Jueves 27 de Marzo del 2003

EL GRAN SIMULADOR

Mientras escribo estas líneas, por pura casualidad (causalidad, diría Matrix), en la radio suena una versión de The Great Pretender (El Gran Simulador, como se traduce normalmente) en la voz de Freddy Mercury. Y se me pide que escriba sobre la creación de personajes.

Podría decirles que hay tres tipos de personajes creados, que coinciden con las tres personas de la enunciación:
a) primera (yo - nosotros), cuando el personaje creado es una máscara hecha para nosotros;
b) segunda (tú/vos - vosotros/ustedes), cuando el personaje creado es una imagen idealizada de alguien con quien tratamos a menudo;
c) y tercera (él/ella - ellos/ellas), cuando el personaje creado es alguien que no existe e inventamos desde cero.

La creación de personajes es muy distinta en cada caso. Me voy a centrar (porque el texto de Matrix así lo pide) en la primera persona singular.
Mírenme. ¿Quién es Gollum? En algún post viejo, al principio, expliqué por qué elegí ser Gollum, y me reafirmé como entidad construida. Gollum no existe, es un personaje que primero creó Tolkien (en tercera persona) y que luego alguien (yo, o quien quiera que yo sea) adoptó como inspiración para crear un personaje en primera persona. Yo, Gollum, soy un personaje. Yo, autor de Gollum, lo he creado para que nadie me juzgue por otra cosa que por mis dichos, sin comprometer en realidad mis opiniones. Porque Gollum me da pie para decir cosas de las que quizás no estoy del todo convencido, pero que pongo a prueba ante Uds., mido reacciones, evalúo argumentos y adopto/descarto para mí según me parezca.

Es enfermizo, quizás, pero en mayor o menor medida todos los bloggers y demás internautas actuamos parecido. No se engañen a sí mismos más de lo que ya lo hacen, y admitan que no son ni la mitad de lo que se intuye a través de las líneas que leemos en sus posts y comments.

Pero hay algo más enfermizo que hablar con cierta impunidad: los juegos esquizofrénicos a los que asistimos en internet, cuando el personaje que creamos gana un lugar en el personaje que somos fuera de la red, y entramos a confundir sueño y realidad, ficción y hechos, ser o no ser. Ríanse, pero no faltan casos de relaciones realmente enfermizas. Y perdonen que repita el adjetivo, pero no hay otra forma de describirlo: enfermizo. Uno puede jugar con opiniones detrás de la máscara de Gollum o quien fuere, pero la cosa empieza a ponerse densa, heavy, cuando el juego involucra sentimientos.

No, tranquilos, que a mí no me ha pasado nada. Pero lo cierto es que hay mucha gente con serios problemas emocionales que se vuelca en la red con apariencias de fuerzas sobrenaturales o halos mágicos, y que pretende vivir en la burbuja que ha creado; y no sólo eso, pretenden materializar sus castillos de cristal en calles de asfalto, cemento y piedra. Lo lógico es que un camión se los lleve por delante antes de que puedan tomar consciencia de su inconsciencia.

Así es, mis amigos. Supongo que no han entendido nada de lo que dije, pero tampoco me preocupa. No me preocupa nada. Claro, es muy fácil decirlo en la piel de Gollum. Sepan al menos que no pretendo salir por las calles en taparrabos, a cuatro patas y siseando interminablemente "Mi tesssoro...".
No, de hecho. Si me he ausentado un tiempo de la red no ha sido porque me atraparon los elfos o me fui en busca del Anillo a Mordor, sino porque estuve (yo, creador de Gollum) tapado de trabajo, cansado, sin tiempo.
En fin, sepan disfrutar sus personajes como disfrutan sus buenas dos o tres horas de cine diarias/semanales, pero no caigan en la esquizofrenia enfermiza, en la promesa de los profetas de internet que nos hablan de la sociedad perfecta y democrática, donde cada internauta podrá ser quien siempre deseó ser. Cuando suene el despertador a las siete de la mañana y una resaca espantosa les haga odiar a la humanidad, serán Uds. y sus cuerpos marchitos, Uds. y sus historias de jardines y escuelas primarias, Uds. y sus miserables miserias los que deberán verse las caras con un subterráneo nauseabundo, un colectivo atestado de almas o la cara de idiota del imbécil de turno.

La mayoría de Uds., queridos lectores, quizás no se sientan aludidos, ni deberían sentirse aludidos. Pero quién sabe, hay tanto loco suelto...

Sufran sus vidas. Hasta otro prolongado post.

Miércoles 26 de Marzo del 2003

ESPACIO CEDIDO PARA PUBLICIDAD

Disculpe, Don GOLLUM, pero visto y considerando que usted parece andar muy cómodo con sus nuevos compañeritos de laburo por el Barrio Húmedo de León, Hispania, me tomo el atrevimiento de usurparle el turno de posteo.
Solamente quería decir que anoche hubo reunión de webloggers, y acá, en mi weblog personal, está el etílico resultado de la velada.
Cuando el Sr. GOLLUM guste, continuamos con la pseudointelectualidad habitual.

Viernes 14 de Marzo del 2003

INTERFERENCIAS

En nombre de GOLLUM y mío, pido disculpas a los lectores por la falta de posteos durante las últimas semanas. Diversas contingencias personales de ambos dos, provenientes de lo que se llama "la puta realidad de nuestras vidas" han impedido (y continúan impidiendo) que podamos escribir en este espacio con la debida dedicación. Espero que, con la llegada del señor Otoño y la tremenda melancolía que acarrea el colchón de hojas amarillas sobre el que empezamos a caminar (digo esto desde acá, el Sur, porque el amigo GOLLUM va a encontrarse, desdichado de él, con la señora Primavera), arrecien los posteos al mejor estilo Placebo.

Por lo pronto, me gustaría agregar uno o dos puntos más a los ya expuestos por GOLLUM para justificar la creación de un personaje.

1. La impunidad. Creamos personajes a los fines de cometer aquellas fechorías que, en la vida real y amordazados por las disposiciones de la sociedad, no podemos llevar a cabo. Escribir esas fechorías, entonces, es una descarga. ¿Nunca pensaron que los weblogs, en algún sentido, también van creando una imagen de quien postea? ¿No perciben un cierto grado de morbo a medida que van conociendo la mente del escriba? ¿No van haciéndose la cabeza sobre la personalidad del personaje o la persona que se esconde detrás de las palabras vertidas en esa especie de diario íntimo que es cada blog?
2. Deseos. Creamos un personaje a imagen y semejanza de lo que nos gustaría ser, a la medida de nuestros más íntimos deseos. Una máscara que le mostramos al mundo, inclusive en la realidad.
Y ahí radica, creo yo, el verdadero peligro de la creación: volverse la marioneta; vivir permanentemente en pose, o de anhelo en anhelo. El ejemplo más ilustrativo y, a la vez, más patético que encuentro, está en la adopción de identidades en la red.
Don GOLLUM, ¿el último párrafo le sugiere algo? A mí, ciertamente... pero preferiría que lo explique usted.

Martes 04 de Marzo del 2003

PERSONAJES

¿Qué explicación le encuentro a la creación de personajes? Tengo varias. Voy a hacer un punteo con su correspondiente justificación:

1) Ser otro. Como bien dice Matrix, buena parte de los personajes que creamos (sea escribiendo cuentos, sea en el mundo "virtual") existen sólo para darnos la experiencia de ser otros, de escaparnos por un instante del "nosotros mismos". Es una experiencia ilusoria, efímera, pasajera y condenada al fracaso, pero una vía de escape válida en situaciones límite. Todo depende de que nos identifiquemos con el personaje en cuestión. De modo que, en este caso, da lo mismo que inventemos a ese personaje o que simplemente busquemos uno que ya existe y nos pongamos en su lugar.

2) Voyeurismo. Fisgonear en al intimidad de otros. Imaginarnos las neuronas ajenas y explorarlas a extremos insospechados. A veces creamos personajes a imagen y semejanza de personas que conocemos con la expresa intención de inmiscuirnos en sus pensamientos.

3) Venganza. Otras veces, simplemente canalizamos nuestro rencor contra la humanidad ideando un mundo de seres detestables, uno peor que el otro, para viviseccionarlos como ratas de laboratorio y exponer todas sus miserias al aire. Una sutil venganza.

4) Soledad. Cuando la habítación vacía se hace insoportable, allí aparecen infinidad de personajes a poblarla. Personajes que muchas veces son "otros yo". Este caso es la inversa del punto 1: en aquél, yo era otros; en éste, los otros son yo. O sea, las mil caras de las que disponemos vienen disfrazados de otros para llenar el hueco de las personas que no están. Pero nuestra mente es limitada y no podemos imaginar alguien afín a nosotros que no sean variantes leves de nosotros mismos.

5) Dios. Todos sentimos la necesidad de ser Dios alguna vez, de crear un mundo (o cuanto menos una criatura) que dependa por entero de nuestros designios. Manipular todo cuanto atañe a ese mundo/criatura (cada uno es un mundo) da una sensación de poder incomparable. Somos los dueños hasta de las leyes íntimas que rigen lo que hemos creado y nada escapa a nuestro control. Somos los grandes titiriteros, que movemos los hilos a placer.

Son las cinco opciones más frecuentes y en las que yo encuentro todas mis razones para crear personajes. Definitivamente, la más atractiva es la última. Porque ella nos deja la siguiente enseñanza:

"No es tan malo ser uno y solitario, si a cambio vamos a ser Dios"...