarte el tipeo de direcciones pixemétricas. De ese modo, en el futuro podrás acceder directamente a las susodichas U.R.L.'s.
Por "directamente" quiero decir: apuntando con el mouse y disparando con el botón izquierdo.
Hace un año, la noche de un viernes que se iba hermanando con la madrugada de un sábado en la llovizna que humedecía las callecitas de Buenos Aires; en el barcito francés con lucecitas de colores, paredes celestes y como un árbol envuelto en lamparillas blancas; rodeada de esas raras entelequias que tienen existencia en la pantalla del ordenador, y que a veces toman forma humana...
Ahí estabas. Con tu sonrisa y tu risa; tu simpatía, tu hermosura, tu compañerismo y ese acento tan bonito que tienes, mezcla de porteño con caribe...
Hace un año, me encadenaste de la manera más dulce, y nunca más me separé de vos.
Y si hoy tuviera que decirte algo memorable, sólo se me ocurriría decirte dos cosas: Gracias y Te amo.
River empató 1 a 1 con Atlético Rafaela y conquistó el título número 32 en la historia del profesionalismo.
Sigan participando. =P
P.S.: Taly me pasó algo lindo...
El cuchillo de la entrada precedente tilda al mundo digital de mentira, huida ilusoria que nos pretende cerca cuando en verdad estamos lejos. Nada más cierto. A lo mejor es por eso que algunos buscamos, en el fondo, el contacto cara a cara; darle, a esa sumatoria de palabras e imagenes en la que se escuda el autor de un weblog, unos rasgos físicos identificables; convencernos de que, tras esa fachada de unos y ceros, hay una persona de carne y hueso... un poco como uno, ¿no?
A lo mejor, también, es por eso que, después de leer las lamentaciones (en los comentarios) de quienes se quedaron afuera del anterior encuentro, me decidí, junto con Horacio, a organizar un nuevo meetup. Cuidadosamente buscamos respetar la semana propuesta, sondeamos los ánimos webloggers en general, a ver si la iniciativa tenía aceptación, y las respuestas fueron positivas. En consecuencia, sólo restaba decidirse y anunciar el evento. Así lo hicimos, a través de posts y e-mails.
¿La fecha? El viernes 18 de Junio, desde las 19.30 hs. ¿El lugar? Un gallo para Esculapio, pleno barrio de Palermo. ¿Los asistentes? En riguroso orden de llegada: yo, Fabio, Arkhos, C@ttel, Sergio, Dolores, Pattyce, Lady God-Diva, Mariano, Jaco y Sioux.
¿Para qué les voy a mentir? El día había empezado mal, porque Horacio me avisó que, lamentablemente, él y Leticia, su señora, no podrían ir (razones de fuerza mayor que no vienen al caso). En fin, habría que remar, de todas formas. Y así fue.
La segunda mala noticia (de la cual ya tenía un anticipo) era que la librería que estaba en el primer piso, y que la vez anterior nos diera un marco imponente para la reunión, había cerrado dos semanas atrás. Así que podía tranquilamente olvidarme de llegar más temprano para curiosear por los estantes y las mesas.
De hecho, lo único que había para curiosear eran algunos ejemplares de la revista Cosmopolitan, que Fabio, Arkhos y C@ttel (h)ojearon toda la velada, sin hacerles asco. =P
Bien, ya se sabe: un rejunte de webloggers es igual a cervezas + maníes + gaseosas + cafés + tragos varios + bollitos de servilletas de papel + alguna que otra copa tirada por ahí + papas fritas o batatas fritas + sandwichitos + chicles + caramelos + pastillitas de menta + hojas de papel + biromes + dibujitos + palabritas + garabatos + planilla de asistencia ayudamemoria + charlas cruzadas + gritos + susurros + bla, bla, bla... hasta que ya no damos más.
¿Para qué voy a hacer un inventario de los temas que se trataron en la reunión? Considero que las charlas que hubo, las situaciones que se dieron, las risas que se compartieron es mejor atesorarlas en la memoria gris de cada uno, como un bonito momento compartido cara a cara con esas personas que, de alguna manera, se convierten en parte de tu vida, aunque sea por un ratito.
Baste decir que conseguimos salir del antro a medianoche, que afuera hacía un frío tremendo (lo que no es raro en Buenos Aires, por estas épocas), que la pasamos muy bien y que nos prometimos repetir el encuentro.
No sé los demás, pero por lo menos yo, no extrañé a los que no asistieron. Y al respecto, me gustaría decir un par de cosas.
Yo puedo entender que la gente tiene responsabilidades y obligaciones; que el tiempo es dinero; que no toda la vida de una persona pasa por el weblog, la blogosfera y los bloggers; juro que lo entiendo. Lo que no termino de entender, y me rompe soberanamente las pelotas, es que lloriqueen por ahí, que se lamenten de no haber ido al anterior, que imploren, supliquen, exijan un nuevo rejunte... y que, cuando tienen la oportunidad, simplemente hagan mutis por el foro y no asomen la nariz. Es... no sé, asqueroso, por decirlo de alguna manera suave.
Lo mismo me provocan las actitudes de vedettismo, ese "mirá, yo la tengo más larga" que se da por parte de unos cuantos webloggers últimamente. Miran desde un pedestal, ebrios de soberbia y narcisismo. No se dan cuenta de que son tan pusilánimes como cualquier otro, sólo que en una medida mayor.
Pero no importa. Gracias a Dios, cuando ves llegar a gente como los Fabios, Dolores, Sergios; cuando comprobás que se van sumando nuevas camadas de webloggers; cuando sentís lo agradable que es compartir un rato con ellos, y cuando los ves contentos, despojados de unos y ceros... ahí, entonces, te das cuenta de que a pesar de toda la mierda falluta que anda dando vueltas, todavía queda gente que vale la pena.
Y por ellos es que seguirás adelante con el cara a cara, sí señor.
Ya no somos, a nuestros respectivos 26 años, los semiadolescentes irresponsables y tontines que se vanagloriaban de sus chistes malos. O al menos dejaremos de serlo en breve. Vamos creciendo y enfrentándonos a responsabilidades más o menos pesadas, a los nubarrones de la incertidumbre. Se acabó la época de los sueños grandilocuentes y nos estampamos de frente con la calle. La necesidad de subsistir (nada más antiguo, nada más animal) se impone a todo delirio y nos viste de mediocridad, de cyborg, de autómata pre-programado para funcionar al servicio de una maquinaria más grande que, en el fondo, carece de todo objetivo y sentido. ¿Pesimismo? Sí, no, tal vez, quizás, no exactamente. Cansancio moral, diría yo. No obstante, abandonar una “franja generacional”, como dice Ud., no es en sí algo malo. Ahora se notarán primero que nada las privaciones, lo que ya NO podemos hacer, pero pronto descubriremos las ventajas de ser “maduros”. Desconozco la cantidad y el alcance de dichas ventajas, pero las hay. Ganaremos algo de respeto por parte del resto de la sociedad, y tendremos una versión de la realidad más ajustada al “ser” que al “deber ser”: dejaremos de ver una “injusticia” o algo “malo” allí donde sólo habita la verdadera esencia del ser humano. Perderemos fe en ideas disparatadas y encontraremos valor a aquellas cosas que nuestros padres intentaron advertirnos a tiempo que las tenían. No lo sé, me niego a decir que seremos más “realistas”, porque no se trata de eso. Pero sí lograremos centrar mucho más nuestro radio de acción y nuestros objetivos, por miserables que parezcan.
Que hayamos quedado fuera de la Copa Libertadores está bien lejos de disminuir el orgullo que siento por ser hincha de River. =)
Himno a River Plate
(Primera Versión)
Elevemos toda el alma en la humilde canción
renovando con cariño la ingenua ilusión.
Y con lazos triunfaremos trataremos de unir
el glorioso pasado y el brillante porvenir.
River Plate, tu grato nombre
derrotado o vencedor
siempre, cual un solo hombre,
nos tendrá a su alrededor.
Mientras viva tu bandera
la izaremos con honor!!!
River Plate, en ese nombre,
de tan dulce vibración
hay un eco que estremece
y agiganta el corazón...
Mientras viva tu bandera
la izaremos con honor!!!
River Plate, tu grato nombre,
clamaremos con amor...
Nuestra sangre está cruzada
en tu blanco pabellón.
Mientras viva tu bandera
la izaremos con honor!!!
Letra: Arturo Antelo
Himno a River Plate
(Versión I. Copani)
El más grande sigue siendo River Plate,
el campeón mas poderoso de la historia,
el más grande por las glorias
que alumbraron el ayer,
y que brillan todavía en mi memoria....
El más grande sigue siendo River Plate
y será más grande aun en el mañana,
por el juego, por las ganas, el orgullo de tener
una banda roja que nos cruza el alma.....
Vuelan las banderas del Monumental
se viene River se viene la alegría,
cada hora cada día River Plate te quiero más
como te quiere casi toda la Argentina...
El más grande sigue siendo River Plate,
por su estilo sus estrellas y su gente.
porque River no se vende,
porque se lleva en la piel
y en cualquier lugar que este siempre va al frente...
Vuelan las banderas del Monumental
se viene River se viene la alegría,
cada hora cada día River Plate te quiero más
como te quiere casi toda la Argentina...
Hasta que me muera te voy a alentar,
y si volviera de encarnar en otra vida,
no se por donde viviría,
de que iría a trabajar,
pero seguro que de River yo seria....
El mas grande por las ganas
el orgullo de tener,
una banda roja que nos cruza el alma....
Letra: Ignacio Copani
Hace 24 horas que una pregunta me da vueltas, vueltas y más vueltas en la cabeza. Como si me hubiera quedado bloqueado pensando la respuesta infinita a la cinta de Moebius.
Definitivamente, es proyectual...
Cryptic writings...
Semifinal #1 Copa Libertadores, entre Boca y River. Final del primer tiempo.
Racconto de imágenes: patadas, foules, manotazos, amonestaciones, expulsiones, trompadas, nervios, empujones... ¿Fútbol? No, se agotó el stock de eso antes de empezar el partido.
Bah, en realidad, hubo un poco de fútbol después de tanto bochorno. Antes, el gol de Schiavi fue con falta previa, así que no sé si eso, más allá del valor anecdótico de que el partido tiene un gol convertido, cuenta.
Pero después de los líos, vamos, por lo menos jugaron, ambos equipos, a algo que no fuera catch.
Me están desilusionando, los dos equipos. ¿Cómo es posible que los dos más grandes del fútbol argentino no sean capaces de brindar un espectáculo decente? Vamos, no es tan difícil. Y tienen jugadores como para que salga un lindo partido. Pero... ¿eso que presencié hasta ahora fue un partido?
Espero que mejoren en el segundo tiempo. Especialmente mi River, claro. Primero, porque lo necesita. Segundo, porque tiene un estilo de juego bonito, y no lo está demostrando para nada. A lo sumo, en las gambetas de Maximiliano López, allá por los 45 minutos, o a los 50 minutos (hubo que adicionar casi 10 minutos, che, que con tanto conventillo se interrumpió muchísimo tiempo el desarrollo del ¿juego?)...
En fin, ya veremos qué pasa.
Pero jueguen al FÚTBOL, Boca y River, ¡la puta que los parió! =(
Post Scriptum:
A mí me invitó Xtian, hace un mes. Y hoy me apareció la autorización para invitar a tres personas a probar GMail. Una ya estaba reservada, y acabo de enviársela a Tomás. Me quedan dos, de modo que, si alguien quiere 1GB de espacio de almacenamiento, no tiene más que escribirme al e-mail que figura al pie de la columna derecha. =)
De más está decir que no pienso lucrar con algo que, en esencia, es gratuito.
Post-Scriptum:: Me queda una invitación para regalar. Ya le fue enviada una a Patty.=)
Post-Scriptum #2:: No me quedan invitaciones. Franco se quedó con la última. =)
Xtian escribió una crónica de madrugada en New York. Como se lo comenté, "Almas desangeladas" es la única combinación de palabras que se me ocurrió para describir su escrito.
Si nadie te abraza, lo harás.
(Los 7 Delfines - Tu orden)
Me acuerdo de que la lluvia te mojaba, y vos la sentías a través de la tela de ese vestido corto y celeste, como veteado de nubes. Era el mismo que habías usado a veces, para disfrutar las caricias del sol. Pero ahora era la lluvia que te mojaba, y entonces vos levantabas la cabeza; de cara hacia el cielo, cerrabas los ojos, abrías la boca, extendías los brazos y te convertías en una cruz. Una cruz que por el agua se dejaba acariciar.
Pero no estabas feliz. Y tus lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia, en una comunión que iba resbalando lentamente por tus mejillas.
Yo te miraba llorar, acurrucada junto a tus plantas. Tu jardín del balcón, que con tanto amor habías regado, cuidado, acomodado y contemplado durante esos años. Te miraba, cuando acariciabas las hojas de las plantas y les hablabas, repentinamente cercana al mar, con palabras silenciosas y dulces. Pero ellas no entendían. Porque vos te ibas a ir y no podías llevarlas con vos; porque las plantas, decías, son hijas de la tierra que las vio nacer y crecer. Y estaban destinadas, algún día, a morir en ese lugar. No como nosotros, criaturas errantes, extraños seres que se dedican a deambular por los días y por las noches, en ciudades infestadas de tinieblas, en antros de la perdición, en parques tapizados por el crujir de las hojas secas en otoño... No como nosotros, que nos dedicamos a vagar, errantes criaturas dotadas con el don o la maldita tortura del movimiento... No como nosotros, condenados a vagabundear de acá para allá, en buscad e algo que no conocemos y se nos vuelve siempre esquivo. Y cuando finalmente creemos haber hallado un cierto asentamiento, éste resulta de una realidad ilusoria... y así debemos emprender, una vez más, la marcha que nos conduce a otros lugares y otras gentes.
Y vos ya sabías que lo que buscabas se encontraba más abajo, más profundo. En realidad, te habías dado cuenta de eso la tarde que una viejita del sexto (ya se sabe de lo que son capaces las víboras) te contó la historia final del anterior ocupante del departamento, ¿te aocrdás? El que había fallecido por culpa de algunos tornillos flojos en la baranda de tu balcón. Sin embargo, en aquel entonces no le diste demasiada importancia a su advertencia velada... aunque algo en esas palabras te había indicado un camino posible.
Ahora, poco a poco, y hablando todavía con tu jardín, te encaramabas a la baranda y al borde del balcón. Entre sollozos mirabas hacia abajo, a la gran avenida y su desfile de automotores y gente. Y de repente, empezabas a reírte, porque te acordabas de algo que habías leído sobre el aplastamiento de las gotas, que era como un suicidio desde el borde. Pero un suicidio involuntario, a veces, que siempre terminaba en un sonoro plaf, con la redonda complicidad de la gravedad. Y vos te veías en esa situación, una entre miles de gotas que pedían caer hacia su destino. Era seductor.
Y yo, aunque vos no podías verme ni saberlo, yo te miraba y tenía ganas de abrazarte y decirte que partir no implicaba morir; que ya volverías a disfrutar de un jardín... pero no podía hacer nada mientras te despedías de tus plantitas y les decías que ibas a buscar, por fin, tu lugar, tu tierra, tu reposo, un lugar donde volver a nacer y crecer; porque, en el fondo, vos eras como ellas, una hija de la tierra. Por más que a veces te movieras, como deberías hacer ahora para desplazarte y llegar a ese centro que anhelabas.
Y entonces, yo miraba, con los ojos muy abiertos y una muda protesta, cómo tus manos soltaban esa baranda (que esta vez sería inocente). Y tus pies sentían, la última vez, esa levedad que constituye el vacío... como las manitas de las gotas en movimiento.
Y te reías, y llorabas... de pura felicidad.
Seguramente, la brisa te llevó mis palabras: Adiós, gotita, adiós.
Y el inocente niño que caminaba por la vereda de enfrente, ese niño que se resistía a cobijarse bajo el paragüas protector que le ofrecía su madre, te vio también, y exclamó: ¡Mirá, mamá! Un ángel está cayendo del cielo.
Anoche, revisando entre mis papeles.
(Entre esos papeles que guardo, por una u otra extraña razón, desde hace años. Entre esos papeles que no se resignan al olvido. Y que suelen llamarme, como entre susurros, cuando abro algún cajón. Y que suelen tentarme a releerlos, ofreciéndose impúdicamente a mi mirada, en su altiva desnudez.)
Anoche, revisando entre mis papeles, encontré una pluma negra.
Y entonces, lo recordé.
Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
sólo eso y nada más."
¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal
de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
y aquí nadie nombrará.
Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:
"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más".
Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
sólo sombras, nada más.
La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco la volvió a nombrar.
Sólo eso y nada más.
Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!".
Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
fue, posóse y nada más.
Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser
osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"
Dijo el cuervo: "Nunca más".
Que un ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara "Nunca más".
Más el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
Dijo entonces :"Nunca más".
Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".
Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al ave y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestral
al repetir: "Nunca más".
Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
y ya no usará nunca más!.
Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Diós estos ángeles dirige
hacia tí con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
Dijo el cuervo: "Nunca más".
"¡Profeta -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
a esta morada espectral? ¡Más te imploro, dime ya,
dime, te imploro, si existe algun bálsamo en Galaad!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".
"¡Profeta -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
Por el Diós que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén lejano
a Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".
"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje
quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".
Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
no se alzará... ¡nunca más!
El famoso temor a la página en blanco. El miedo que asalta a todo el que, en mayor o menor medida, dedica algunos minutos de su insulso día, o de su gris vida, a escribir.
La necesidad de llenar esa hoja, esos renglones, ese espacio insoportablemente vacío; llenarlo con palabras, con dibujos, con garabatos, con algo que oponga su presencia a la ausencia, a esa nada que extiende sus tentáculos como buscando apoderarse de la existencia de uno mismo.
¿A quién no le sucedió alguna vez? Tu cerebro bulle en ideas que piden a gritos ser formalizadas en el papel, pero la lapicera descansa mansita junto a esa hoja. Y vos la mirás, como si de un objeto extraterrestre se tratara: con una mezcla de curiosidad, fascinación y miedo...
Dante, Jonathan, Edgar, Howard, León, Ernest, Roberto, Julio, Osvaldo, Martín y tantos otros. ¿Cuál de ellos, en medio de su genialidad, podría atestiguar que no sufrió el horror vacui alguna vez? ¿Quién puede jurar sobre la Biblia que jamás tuvo complicaciones a la hora de poner una idea por escrito?
Y nosotros, autores sin pasado, que aspiramos secretamente a que nuestro weblog se convierta, algún día, en nuestra obra maestra, nuestro legado a esa humanidad tan deshumanizada; nosotros, simples autores "sin prestigio académico ni autoridad alguna"; nosotros, advenedizos con ínfulas de grandeza; nosotros, los despreciados por esa masa amorfa de aprendices que se limitan a coincidir con un autor cuyo apellido no son capaces de citar correctamente; nosotros, ¿qué podemos decir al respecto? ¿Cómo nos sentimos cuando abrimos el Notepad con la idea de plasmar una idea y nos damos cuenta de que no tenemos idea de cómo transcribir esa idea con palabras que reflejen fielmente la idea? ¿Acaso no nos invade la desesperación? ¿Acaso no sufrimos el bloqueo? ¿Acaso no nos ponemos nerviosos? ¿Acaso no llamamos a gritos a alguna musa inspiradora que nos dicte alguna insignificancia ingeniosa, salvadora, que nos proporcione la ilusión ilusoria de que los minutos no fueron desperdiciados?
¿Y si este post fuera precisamente eso, un truco de prestidigitador para decir algo cuando no hay nada que decir? ¿Y si ahora vos, lector, te sentís engañado? ¿Y si considerás que te hice desperdiciar valiosos minutos de tu tiempo? ¿De ese tiempo que le quitás al trabajo? ¿De ese tiempo que le robás al estudio? ¿De ese tiempo que le robás a la educación de tu hij@? ¿No te provoca odio, y horror, darte cuenta de que todo el tiempo estuviste mirando lo mismo, una página en blanco? ¿No sentís la comezón en la boca del estómago, el miedo, la culpa, el horror de comprobar que tu propia existencia se transforma? ¿Que tu propia existencia pasa de ese monótono tinte grisáceo al blanco de la más pura nada? Ojalá eso te de la tranquilidad de saberte muerto, lector. Porque eso sí que es algo.
Fig. y fam., cobarde. En el ámbito de los weblogs, dícese de los comentaristas anónimos, aquellos que no dejan nada parecido a un nickname o siquiera una mísera firma digital. Por añadidura, dentro de ese grupo nefasto están incluidos los spammers, individuos que se dedican a publicitar productos y servicios que nada tienen que ver con la temática tratada en un post determinado.
¿Alguien puede aportar su granito de arena (constructivo) para ampliar esta definición?