Un excelente regalo de fin de año para todos los webloggers de buena voluntad (que los hay, sin duda).
Gracias, Ramiro.
Bien, por suerte, mi querido amigo me confirmó que sigue con vida. Sin embargo, me aclaró que, desde hoy, este weblog, si así lo deseo, será de exclusiva responsabilidad mía.
Acá está el texto del mensaje.
Leyendo el weblog de Infelix, un weblogger venezolano, me encontré con este post y, ¿para qué negarlo?, me acordé de aquella vieja-nueva tradición que existía en algunos weblogs, de contestar ese a veces simpático cuestionario cambiante de cada viernes...
Y bueno, no puedo menos que responder las 5 preguntas que siguen:
1. ¿Qué quitarías del mundo?
Le pasaría la escoba a todo ser humano inicuo. Y tiraría abajo las barreras idiomáticas que existen: crearía un lenguaje unversal que fuera transmitido a través de pensamientos. Algo así como la telepatía (?).
2. ¿Cual es tu sentimiento favorito?
La melancólica nostalgia rioplatense que provoca una calle de Buenos Aires vacía a la noche, mientras llovizna y camino entre charquitos... =)
3. ¿Cuál es el recuerdo más intenso que tienes?
Una frase leída por ahí: "La memoria más sangrienta es el presente, es lo que hay".
4. ¿Cuál es el pensamiento que más se repite en el día?
Es una vocecita que me susurra: "¿Qué hay de rico para comer?"... :s
5. ¿Que es lo que más te gusta provocar en la gente?
Supongo que me gusta que se sientan contenidos cuando interactúan conmigo... prestarles un oído para que cuenten lo que les anda pasando... provocar en ellos una sonrisa sincera, o una carcajada sonora. También, a veces, me gusta hacerlos reflexionar...
Me dí una panzada de artículos referentes a la fuentecita que hay que remover del Office... y llegué a idear este post.
Hete acá, entonces, algunas formas de ver el nazismo; o Nacional-Socialismo Alemán, si lo prefieren así. Por favor, judíos cagones, ultrareligiosos escandalizables y moralistas de ésos, abstenerse de clickear en los siguientes links... =P
1. BEAUTIFUL AND REAL.
2. HITLER RELOADED.
3. ITALI(AN)ALPHABET.
4. PLEASE RECYCLE.
5. WORLD WAR COLLECTIBLES.
...Y mientras bailabas, yo me sonreía. En medio del rugido atronador de los parlantes no valía la pena el intento de hablar. Proferir sonidos amables que serían ahogados inmediatamente por los acordes de la música que te llevaba a menear tus caderas con una gracia infinita. Tus brazos dibujaban figuras variadas, tal cual aquella noche húmeda de Junio. Pero ahora era distinto, porque los dos estábamos juntos, bañados mutuamente en la seguridad reconfortante que otorga la felicidad...
Diálogo de miradas establecido en la penumbra destellante de la noche. Diálogo de miradas que significan amor, franqueza, comprensión, agradecimiento, deseo... En fin, todo un cúmulo de sensaciones que no hacía falta expresar con palabras concretas; tan sólo bastaban las caricias, los besos, la presencia constante en la unidad de tiempo y lugar...
...Y esta tarde de domingo, con su tiempo cambiante, te encuentra recostada en la cama, halagando con tu respiración la tela de la almohada rubí. Y a mí aquí, sentado, contemplándote dormida, y pensando con la mente y el corazón en lo hermosa que eres... lo hermosa que eres, por Dios... ¿sabrás lo hermosamente hermosa que eres?
A veces me sucede que tengo como un flashback de sensaciones olvidadas. Son esos momentos, instantes casi, muy puntuales; algunos segundos en que los sentidos son asaltados, sin previo aviso, por eso que llamamos hermosura.
Me había bajado del 71 con precisión, en la esquina de Avenida Triunvirato y Manuela Pedraza, con la plena intención de caminar por la segunda hasta el momento de llegar a la Avenida de los Constituyentes. Todo en pleno barrio capitalino de Villa Urquiza.
Puro barrio de Villa Urquiza, mejor dicho. Fue de golpe cuando tomé conciencia de que no estaba circulando ni por el cemento del microcentro, ni por la modernidad vidriada de Puerto Madero, ni por la bohemia de Palermo Viejo, ni por los suburbios de Buenos Aires, ésos que se hallan más allá de la General Paz. Estaba caminando por veredas que parecían dameros; regulares unos, irregulares los demás, llenos de figuras geométricas de diferentes colores. La calle, por donde apenas circulaba silenciosamente algún que otro automóvil, era de adoquines; los árboles, en su mayoría muy añejos, se alzaban como reyes absolutos de los canteros distribuidos a lo largo de las veredas, y en las bocacalles podías detener el rítmico caminar y ver el cielo más limpio con sólo alzar la vista.
El cielo se mostraba gris. Un gris pegajoso y de visos húmedos, presagio de lluvia cercana. Lagrimal, definitivamente, como un tango.
Hubiera jurado que un tango se colaba hacia fuera desde una de las casas chorizo con rombos enrejados en las ventanas. Éstas daban a la calle; los jardines delanteros eran extraños, y en general embaldosados. Y las puertas eran de madera lustrosa, con la típica mirilla para fisgonear quién llama...
Daban ganas de jugar al ring-raje, como cuando éramos chicos y podíamos cometer travesuras callejeras con casi total impunidad. Tocar un timbre cualquiera, escogido al azar, en el vértigo del momento; y entonces salir corriendo sin mirar atrás, doblar la esquina con una mueca de inocencia dibujada en la cara... recuperar el aliento y más tarde, sí, reírnos, no sin una cierta sensación de culpa por interrumpir la vecinal siesta de las tres de la tarde.
La misma hora que era en ese momento, mientras próximo a mi destino comenzaba a caminar por el medio de la calle adoquinada y me sonreía. Sonreía con una felicidad triste, cargada de nostalgia, porque veía cómo seaproximaba la avenida por ahí adelante; y más allá, aparecía la fachada azulada de uno de esos hipermercados odiosos pero necesarios... Y, una cuadra antes del final, me encontraba con la persiana de un almacén de barrio fijada con candados al suelo. Y los candados estaban herrumbrados por el tiempo. Casi, casi, se me piantó un lagrimón, mirá...
A veces tengo flashbacks de ésos, ya te dije, y te juro por mi vieja que dan ganas de volver el tiempo atrás.