En décembre 1978, j'ai fait l'amour avec une Muchacha punk. Disons que "faire l'amour" est une expression, parce que l'amour je l'avais fait bien avant mon arrivée à Londres et ce qu'elle et moi avons fait, ce tas de choses que nous "avons fait" elle et moi, n'était pas de l'amour ni même -et je vais le prouver- un amour: c'était ça et juste ça. L'intéressant dans cette histoire, c'est que la Muchacha punk et moi "couchions ensemble". Autre expression, parce que toute chose aurait été égal si nous n'avions pas renoncé à notre position bipède, -intégrant ça (l'amour) aux rites du sommeil: l'horizontal, l'obscurité de la chambre, l'obscurité de l'intérieur de nos corps: ça.
En diciembre de 1978 hice el amor con una muchacha punk. Decir "hice el amor" es un decir, porque el amor ya estaba hecho antes de mi llegada a Londres y aquello que ella y yo hicimos, ese montón de cosas que "hicimos" ella y yo, no eran el amor y ni siquiera –me atrevería hoy a demostrarlo–, eran un amor: eran eso y sólo eso eran. Lo que interesa en esta historia es que la muchacha punk y yo nos "acostamos juntos". Otro decir, porque todo habría sido igual si no hubiésemos renunciado a nuestra posición bípeda, –integrando eso (¿el amor?) al hábitat de los sueños: la horizontal, la oscuridad del cuarto, la oscuridad del interior de nuestros cuerpos; eso.
(Texto completo en francés y español)
No sé si será porque ayer leí algo relacionado en la revista Viva, pero esta mañana, allá por la calle Güemes y de camino a la boca del subterráneo, me crucé con un señor que estaba paseando a un perro de ésos. Sí, esos orejudos y que se asemejan a una cruza de salchicha con San Bernardo, pero sin aspecto apetitoso ni visos de borrachera. Sí, como el que aparece (o aparecía) en los carteles publicitarios de una amrca de zapatos, creo que Hush Puppies o algo así. Sí, ése de la foto, sí. =P
Bueno, la cuestión es que yo pasé mirando como de reojo al señor y al perro, que se había quedado parado muy quietecito, olisqueando con su narizota las rendijas de una tapia (probablemente oliendo el pipí de vaya uno a saber qué otra clase de canes que usan las paredes para tales menesteres), y que en su detenimiento olisqueril provocó que su ¿(in)voluntario? paseador tuviera que detenerse, también. Como se me hacía tarde, no tuve tiempo de quedarme a mirar detenidamente cada perrada que hacía el perro, pero sí me sobraron los segundos para darme cuenta de la cara de desconcierto que tenía aquel hombre. Ahí parado, no sabía qué cuernos hacer, literalmente hablando. Ora miraba al can, ora miraba la tapia, ora miraba hacia arriba, a los edificios o tal vez más arriba, hacia ese cielo celestísimo. A mí me pareció que estaba preguntándole a Dios, o a algún dios, por qué cuernos él, justo él, tenía que estar así parado, completamente a merced de los caprichos olisqueadoriles del simpático perrito.
Y entonces, mientras dejaba atrás ese cuadro, me vino a la mente una duda recurrente que tengo:
En una relación hombre - perro, ¿quién pasea a quién? =P
Jaco nos recuerda las aventuras que corríamos junto al cordón de la vereda. Y vos, pibe, ¿jugabas a Sandokán? ;)
A través de Asakhira, me entero de que este Viernes 26 se dictará sentencia en el caso de los webloggers mexicanos encarcelados, Epigmenio León y Gerardo Sifuentes. Es de esperar, si todavía hay justicia, que dean puestos en libertad.
Poir medio de una carta manuscrita entregada a su novia, Gerardo actualizó su weblog.
Asimismo, me entero de que Morcillo los visitó en la cárcel. Como su weblog carece de permalinks, citaré su post acá:
gerardo sifuentes (ya posteó) y epigmenio león no son culpables de lo que se les acusa, aunque tampoco son inocentes palomitas. no quieren perdones ni exculpaciones. simplemente se sepa la verdad, pero tampoco son ingenuos, alegar inocencia o demencia o un modus vivendi "decente" no asegura el salir del tambo.
adentro hay más casos de insólito que injusticias. ya no se hable de los casos de quienes sí han cometido delitos, nadie se da baños de pureza, no hay lugar para ello. en ese lugar es imposible siquiera un buen baño.
la cárcel enseña, definitivamente enseña y un chingo. si a mí unos cuantos días me sirvieron, a sifuentes y epigmenio un mes ya es casi su maestría aunque dudan que se queden para cumplir el doctorado
estar dentro de esos muros y alambres de púas no es placentero. lo es, en cambio, el comer con los amigos en una mesa rentada y sentados en varias sillas y bancos también rentados o bien tirados sobre un par de sucias cobijas, también rentadas, para no ensuciarse los pantalones. hacerlo, el comer y convivir aleja los muros, los empequeñece por un rato.
el aire es fresco, el sol quemante, la vista en el ReNo alcanza para mirar miles de casuchas que parecen cosecharse sólo en esos cerros pelones que rodean al lugar, casa grises y cerros pelones color café pálido. tepetate puro y duro, tabique gris y unas torres altas y de fierro pintado de rojo, con luces que brillan en la punta cada varios segundos, gracias a las cuales los chilangos pueden ver el futbol y las telenovelas. hacen falta las cervezas, esas jodidas cervezas que todo el mundo ahí dentro añora.
algunos presos fuman mota y crack, claro que no a la vista, otros hacen deporte, unos más reciben las visitas de sus familiares. casi todos tienen una mirada penetrante, algunos otros criminal y unos cuantos más perdida. los más, aún mantienen la esperanza y el brillo comienza a apagárseles poco a poco, pero es brillo al fin
comemos, charlamos. nos reimos. mucho.
pagamos por todo, como en todos lados y como debe ser.
el aire comienza a enfriar y los custodios recorren los patios. ha terminado la visita. son las 5 de la tarde. no quiero salir de ahí, no son mis amigos.
asi que les propongo que si muy amigos muy amigos, todos nos rolemos un mes hasta que el pedo acabe. soltamos la carcajada y salgo con la propuesta pendejona, ja.
les dejo unos fanzines y libros y periodico y papel y papel, todo al final servirá para limpiarse el culo. nos despedimos con la promesa de que la próxima vez que nos veamos será frente a una buena dosis de cervezas. pero eso sí, ahora nadie saldrá a la calle a mentarle la madre a la tira, no por lo menos ebrios, ya crudos, crudos es otra cosa..
En Placebo, los antecedentes del caso están en la entrada POR LA JUSTICIA.
Lo que sigue son extractos de una entrevista realizada a Martín Caparrós en Agosto del 2001, a propósito de su novela Un día en la vida de Dios, publicada por Seix Barral.
Porque Dios es un hombre viejo, con largas barbas blancas, sentado en el cielo.
Sí, en nuestra cultura judeocristiana, en sentido estricto, sin duda. Sin embargo, dentro de la cultura judeocristiana, hay restos de momentos previos al que cristalizó la Biblia, en los que Dios era femenino. Y esos restos todavía se ven incluso en algunos pasajes del Antiguo Testamento. Es lo que ha quedado de esa idea primera de que Dios era femenino. Se supone que la mayor parte de las culturas han tenido diosas, el rol creador de la mujer es evidente. Más que el de los hombres.
(...)
Una parte divertida del libro es la de Abraham y Sara y el faraón en Egipto. Es una visión un poco picante de la historia del patriarca que se narra en el Antiguo Testamento.
Parece picante porque nadie lee la Biblia. A mí me sorprende encontrar que la Biblia dice con toda claridad que Abraham se hace pasar por hermano de Sara porque al faraón le gustaba Sara como mujer y la deseaba. Entonces, él, para sacar algún beneficio a la belleza de su mujer, se hace pasar por su hermano. Eso está en la Biblia, está en el Antiguo Testamento, ahí sí que no inventé nada. Sin embargo, se tiende a pensar que esos grandes libros son como los curas quieren hacernos creer que son. En general son una síntesis de todo lo humano, están llenos de crueldades increíbles, de bajezas notables, de sexo y droga y rock and roll, de todo lo que hay en la vida de los hombres. Son relatos sobre los hombres que toman como pretexto a un Dios para contarse.
En la novela usted trata de mostrar cómo hace Dios para entender este mundo extrañísimo que inventaron sus hombres. ¿Cuál es su estrategia?
Lo que hace Dios es venir de tanto en tanto a este mundo, encarnarse en alguien y tratar de completar su aprendizaje. Y lo completa tanto que termina despreciando y odiando a los hombres. Elegí momentos sucesivos de la historia. Esos momentos terminan conformado ese día en la vida de Dios, el día en que se ocupa de ese pedrusco lejano que llamamos la Tierra. Es una sucesión que elige distintos momentos en la historia de la humanidad, desde el caso de un luchador egipcio en Tebas, del 2000 A.C. hasta la época de la construcción de la bomba atómica en Los Alamos. El tono del texto es bastante homogéneo. Todas esas escenas están contadas por el mismo narrador, que es Dios, y no va a andar cambiando de tonos por 100 años más o 300 años menos. ¡No le vas a pedir esas minucias!
(...)
(Un día en la vida de Dios, su novela) es un paseo de lo más picaresco que puede parecer ambicioso desde cierta chatura en la que a veces nos regodeamos. Y yo no pienso en mi actitud como escritor. Escribo. Esa me diferencia de cierta tradición en la literatura argentina en que está llena de escritores que piensan en su posición de escritor. A mí me divierte más escribir.
(...)
Si yo fuera un creyente de verdad, trataría de disimular por todos los medios que Dios es responsable de este desastre. Lo que me atrae de la historia es esa especie de desesperación que le agarra a Dios cuando se da cuenta de que los hombres que inventó no entienden nada, cuando ve que los hombres que inventó inventaron a su vez sus dioses que no tienen nada que ver con ella que es una especie de pobre trabajadora venida a menos, mal considerada en su empleo. Ver cómo intenta hacer algo con eso sin conseguirlo, sin lograr torcer el rumbo de esa necedad, y cómo finalmente termina hartándose de todo y dándole a los hombres su merecido, me hace gracia.
Cuando usted habla de sus lecturas, menciona libros históricos, antropológicos, filosóficos. ¿No lee literatura?
Yo soy generoso y olvido. Es cierto que leo más historia, antropología, ensayos que literatura.
¿Lo nutre más para sus libros?
No. Para nutrirme prefiero los fideos. Y sin embargo esta novela es el resultado de la lectura de un libro bastante malo del autor de La naranja mecánica, Anthony Burgess, que a mí me parece un gran autor menor, aunque tiene una novela genial como Poderes terrenales. Estaba leyendo un libro muy malo de él que creo que se llama Ultimas noticias del mundo. No tenía nada que ver con mi tema, pero me hizo pensar en esta idea de la visión subjetiva de Dios. Lo cual demostraría que la literatura se multiplica a sí misma. ¿Para qué sirve la literatura sino para producir más literatura que a su vez sea consumida como literatura para que a su vez produzca más literatura?
¿También la mala?
Sí, la literatura ha perdido casi toda relación con el mundo y funciona en ese círculo cerrado. Y así estamos, bienvenido sea.
(...)
Estoy cada vez más principista. Leo solamente los inicios de los libros. Estuve leyendo el principio del último libro de Don DeLillo porque me gusta mucho el baseball. Luego empecé a leer el famoso principio de Moby Dick, de Melville. Y estoy a punto de desarrollar una hipótesis sobre la cual sólo hay que leer principios, porque son los sectores de los libros en los que los autores más han trabajado. Suelen ser los mejores. Por otra parte, para dedicarse a una forma de la lectura histérica que sería como la más productiva, esa lectura que te deja con las ganas, habría que leer sólo principios. Una lectura que no resuelva.
¿Que no se consuma?
Claro, que no se consuma, que no resuelva sus propias contradicciones y, por lo tanto, trate de crear alguna contradicción que opere sobre lo exterior. Para eso habría que leer sólo principios.
(...)
Dios, totalmente ofendida e indignada con lo que los hombres han hecho del mundo, les da, o cree que les da, los medios para acabar con ese mundo, que en este caso sería la bomba atómica. Después ella descubre que ni siquiera ha sido capaz de eso.
Algunos de los rasgos que suelen atribuirse con insistencia a la narrativa del siglo XX aparecen aquí: el narcisismo, la ficción dentro de la ficción, la escritura que narra la historia de la escritura, la concentración extrema de los tiempos.
En cuanto a la condensación de los tiempos, para cada cual un día puede sugerir cosas muy distintas. Para Dios y para mi novela, un día es el tiempo que dura poco más o menos la historia humana. Así que su vida dura todo eso. Una figura quizá sí bastante conocida en la literatura contemporánea es la del narrador que no termina de entender lo que narra. En ese sentido, Dios me parece como el mejor ejemplo de eso, una narradora que no consigue entender lo que está contando. Lástima que lo que está contando es la historia del mundo. Y en cuanto a estas otras características de las que hablabas, del narcisismo, de la autoreferencia, espero que por una vez no me acusen de estar haciendo mi autobiografía cuando cuento la vida de Dios.
Enfilás con paso decidido hacia esas escaleras que se hunden en las entrañas de la tierra. Te introducís en las fauces que te devoran. El mundo exterior, plagado de una luz algo más natural, deja paso a la noche apócrifa, artificial, iluminada por lamparillas perennes. A veces, es como una simple escalera; otras, un enjambre de corredores que simulan los intestinos de un monstruo inconmensurable. Pero siempre, en algún momento, llegás al andén. Y ahí, envolviendo tu ser con su chirrido eléctrico, aparece el tren. Mirás cómo las puertas se abren y una marea humana (como en tantos otros lugares, ¿no?) se abre paso a empujones. Por un instante se confunden aquellos que salen y quienes entran, chocando las aguas aparentes en direcciones opuestas. Entonces, los ríos se amoldan y forman corredores. Cuando la última gota de agua se introduce en el gusano de metal, un pitido anuncia que las puertas aprisionarán a quienes están dentro. Y se cierran.
El gusano arranca, y va a perderse en el túnel. El aire retumba con el sonido de las ruedas de metal desplazándose sobre los rieles de metal, y poco a poco, la intensidad del estruendo disminuye.
¿Qué hay más allá de cada estación? Una araña. Una enorme y monstruosa araña de túneles que conectan puntos distantes de la metrópoli, que absorven a seres incautos, que no saben que están siendo digeridos por el monstruo. Y, cuando ya ningún jugo es aprovechable, la araña los escupe por alguno de sus múltiples poros.
Las grandes ciudades, en general, albergan a estos artrópodos, y parecen considerarlos beneficiosos para su desenvolvimiento.
Hoy, a través de un argentino en Toronto, conocí los diversos especímenes de arañas que existen en las principales ciudades del mundo.
La araña de Buenos Aires no figura en el listado. Sin embargo, es esta:
Y de alguna manera, hoy tengo un día así. Medio inocentón. Con una mirada como de asombro infantil. Y no dejan de sorprenderme ciertas cosas. Y tengo una sonrisa mínima dibujada en la cara. Y el cabello revuelto. Y una remera manga larga. Y hoy vi un árbol con las hojas secas. Y saqué de mi mochila "Veinte mil leguas de viaje submarino" (novela - Julio Verne) color azul mar. Y también "Madame Bovary" (novela - Gustave Flaubert) color rojo sangre. Y me fui a leer el diario de un país que se llama NuncaJamás. Y me acordé de la palabra Savannah. Y de la medianoche en el jardín del bien y del mal. Y entonces también me acordé de que anoche vimos Río Místico. Y cuando salimos del cine pensaba: "Todos somos miserables, en el fondo". Y sin embargo, todavía hay cosas bonitas. Y es que hoy tengo un día así. Medio inocentón... etc.
Cada vez, con el paso del tiempo y de los años, disfruto más de la lectura. Tal vez por eso, pese a que tengo menos tiempo para sentarme a leer, o para estar tirado en la cama sosteniendojeando un libro, no me resigno a alejarme de ellos. Ni siquiera el blogging logra que sienta desapego por lo que es vertido en hojas impresas y encuadernadas.
Y tengo que admitirlo: ya no soy un devorador de palabras. Ahora, en vez de leer casi con desesperación, intentando llegar al final lo antes posible, saboreo cada capítulo, cada página, cada párrafo, cada oración, cada palabra. Deslizo mis ojos por la superficie, acariciándolas, palpándolas, saboreándolas. Hago del ritual de la lectura una ceremonia secreta, privada, casi pornográfica, obscena. Y lo disfruto, qué duda cabe.
Tal vez por eso, el volumen de libros que he leído en estos últimos nueve meses ha sido ciertamente menor que el de la primera parte del año 2003.
Libros nuevos (12): Lolita (novela - Vladimir Nabokov), El General en su laberinto (novela - Gabriel García Márquez), Chávez y la Revolución bolivariana (conversaciones - Luis Bilbao), Todo un hombre (novela - Tom Wolfe), Caballo de Troya I (novela - J. J. Benítez) -que dejé por la mitad, cuando me enteré de que son 6 libros escritos hasta el momento, de una presunta serie de 12; pienso retomarla luego-, La tormenta del siglo (novela guionada - Stephen King), La chica que amaba a Tom Gordon (novela - Stephen King), Historias de fantasmas (relatos - Manuel Vázquez Montalbán), El umbral de la noche (relatos - Stephen King), Lentejuelas (novela - Gary Jennings), El Enviado (investigación - J. J. Benítez), Sombra de la sombra (novela - Paco Ignacio Taibo II), y, actualmente, me encuentro en plena lectura de Azteca, excelente novela del mismo Jennings.
Libros releídos (1): Una vez más, volví a leer El Hobbit (novela - John Ronald Reuel Tolkien). No hay caso, no me canso de releer las aventuras en la tierra Media. Próximamente, volveré a inmiscuirme en El Silmarillion, y en la trilogía capital, El Señor de los Anillos. =)
Estadísticas: Nueve meses, es decir, doscientos cincuenta y cuatro días, y apenas trece libros leídos. Promedio aproximado: un libro y medio por mes. ¿Alarmante? Sí, tengo que admitirlo. Pero, como ya dije, la lectura es cada vez más gratificante y atenta. Entonces, no me preocupa en exceso.
Ahí, en una apreciable pilita, están esperando a ser leídos:
- Rojo y negro (novela - Stendhal).
- La Teoría de la Relatividad (ensayos - Albert Einstein y otros).
- El embajador de la China (teatro - Marco Denevi).
- Un guapo del 900 (teatro - Samuel Eichelbaum).
- Una vida difícil / Judith y las rosas (teatro - Conrado Nalé Roxlo).
No están en la pilita, pero tengo pensado leer:
- La segunda parte de Azteca (novela - Gary Jennings).
- Caballo de Troya I, II, III, IV, V, VI (novela - J. J. Benítez).
- Adán Buenosayres (novela - Leopoldo Marechal).
- Del asesinato como una de las bellas artes (ensayo - Sir Thomas De Quincey).
Y bueno, hay que decirlo: se aceptan recomendaciones. =)
Se están produciendo pequeños cambios en Placebo. Algunos ya fueron implementados, mientras que para hacer otras modificaciones hago un pedido de ayuda a los que saben del tema.
Para empezar, implementé los siguientes cambios:
- Nuevo banner en el blog y en los comentarios.
- Iconos para Autor, Comentarios, Referencias y Secciones (podrían ser más bonitos, pero es lo que me salió...).
- Permalink en el título de las entradas.
- Reordenamiento del menú derecho, a fin de facilitar la navegación, colocando las Entradas Recientes, las Secciones y el Archivo en los primeros lugares del mismo.
Ahora bien, hay algunas cosas que me gustaría implementar, pero carezco de los conocimientos necesarios para llevarlas a cabo. Ellas son:
- Que en las vistas mensuales y por sección, las Entradas sean presentadas solamente por su Extracto, con un enlace hacia la página individual del post en cuestión.
- Que en la vista individual de cada entrada, los comentarios abran en un pop-up, y no en la misma ventana, como sucede hasta ahora.
- Que al hacer click en los Últimos comentarios, éstos abran en el pop-up correspondiente. Hasta ahora, abren en la misma ventana.
- Lista de Entradas más comentadas.
- Ránking de los que más comentan y la cantidad de comentarios de cada uno.
- En el pop-up de comentarios, que los enlaces (por ejemplo, la U.R.L. del comentarista, o un link incluido en el cuerpo del comentario) se abran en una ventana nueva. Hasta ahora, se abren en el mismo pop-up, lo cual torna la navegación dificultosa, a menos que se haga click derecho y Abrir en una ventana nueva.
- Por último, que al pasar el mouse por la imagen del banner superior, ésta se vea en negativo; sea a través de un javascript, o llamando a otra imagen guardada en el weblog.
Por lo demás, me siento bastante conforme con lo que he logrado hasta el momento. Sin embargo, y pese a que varios me han dicho que el aspecto estético, en mi blog, es secundario, soy consciente de que no dormiré tranquilamente hasta que no logre implementar todas y cada una de las mínimas mutaciones que tengo en mente. ¿Algún weblogger de buena voluntad que pueda darme una mano en las cuestiones que me faltan? Espero respuestas.
Mi amigo Franco es de ésos que meten la frase justa en medio de una charla.
Ayer a las 19.45 horas aproximadamente, por ejemplo, me salió con esta frase acerca de cierto señor: "Está afinando el arpa".
Podríamos decir, entonces, que hoy a las 2.30 de la madrugada encontró la afinación justa y se fue a estrenar la susodicha arpa en un concierto, ¿no?
A medianoche, me doy una panzada de noticias a través de los distintos noticieros de la hora cero, en TV abierta.
El día de ayer se resume en dos noticias. Una mala y una buena. ¿Cuál les doy primero?
La mala noticia es que se "accidentó" el famoso conductor Juan Castro.
La buena noticia es que no se denunció ni un solo caso de violación. Qué raro...
La conclusión a la que llego es que el morbo vende, no hay nada que hacerle.
En el principio, todo era construcción. Un experimento grupal, literario, pseudointelectual; un ente, un personaje, un nombre, una matriz, una personalidad paradójicamente impersonal, con tendencias filosóficas, inquisitivas, dogmáticas, omnicomprensivas.
En el principio, era un laboratorio. Donde los lectores se utilizaban a guisa de ratas para indagar en los efectos de ese placebo llamado comunicación. Causas y efectos, acciones y reacciones, escritura, opiniones, comentarios, feedback.
En el principio era excitante, pero llegó el después.
Y el después tenía el nombre del tiempo. De la experiencia, de los cambios y de la inevitable evolución que conllevaban. Evolución de conocimientos, que indicaron, con un veredicto inapelable: "Son predecibles, casi humanos. Tal vez por eso, hasta cierto punto queribles".
El después dictó el rumbo que fue tomando ese espacio. Lenta, pero constantemente, sin pausa, dejó de ser una fachada fría y distante para dejar resquicios por los que comenzó a colarse la humanidad que, en última instancia, también me conforma. Y el placebo, entonces, se volvió un espacio acotadamente personal. Y adquirió la calidez e intimidad del propio hogar.
Me doy cuenta de que Placebo ha cambiado en estos catorce meses que lleva en línea. Y yo he acompañado ese cambio. Hoy, ya no es la construcción Matrix quien escribe; ya no es el personaje quien dicta el tono y la temática de los posteos, no. Ahora soy yo, J.E.L., la persona detrás de la máscara, quien decide qué, cómo y cuándo se publica. Y estoy contento, pues siento que he crecido, sí.
Puede parecer un acto trivial, pero desde hoy firmo mis notas con mi nombre real. Destierro al personaje, Matrix; doy la bienvenida al hombre, Jonathan Emanuel Lewenhaupt.
Estoy en casa.
Bueno, la versión 5.0 de este sitio es la que pueden ver. Tengo entendido que no tiene problemas de visualización en los diferentes navegadores, así que supongo que por ese lado estamos hechos.
De todas maneras, quedan algunas cuestiones pequeñitas por resolver. Una de ellas es la imagen del banner, que subiré en los próximos días, así como los iconitos para comentarios, referencias, secciones, autor, etc. (nadie se prendió al concurso, de modo que se pueden ir a... sí, por ahí cerca)
Me gustaría que me digan qué piensan del diseño nuevo, de los colores, etc. O sea, ¿se lee bien, es claro, comprensible, diferenciado, etc., etc.?
Espero respuestas, críticas, sugerencias y demases.