El tiempo y la perspectiva, sumados a la lectura de otras visiones, dotan a los acontecimientos de un nuevo aura. Es por eso que recién ahora, una semana después, llega mi pretensión de crónica. Si bien no queda mucho para contar (excepto HABBI, ya todos dijeron lo suyo), algo aportaré, creo yo. Procedo, entonces.
Lo cierto es que la previa me encontró debatiéndome entre dos polos opuestos: "SÍ, VOY" y "NO VOY". Las dos posibilidades tironeaban de mí con idéntica tenacidad. El "NO" argüía: -Milion es un nido de ratas. En el cuartucho, como en el resto del edificio no se ve un pomo. Y, además de ser caro, el servicio tiene un delay reprochable. El "SÍ", por su parte, me susurraba al oído: -Volverás a ver a TORITO y a HABBI, que hace mucho que no caen a un rejunte y los extrañás. Además, será la presentación en sociedad de LA 99. Y también, por supuesto (último argumento, pero no por eso el menos importante), están las tremendas, constantes ganas de ver a tu felicidad vuelta mujer: PATTY.
En fin... La cuestión es que los dos extremos resultaban igual de persuasivos.
Me acuerdo de que un día antes, en charla vía MSN, le había dicho a la tía GLORIA, a LA 99 y a PATTY que no iría. Y el mismo Miércoles por la mañana se lo había repetido a HABBI, "No voy"... pero aclarándole "a menos que me agarre un raye y me aparezca como caído del Cielo o aparecido del Infierno". Seguía firme el "NO", aunque sin la misma firmeza de veinticuatro horas antes, valga la redundancia.
Al final, promediando la media tarde, y con MATRIX ya rajando para la Universidad, algo, una conjunción de factores internos y externos, presentes y pasados, hicieron click. El resultado fue lo que sigue:
1. Reabrí el weblog ("Todo principio tiene un final" que dura lo que a mí se me antoje), tal como me lo sugirió TORITO en este post. En la reapertura mandé bien a la mierda a todo lo que tenga que ver con los Korochis/Worcel -pez muerto, turba, m-p, etc., etc.- que tan poco nos gustan a unos cuantos (sí, lo digo... ¿y?). =P
2. Le envié a PATTY un mensajito simple al celular, avisándole que nos veríamos en el meet-up.
Hecho esto, me fui.
Sin embargo, no quería apurarme a llegar. Ni bien salí de la facultad, me tomé el subte (línea B, como de costumbre)... pero me bajé en la estación Pasteur, en vez de hacerlo en Uruguay. Es decir, dos estaciones antes de lo debido. Caminé por Avenida Corrientes, bajando hacia Callao, tranquilo, disfrutando la ventolera que azotaba a Buenos Aires por esos días; me detuve algunos minutos en un par de librerías, a chusmear entre los libros que pasan sus días ahí, sin nadie que les preste atención. Y ahí mismo, presidiendo una pilita, lo vi: Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal, en edición de la Biblioteca Clarín. Un trasto bastante grueso, por cierto. ¿Eh? ¿Cómo? ¿Ocho pesos? No, gracias, pero este libro no vale más de cinco. Ya lo encontraré en alguna parte, al precio que le corresponde. Hasta luego. Ahí se quedó, una lástima... pero garcas, conmigo, no. Seguí caminando por calles variopintas, hacia el destino francés.
Al final fue llegar a Milion y haber recordado mentalmente los planos de la planta baja. Por ende, agarré la primera escalera que apareció, enroscada, a mi izquierda. Al contrario de otras veces, no seguí hacia el jardín del fondo, para tomar la recta escalera trasera. Consecuentemente, no me llevé por delante ninguna de las sombrillas, como siempre me sucede.
Subí al habitual primer piso; curioseé a ver qué habia en la parte de adelante del salón, más por costumbre de voyeur que otra cosa; me fui para el fondo, rodeé la barra donde se apiñaban unos cuantos bichos inclasificables, al igual que en los sillones de la sala intermedia, y desemboqué en el cuarto del fondo a la izquierda.
Ahí estaban, muy orondos, casi todos. A ver si me acuerdo bien: Beso, en la mejilla, a una morocha que no conocía (supuse, bien, que debía ser LA 99); beso en la mejilla, abrazo de oso y palmadas en la espalda con HABBI; beso, en la mejilla, a SIOUX; beso, en la mejilla, a la tía YLEK; beso-beso, un cosquilleo dulcísimo en los labios, a PATTY, mi novia. Dejé la mochila en la silla que estaba a su lado y me encaminé hacia el otro semicírculo del círculo de mesas. Beso en la mejilla y abrazo a TORITO; por último, apretón de manos y beso en la mejilla a un señor de barbita candado y pelo corto absolutamente desconocido para mí... pero que me saludó con una tonada del centro argentino bastante sospechosa, hay que decirlo. =P
Acto seguido, después de los saludos de rigor, me limité a ocupar mi puesto de novio - guardabosques - observador silencioso - degustador de Coca-Cola - fotógrafo oficial (esta vez no me dejaron, che... =P) del evento.
Ahí nomás, casi pisándome la sombra de los talones, llegó LADY GOD-DIVA. Y, una hora más tarde, más o menos, hizo su entrada JACO-, para completar la asistencia de la noche. Hubo unos cuantos a los que esperábamos pero pegaron el faltazo: ANALÍA, HORACIO (es inconcebible, pero no se enteró...), SINGING BANZO, la tía GLORIA... Respecto de la tía GLORIA, el TORO no le avisó que iba a ir, qué BOLUDOOO. Igual, ella me había dicho que no podría acompañarnos porque tenía otro compromiso... y después andaba llorando por los blogs, diciendo que TORITO no le avisó, hummm... ;)
A los de "la familia" no los esperaba, sinceramente; y no aparecieron, cosa que se agradece. =P
Et bien, respecto a lo que pasó durante la reunión, lo que se habló y demases, no tengo ni idea. Todo sucedió vertiginosa y estrepitosamente, pero algunos pantallazos de cada asistente se me quedaron grabados a fuego en la retina. A saber:
- SIOUX tenía puesta una remera smashingpumpkinesca, con la palabra ZERO estampada por encima de una estrella blanca de cinco puntas. Aunque, en realidad, lo que se lee como blanco era de color gris. También se cortó el cabello ella misma, con lo cual presenciamos un cambio de look hecho en casa. La pregunta se cae de madura: ¿Se habrá estado torturando con las tijeritas? =P
- LGD y LA 99, en un momento, estaban hombro con hombro y ella le hablaba a él al oído. ¿Hay secreto profesional de por medio, o alguien puede aclararme lo que le susurraba?
- PABLO se comió las tres cuartas partes de una tabla de quesos él solito. Y conforme progresó la noche, la tonada cordobesa, cuan ensalmo de un diablo gentil, se fue apoderando de la reunión.
- TORITO mostró unas tarjetitas que dicen que es el Presidente Supremo del HighToro Research, y llevan la foto de la lla... digo, pipa que preside su weblog. Organizado, el hombre.
- Me quedé con las ganas de sacarle a cada uno una foto con los anteojos de sol super-matrixeros de HABBI. La próxima llevalos, fiera, que no se salva nadie. ;)
- La tía YLEK, en un momento dado, tuvo un acceso de cariño y comenzó a acosar a su sobrino (o sea, yo). PATTY salió en defensa del pobrecito, y al final terminaron tirándose flores entre ellas, mientras él trataba de agarrar su copita de Coca-Cola. =P
- A propósito de mi novia... ¿cómo es eso de que tu novio sea el último en enterarse del corpiño que llevas puesto, amor? =P
- Hubo Concilio TORO-HABBI-MATRIX en las dependencias sanitarias. Enseguida cayeron LA 99 y SIOUX. No sabemos si fueron enviadas a espiar o si la intención era trasladar la juntata al baño mixto de Milion.
- Es in-so-por-ta-ble el tráfico de gente por minuto cuando a los de la barra se les ocurre cerrar la puerta que da al balcón y todos empiezan a entrar, prácticamente, por la ventana del cuarto donde nos reunimos. Grotesco. =(
HABBI y LA 99 se fueron primero, antes que los demás. El resto nos quedamos un rato más. Obviamente, nos asaltaron el bolsillo, como siempre, y adulteraron las cervezas y los tragos, según apreciación de PATTY y LA 99. Ellas dos terminaron la noche bailando y dibujando firuletes, para usar una expresión suave. A ver si la próxima se moderan un cachito, che. =P
Salimos a la calle y el viento rajaba la tierra. Creo que TORO y PABLO se tomaron el 152. JACO- y SIOUX se fueron caminando hacia la Av. 9 de Julio. YLEK y LADY GOD-DIVA se subieron a un taxi; otro tanto hicimos PATTY y yo.
Dejé a mi amor sanita y salva en su casa y me fui pateando baldosas flojas por la noche de Buenos Aires, que se torna en una grata compañía cuando estás con gente que realmente vale la pena.
Hasta la próxima vez.
POST-SCRIPTUM: Otras visiones de la velada por JACO-, LADY GOD-DIVA, LA 99, PABLO, PATTY, SIOUX, e YLEK.
POST SCRIPTUM 2: Las fotos.
En MATRIX: REVOLUTIONS, la Pitonisa le revela a Neo que Smith es él mismo en versión negativa, su opuesto, su contrario, su antónimo complementario. Y también le revela que el uno no puede existir sin el otro.
Juro y perjuro que ni GOLLUM ni yo sabíamos de antemano que la cuestión de los opuestos que se complementan sería planteada en la película cuando, allá por Febrero, escribimos estos dos posts que vale la pena revisitar: 1. 2.
Sábado, 02.34 AM. Un cybercafé de Boulogne, mi ciudad.
Volvía en el colectivo después de pasar unas horas con vos, después de degustar pescado crudo; cariñosa forma de nombrar al sushi, ese manjar oriental que me hiciste descubrir, como tantas otras cosas buenas que me hacen tan bien... Volvía en un 60 atiborrado de desconocidos, y me sentía absolutamente incómodo.
Hace tan sólo un tiempo, cuando el frío asolaba Buenos Aires y alrededores, era un placer volver a altas horas de la noche, mientras el colectivo volaba por las calles de Buenos Aires y la ruta Panamericana. Generalmente semivacío, podía arrellanarme en mi asiento y disfrutar de las luces que raudas pasaban, o simplemente dormitar para despertarme justo antes de la colectora de Av. Márquez. Y ahí bajarme y combinar con el 338, que diez minutos después me depositaba a escasas tres cuadras de casa.
Y ahora que llegaron la primavera y los calores, en medio de la enorme felicidad que me proporcionás desde hace tanto (y a la vez tan poco) tiempo, descubro que aquel ser antisocial que creía haber dejado atrás, o al menos dominado, sigue presente en mí.
No soporto todas las personas desconocidas que comparten mi viaje. No soporto todas las personas desconocidas que aguardan el colectivo en la misma parada que yo. No soporto todas las personas desconocidas que transitan por la calle en mi misma dirección, o que se cruzan en mi camino por un motivo u otro.
Esta noche intenté refugiarme en la lectura del libro que me prestaste, El umbral de la noche de Stephen King... y sólo conseguí leer la introducción. Me sentía incómodo, y esa sensación me acompañó por el resto del viaje. Y me bajé de una vez, y decidí caminar, a lo mejor esperando encontrar las 30 cuadras que recorrería desiertas... y no.
Gente caminando por la calle. Gente circulando en automóviles. Gente bebiendo alcohol en algún barsucho de mala muerte. Gente que me miraba cuando pasaba a su lado. Gente que hablaba cuando pasaba a su lado. Gente que me importunaba con su sola presencia...
Gente acá, que me rodea y asesina estúpidos monigotes fabricados a base de unos y ceros, lenguaje binario y click, click, click. Counter Strike, se llama eso.
A veces pienso que tranquilamente podría agarrar un revólver, cargarlo con balas de plata y salir a derribar muñequitos que salpiquen sangre de verdad. Como le gustaba hacer a Jack El Destripador. O a Lee Harvey Oswald. O a Charles Manson. O a William Burroughs (que si mal no recuerdo se especializaba en volar orejas)...
Me quedan 15 cuadras para caminar. Sé que llegaré a casa, me acostaré a dormir y soñaré angelitos con alas de murciélago. Y mañana por la mañana me levantaré, desayunaré, me iré de casa, llegaré, me sentaré ante la PC, abriré el weblog y leeré este mismo post. Como seguramente lo leerás vos y tantos otros.
Y me diré, como lo pienso ahora, mientras vos sin dudas estás plácidamente dormida, cubierta con las sábanas y el cobertor que yo amorosamente acomodé sobre tu hermoso cuerpo, que en el fondo... En el fondo, más allá de la madurez que supiste reconocer en mí, aún tengo algunas cosas de niño. Algunas cosas de niño perverso, como los que protagonizan uno de los cuentos del libro.
Es una tontería, lo sé. Y sé que la superaré. No sólo por mí, sino también gracias a tí. Y por tí.
Porque el amor que me demostrás todo el tiempo me incita a ser cada día un poco mejor... aunque a veces le yerre al sendero...
Esta noche, me desvanezco.
Te amo.
Un par de días después pasé por el vecindario a reconocer la zona, a intentar hablar con algún vecino, a ver qué más podía saber. No encontré mucho: me repitieron un poco lo que ya había leído en los diarios, y cuando les preguntaba por la anciana me decían que era (había sido) “normal”. La palabra se repetía en uno y otro diálogo, y llegó un momento que me cansó. ¿Qué quería decir que la viejecita era “normal”? Una vez se produjo el siguiente diálogo:
–¿Cómo era la anciana?
–Y... normal.
–¿Cómo que “normal”?
–Y, sí... normal.
–Pero, ¿a qué se refiere con “normal”?
–¿Cómo a qué...? Normal, era una viejita normal, qué sé yo. Vivía en su casa... eh... iba al supermercado... Qué sé yo... Hacía una vida normal.
–O sea, normal...
–Claro, normal.
–¿Y qué es una “vida normal”?
–Eso que le dije.
–¿...?
–No sé, ¿usted nunca vio una viejita normal? Con el changuito... esas cosas...
–Esas cosas...
–Sí, esas cosas.
–Cosas...
–Sí, con sus cosas... esteee... cosasss... normales...
–Ahá. Ahora me quedó más claro.
...y cuando creías que la liberación había llegado al fin, no resultó más que una huída ilusoria: seguías conectado a la matriz, prisionero de aquellas redes plagadas de putrefacción.
Tomaste conciencia poco después de que la perturbación del fétido olor de un pescado muerto en la orilla del arroyo, junto a la fábrica de muchos boludos, asaltó tus fosas nasales: No te importa nada de lo que aquell@s putit@s de foyer que forman parte de "la familia" puedan ser, decir, pensar o hacer. Desde luego, verías con agrado que cada un@ terminara con una bala de plata encajada en el medio de la frente, pero no vale la pena manchar tus manos con los fluídos de la podredumbre.
Seguirás conectado, construyendo tu camino en el medio de la destrucción...
Fuck you!
Contemplaba su imagen en el espejo y no dejaba de maravillarse de su transparencia. Las cortinas ondulaban en la ventana. La luna llena bañaba con su luz mortecina el balcón.
Se volvió lentamente, atravesó el cortinaje y salió de la habitación. Extendió sus brazos en cruz y saltó, perdiéndose en las profundidades de la noche y el cielo inescrutable.
Había muerto haciá días, pero volvió en busca de su corazón. Al arrancarlo, en el lecho cubierto de pétalos quedaron los frágiles huesos de un esqueleto. Un reguero de sangre marcaba su derrotero: desde la cabecera de la cama hasta la zona del espejo, y de allí al balcón. Luego, la verde hierba del jardín absorvió las restantes pruebas de su (in)mortalidad.
Ahora, me observa fijamente a través del cristal de mi ventana.