Jueves 27 de Febrero del 2003

IN MEMORIAM

El UNO es el número más solitario.

Cuando me pongo a meditar sobre las razones por las que puedo llegar a deprimirme, se me ocurren muchas. Tragedias humanas. Indiferencia ante una obra. Reproches y pases de factura infundados. Etc., etc. También consideré todas aquellas que bien expuso Don GOLLUM. Pero... no.

Me doy cuenta de que la razón última de una posible depresión se resume en UNO. En la propia conciencia de individualidad. En la certeza de ser yo y sólo yo. En la comprobación de que todo contacto con el otro es ilusorio.

Piénsenlo. Puedo estar cómodamente instalado frente a la PC, comunicándome con un amigo que está a miles de kilómetros de distancia; o con una amante, secreta y atormentada; o con un primo que emigró; o con un profesor que me dicta clases a distancia; o simplemente con alguien que apareció de repente en mi MSN, y me invitó a iniciar una conversación. Cada charla puede prolongarse durante horas.

Piénsenlo. Puedo asistir a un evento multitudinario: un acontecimiento deportivo, un concierto, una manifiestación; o algo más íntimo: un casamiento, una reunión de amigos, un festejo de cumpleaños, una cena a la luz de las velas.

Piénsenlo. Puedo hermanarme con un pasajero que aguarda la llegada del mismo colectivo, a altas horas de la noche; o recorrer las mismas callejuelas, en la misma dirección que ese habitual desconocido.

Pero, en última instancia, y más allá de que el hombre es un ser social que busca el contacto con sus semejantes, jamás puedo obviar el hecho de que me encuentro en la más absoluta de las soledades. Siempre soy yo y mis pensamientos, deseos, expectativas, formas de ser y reacciones. En fin, siempre soy yo y mi microcosmos.

Y no puedo salir de mí mismo. Estoy atrapado en un cuerpo y una conciencia que me llevan a ser UNO. Sólo UNO. The Matrix, un nickname, que se asocia con Jonathan Emanuel Lewenhaupt, el nombre de la persona.

(...)

Tal vez, una forma de escapar de mi propia conciencia y meterme en la de otros sea la escritura. La ficción. La creación de personajes. Tal vez, por eso escribo relatos, historias, narraciones breves o largas, según el caso. Para evadirme de mí mismo, para permitirme ser otro por un rato. A lo mejor, por último, en eso consiste la Literatura, ¿no?

¿Usted qué piensa, Don GOLLUM? ¿Qué explicación le encuentra a la creación de personajes? Me gustaría saberlo.

Viernes 21 de Febrero del 2003

NO SOMOS NADA

Yo sé por qué Matrix tiene razones para deprimirse. No sé puntualmente por qué se deprime, pero me imagino una serie de hipótesis. Entre ellas está la siguiente:

"Si de todas maneras vamos a morir, si toda la humanidad va a morir, ¿qué sentido tiene dejar huellas, buenas acciones, libros memorables?, ¿de qué sirve legar buenas obras a la humanidad si uno no va a estar allí presente para regocijarse y participar de la felicidad con los demás?, y ¿para qué le sirven los grande hechos a los que, en definitiva, también han de morir?".

De todos modos, se me ocurren otras cosas para deprimirse, ideas que son sólo teorías, especulaciones nada certificadas:

- el mismo viento que derriba castillos de naipes borra las huellas del caminante;
- las buenas acciones se pierden en la marea de mezquindades humanas;
- los libros memorables acaban, pese a todo, siendo víctimas del olvido en polvorientos estantes de biblioteca.

Todo se resume, en definitiva, en dos palabras: "esforzado" y "efímero". La imagen de la anciana, de su vida extensa y complicada, llena de sinsabores, frustraciones, peligros, alegrías, vida y muerte, es la imagen del esfuerzo perpetuo por vivir. Y su infarto ridículo, su final abrupto y sin pompa, es la demostración de lo efímero del ser humano.

Dice Matrix que la sociedad se ha vuelto una "picadora de carne": Nunca una metáfora más acertada. ¿Alguna vez pensaron en la estúpida, infeliz y efímera vida de la (o las) vaca(s) que acabaron en su salsa boloñesa, en su empanada, en el pastel de papas? Nada, para nosotros es sólo un trozo de carne picada.

Una jubilada muerta en la cola; un laburante asesinado en un intento de robo; un muchacho muerto de sobredosis; un ama de casa consumida por un cáncer de pulmón. Siempre "UN" algo. Las noticias del diario nunca son "Murió Juan Pérez" (excepto que el tal Juan Pérez sea un "famoso"), sino "Murió uno del montón".

Lo deprimente es eso. Incluso en la hora más trágica y trascendente del humano, sólo somos "uno del montón". O nada...

Miércoles 19 de Febrero del 2003

CASTILLO DE NAIPES

Escena Nº 1: Es verano, 10 de la mañana de un día hábil, con 30 grados de temperatura promedio. Una señora, de aproximadamente 70 años, hace cola para cobrar su jubilación en el Banco Provincia, sucursal Boulogne Sur Mer.
Escena Nº 2: La señora de 70 años sufre un infarto en plena espera.
Escena Nº 3: Un féretro se hunde lentamente dentro de una fosa. Las primeras paladas de tierra caen sobre la tapa de madera.

Pregunta: ¿Cuánto de Sr. Destino existe en esa concatenación de imágenes?
Respuesta: No estoy tan seguro de que sea producto del azar. De hecho, no es consecuencia de la casualidad. Esa mujer, de alguna manera, es víctima del trato que la sociedad (la mundial, en general; la argentina, en particular) dispensa a los mayores. Las escenas que boceté sucedieron en la realidad, hace un año, el verano pasado. Y es probable que alguna similar se halla repetido en otras filas, en otros lados. Imágenes del abandono en que se encuentran quienes, alguna vez, fueron jóvenes y saludables, con toda una vida por delante y miles de proyectos que realizar. Proyectos tanto personales como compartidos, que de una forma u otra terminaron absorbidos por la picadora de carne en que se convirtió la sociedad.

Proyectos, construcciones levantadas a base de esfuerzos varios, de sufrimientos y desengaños, de ilusiones y utopías... al divino botón. Porque, un buen día, a todos les llega la hora en que una señora de túnica negra y con una hoz en la mano les corte la cabeza. Está bien que, durante el tiempo de vida, puede crearse un legado que ayude a la humanidad. Puede escribirse un libro memorable; descubrirse una vacuna salvadora; asesinarse a un dictador detestable; o engendrarse un hijo que, cuando crezca, hará alguna de esas cosas... por poner algunos triviales ejemplos.
Entonces, a pesar de que esos proyectos se supeditan a la sociedad, el individuo puede dejar una huella en este mundo. La de algunos es larga, abarca muchos kilómetros, se extiende por doquier; la de otros, en cambio, es pequeña, abarca un entorno minúsculo, casi insignificante... pero es profunda.

Sin embargo, no puedo desligarme de la idea del individuo como un enorme castillo que se levanta a lo largo de toda una vida... con cartas marcadas de antemano. Y que, cuando sopla una brisa mínima, se desmorona por fin. A veces, prematuramente. Otras, demasiado tarde.
¿Les dice algo? A mí me deprime, todavía no sé por qué...

Lunes 17 de Febrero del 2003

UN MUNDO FICTICIO

[Gracias, Sr. 100 Cadáveres, por hacernos recuperar el rumbo.]

"Todo es construcción". Mecachis, volvió a aparecer esa frasesita. Es un enunciado estupendo, a mi juicio, aunque encierra todos los problemas típicos de una frase sencilla, breve y concisa, a saber:
a) que puede ser aplicada en los más diversos contextos, por lo que cansa;
b) que, como consecuencia de lo anterior, también se vacía de sentido (si una frase lo explica todo, acaba no explicando nada);
c) que se puede prestar a interpretaciones muy distintas de las que tenía en mente quien la pronunció.
Esto último es lo más peligroso en el momento presente. Lo que está en nuestra mente (en la de Matrix y en la mía) es bien difícil de explicar, pero puede ser resumido con la frase en cuestión. Y he aquí el problema. "Todo es construcción" no es ni más ni menos que un resumen final, una conclusión breve para largas horas de meditación. En el contexto de nuestras conjeturas, la frase se llena de sentido. Pero suelta, dicha así nomás, parece el eslogan de una gaseosa.

A partir de ahora, podría intentar poner en orden mis pensamientos y contarles qué significa para mí que todo sea construcción. Pero es en extremo difícil poner en palabras las cosas que dan vueltas caóticas en el cerebro. Así que voy a volver a probar por el camino que habíamos emprendido con Matrix hasta ahora, conteniéndome de usar la frase en cualquier circunstancia, y mostrando a través de anécdotas y reflexiones el sentido que nosotros le asignamos.
Y entonces se me ocurre un punto de partida (o de re-inicio), tan bueno o tan malo como cualquiera: hace no mucho surgió en este blog un mini-debate en torno a la Iglesia (que el cambio de comentador ha eliminado) en el que le dije a Trixie algo así como que nuestra historia, nuestro entorno, nuestra sociedad, nos hacían tal como éramos. En definitiva, apoyé esas viejas tesis según las cuales el ser humano no es más que un animal de costumbre, formado por la insistencia, la repetición y por lo que hay disponible a su alcance. Una imagen paupérrima de la humanidad, en la que ésta se asemeja a un hormiguero lleno de seres predestinados (condenados, diría más) a comportarse de una u otra forma, mientras abrigan la falsa ilusión de ser dueños de sus vidas.
Por ejemplo: ¿qué fue lo que me llevó a la Universidad? ¿Mi decisión racional, calculada, extensamente meditada? ¿Mis ansias de superación? ¿El deseo de un buen sueldo? ¿El mito del "ascenso social"? Nada de esto. Fue la inercia. De chico creía que la trayectoria vital de cualquier ser humano era idéntica: primero nacía, luego iba al Jardín, luego al Pre-escolar, seguía la Primaria, la Secundaria, la Universidad, el Trabajo, la Jubilación y por fin moría. Todos y cada uno de esos pasos eran naturales, obvios. Llegué a convencerme de que mis padres y mis abuelos habían hecho ese camino, lo cual era falso. Sin embargo, allí estaba esa trayectoria de vida "normal" (que nada tenía en realidad de "normal" ni de "común"), alimentando su condición de "cosa lógica" en las conversaciones con los compañeros de la escuela (e incluso, durante un tiempo, en el secundario). Era obvio que toda la humanidad seguía el mismo trayecto.
Pero el tiempo puso en evidencia que esa trayectoria no existía "en la naturaleza" (como diría Raid Quino). La vida normal es una construcción. ¿De quién? No lo sé. Castoriadis dirá que es una "construcción de la sociedad", entendiendo a la sociedad no como la suma de varios humanitos, sino como un ente que excede al conjunto y los excede a todos y cada uno de ellos. ¿Con qué fin existe esa construcción? Tampoco lo sé. No me van las teorías conspirativas donde mentes malvadas (los burgueses explotadores, el establishment, Bush, las petroleras, las "corporaciones", The Matrix -ya sea mi amigo o la supermáquina de la película-, los fondos de inversión, los extraterrestres, los tecnócratas, la nomenclatura, la URSS, la Iglesia o Bin Laden) elaboran un plan macabro para someternos a todos y controlar nuestras vidas. Ni siquiera es Dios con sus "caminos misteriosos" quien anda detrás de todo esto, pues ya dije que me parecía que Dios, como fuente de explicación, abre más preguntas de las que cierra (¿por qué Dios querría que creyésemos en esa "trayectoria de vida normal"?, ¿por qué Dios inventó o propició la invención de la televisión?, ¿por qué Dios creó nuestro odio a las cucarachas?, ¿por qué Dios hizo al Bien y al Mal?, etc., etc., tantas preguntas que dan para varios post).
Todo es construcción desde el mismo momento en que nos damos cuenta de que las cosas podrían ser de otra forma: ni mejores ni peores, sólo distintas. "Construcción" se opone, en este caso, a "natural" (y a "necesario", "lógico" y "evidente"). Vivimos en un mundo ficticio, en el sentido de "hecho", de "artificial", de "no-natural".
Al principio, este "descubrimiento" me aterrorizó: ya no había certezas, ni senderos pre-trazados por el Sr. Destino, ni un orden natural de las cosas que, respetándolo, te conducía por el buen camino. Yo estaba de golpe solo contra una máquina monstruosa que no tenía consciencia de su origen ni su finalidad, y muy dispuesta a devorarme en sus entrañas tan pronto como pudiera, hipnotizándome con el ronroneo de la ilusión de "libertad" con la que crecí en la escuela. Pero todo eso cambió. En mi modesta (y actual) opinión, que el mundo entero sea una construcción no es para nada malo. Espero que, ahora, puedan adivinar por qué...

Sábado 15 de Febrero del 2003

EXTRA LIGHT

[Nota preliminar: Lo que sigue es un post escrito bajo el desconocimiento total y absoluto del tema tratado, a las apuradas y con muy pocas ganas.]

Admirado de la profundidad y simplicidad vertida en el escrito gollumesco de acá abajo, me propuse ampliar y continuar la lista ilusoria de mi amigo. Desde luego, cada una de las siguientes dicotomías está sujeta a discusión. Las que encontré son las siguientes:

El gusano y la mariposa; la carne y el hueso; el agua y el fuego; la causa y el efecto; el rojo y el verde (para un daltónico); Independiente y Racing; San Lorenzo y Huracán; Nueva Chicago y All Boys; Banfield y Lanús; Kasparov y la supercomputadora ajedrecística de turno; Menotti y Bilardo (para los estrategas fulbísticos); Maradó y Pelé; The Beatles y The Rolling Stones; Soda Stereo y Los Redondos; Andrés Calamaro y Charly García; Borges y Cortázar; Mario Pergolini y Marcelo Tinelli; Coca Cola y Pepsi; Telefónica y Telecom; la rubia y la morocha; los peronistas y los radicales; los conseradores y los liberales; los Azules y los Colorados; el frío y el calor; la primavera y el otoño; el verano y el invierno; los perros y los gatos; los policías y los ladrones (...bueno, ahora tienden a confundirse...); los medios y los fines; el elitismo y el populismo; el ruido y el silencio; Marte y Venus; lo gordo y lo flaco; la foto en color y la foto en blanco y negro; el placer y el displacer; Blogger y Movable Type; el Netscape y el Explorer; Microsoft y Macintosh; el ICQ y el MSN; AC/DC (110/220); Ferrari y Mc.Laren; Chevrolet y Ford; la quietud y el movimiento; el microcosmos y el macrocosmos; el todo y la nada (creo que ésta ya está); Batman y el Guason; Superman y la kriptonita; Tim Burton y Joel Schumacher; Sauron y Gandalf & Co.; etc., etc.
Desde luego: como dijo alguien, en muchos casos los etcéteras son lo más interesante.

De última, todo es construcción. Por eso, los invito gentilmente a sugerir otras dialécticas, dicotomías, e incluso tricotomías o politomías para agregar a las ya expuestas.

Jueves 13 de Febrero del 2003

SIN OPONENTES

[ADVERTENCIA: inesperado cambio de tema, a pedido de Siouxie y porque damos por agotado el anterior]

Atacado por el desafío de la Matriz, me puse a pensar en las grandes dicotomías (o dialécticas, o tesis y antítesis) de la historia y la filosofía, y recordé éstas:
- el blanco y el negro
- el amigo y el enemigo
- lo bueno y lo malo (y lo feo)
- Boca y River
- el norte y el sur (especialmente en un imán)
- el Cielo y el Infierno
- Lanata y Hadad
- la alegría y la tristeza
- Windows y Gnu/Linux
- el agua y el aceite
- la Vida y la Muerte
- EE.UU. y el Eje del Mal
- el día y la noche
- el optimismo y el pesimismo
- el amor y...
¿Cuál es la antítesis del "amor", su opuesto, su negación? ¿El "desamor"? ¿El "odio"? ¿La "insensibilidad" o "indiferencia"? ¿Será que lo opuesto al amor es toda relación humana donde no haya amor ni en dosis pequeñas...?

Exijo respuestas.

Miércoles 12 de Febrero del 2003

DIALÉCTICA BIPOLAR

Me quedé prendado de dos palabras expuestas por GOLLUM con respecto de lo que es Dios. Cito: "Dios es TODO. Luego, Dios es NADA". Y me maravillo de que haya englobado dos antónimos tan evidentes en un mismo vocablo. Evidentemente, Bioy Casares tenía razón, cuando sostuvo que Dios es un monosílabo que ha tenido mucho éxito...
Sin embargo, considero que no ha tenido un éxito completo. ¿Por qué? Porque, desgraciadamente, en el acto creador, tras el espacio y las estrellas, tras la luz y la sombra, tras el Cielo y la Tierra, tras los peces, las aves y los mamíferos... tuvo la ocurrencia de sacar de la galera:
1. Los mosquitos.
2. Las cucarachas.
3. Los hombres (OK, OK, "el" hombre).
4. Las mujeres (OK, OK, "la" mujer).

Un Dios que crea tales alimañas no puede nunca tener éxito ni ser perfecto. Pero lo peor del caso es que, con seguridad, él sabía que un día, millones de años después de su acto creador, un imbécil apodado THE MATRIX le iba a cuestionar el haber dado ser a los mosquitos y las cucarachas. Eso, por no hablar de males y females...
Sí, ya lo sé, pareciera que me estoy tomando al Jefe en solfa. Pero no es así, puedo asegurarlo. Sólo pretendo volver la discusión que se ha abierto desde hace un par de posts un poco más liviana... ¡Mierda! ¿No se dan cuenta de que, al fin y al cabo, nadie va a cambiar de posición, por convincentes que resulten los argumentos del otro? Si GOLLUM piensa que Dios tiene la forma de un anillito, sencillito, doradito y con unas palabrejas esculpidas en caracteres mordóricos; si TRIXIE sostiene que Jesús fue un revolucionario (sí, tenía barbita, como el Che), o que va a conocer a Dios cuando deje su cuerpecito; si ARO72 está convencido de que la Señora Naturaleza es de naturaleza divina; si LEGION se emperra en que los que hacemos Placebo estamos atacadísimos con la Iglesia; en fin, si cada uno sostiene lo que se le canta, no se va a mover de ahí ni un milímetro, y va a ser feliz con su versión de la historia.
Pero quisiera volver a esas dos palabras, TODO y NADA... Antónimos, pero a la vez complementos. Tienen ese curioso carácter bipolar, simétrico, que parece dominar toda nuestra vida. A veces, estamos felices porque no estamos tristes. O hambrientos y no saciados. O dormidos y no despiertos. O algo es de color negro y no blanco. Quizás exceptuando los nombres propios, aquellos con los que alguna vez fuimos bautizados, todo lo que existe o es en este Universo tiene su antónimo. Dialéctica pura, aunque más no sea rozada con el borde de las vestiduras. Los invito a preguntarse por qué necesitamos, para confirmar una cosa, la negación de otra que se le opone. Ahí, en los comentarios, tienen la posibilidad de contestar (y no se preocupen, que estos son los comments definitivos. ¡Un mes y pico tardé en encontrarlos!).

Sábado 08 de Febrero del 2003

DIOS JUEGA A LA LOTERÍA

[ADVERTENCIA: Post largo al acecho...]

Estoy impresionado. Me siento en la obligación de contestar a Matrix y a Trixie, y no tengo idea de cómo. Es que los dos han derivado para lugares distintos, han abierto (aún sin saberlo) nuevas discusiones y no me imagino cómo hablar de todo al mismo tiempo.

Podría empezar diciéndole a Trixie que no debería sentir vergüenza de ir a misa por la misma razón que ninguno de nosotros siente vergüenza de ir a los trabajos nefastos a los que vamos, ni sentimos vergüenza de las películas horribles que miramos, ni nos avergonzamos de los hipermercados ominosos donde compramos. La Iglesia es una institución social, y la "educación" que recibimos nos acerca o nos aleja de ella, como nos acerca o nos aleja del crimen o de las ONGs. Somos el producto de la sociedad en la que nacimos, y actuamos de acuerdo a ella.

También querría decir que "Dios no se mancha" es una frase poco feliz. Dios no es ajeno a la Iglesia Católica. El Dios de los católicos es una creación de la Iglesia Católica (del mismo modo que Alá es una creación del Islam, y Cronos una creación de los sacerdotes griegos). Dios es lo que la Iglesia dice que es, y por lo tanto no veo cómo exculparlo de los "crímenes" de la Iglesia.

Dios (y a partir de ahora creo estar respondiéndole a Matrix) es para muchos de los que leen estas líneas un ente creador ajeno a las instituciones de los hombres. "Dios es algo parecido a lo que llamamos Naturaleza", me pareció leer de ARO72. Dios es La Fuerza, Dios es cada animal, Dios es el Viento y el Mar, la Vida y la Muerte. Dios es TODO. Luego, Dios es NADA.

En Ficciones, el enemigo de Matrix (J.L.B.) tiene un cuento fabuloso titulado "La lotería de Babilonia". En ese cuento, los ciudadanos de Babilonia empezaron a jugar a la lotería común, pero como acabó por aburrirlos decidieron que, además de sortear premios, hubiese números con castigos; a continuación, fueron extendiendo la cantidad y variedad de premios y castigos, y hubo sorteos cada vez más seguidos; luego, la pasión por la lotería hizo que los sorteos fuesen secretos y la variedad de premios y castigos abarcó hasta los más mínimos detalles de la vida; finalmente, cada cosa que le ocurría a un habitante de Babilonia (buena o mala) era el resultado de los infinitos sorteos que se hacían ininterrumpidamente en la Lotería: todo se sorteaba, tanto la suerte de encontrar una moneda, la muerte de alguien, la recolección de frutas, si llovería o no, etc., etc... (Léanlo, soy pésimo para resumir)

La conclusión es: estuviera o no la Lotería detrás de cada acontecer humano, daba lo mismo. Si lo que ocurría había sido dispuesto por la Lotería en sus sorteos, o era obra de la casualidad, el resultado era igual. Reemplacemos "Lotería" por "Dios" y veremos que es lo mismo. Si Dios está atrás de todo, o las cosas ocurren porque sí, es igual.

Vuelvo al comienzo (y me dejo temas sin tratar). Trixie: ¿por qué la sociedad nos forma para que vayamos a misa, o a la Bombonera? ¿Por qué nos educa para aceptar esos trabajos tipo McDonald's? ¿Por qué nos retiene frente al televisor hasta las tres de la mañana para ver una película idiota? No lo sé.

Dios, por desgracia, no es respuesta suficiente.

Viernes 07 de Febrero del 2003

LA DIVINA COMEDIA

"Dios es un comediante actuando para una audiencia demasiado asustada para reír". Voltaire.
Hete ahí arriba, en esa frase de apariencia vulgar, un rescate memorable. El disfraz de comediante. La actuación. La posibilidad de aparentar algo que no se es. Porque, vamos, Dios no es un comediante. Dios, al fin y al cabo, es impensable. Nosotros le damos la apariencia de un anciano sabio, de larga barba blanca. Pero, ¿quién sabe, en verdad, cuál es la real apariencia de Dios? Lo dicho, Dios es impensable, y decidió ser impensable nada más que para demostrar la estupidez humana. Porque nosotros necesitamos sí o sí de las apariencias; de una máscara, que mostramos al mundo. Somos personajes de una absurda trama que se llama "el devenir de la Historia". Algunos tendremos los papeles principales (que, dicho sea de paso, no tienen duración eterna). Otros, en cambio, deberemos conformarnos con un mísero bolo, papel de extras en algún que otro capítulo de este film. Lo bueno es que, a veces, en determinadas ocasiones, podemos perfectamente prescindir de la coherencia, y asumir un papel diferente de aquél que nos estaba predestinado, o al que estábamos acostumbrados. Veamos...

Desde hace un par de días (desde el Martes, para ser exactos), tengo en mi poder un ejemplar de ese brillante libro escrito por ese brillante escritor llamado Jorge Luis Borges. En el libro en cuestión, Ficciones, se lee un cuento titulado "Examen de la obra de Herbert Quain". En el susodicho cuento, una frase brillante: Todos creyeron que el encuentro de los dos jugadores de ajedrez había sido casual. Vaya uno a saber por qué, pero ahí, en lo casual, está la clave de todo. Deliberadamente casual, deliberadamente calculado, deliberadamente actuado. Muy bien representado, desde luego. Máscara que oculta otra realidad, diferente de aquella que se presenta y se hace creer. Como ese otro cuento brillante del mismo libro, "Las ruinas circulares", donde un hombre, un mago, sueña que crea un hombre al que no puede consumir el fuego. Y en un amanecer, cuando es azotado por las llamas de un incendio, comprueba con horror que él mismo es ese sueño, que otro lo ha soñado. Representación, ni más ni menos. Lisa, pura y llana actuación. Una mente brillante, la del Sr. J. L. B., sin duda alguna. Todo aquél que se precie de buen lector debería leer Ficciones.

¿No les suena deliberadamente rebuscado, el parrafito anterior? ¿Y si solamente fuera una gran mentira? ¿Y si Dios hubiera puesto en mis afiebrados dedos esas palabras, aún contra mi voluntad? Y, ¿no estoy usando demasiado la palabra Dios? En fin...

Post inspirado en la frase del acápite, tomada de un post de Legion (ni siquiera ese nickname es casual...)

POST SCRIPTUM: Una derivación-reflexión sobre este post y los precedentes puede encontrarse en el escrito de Trixie, en A Perfect Mess.

Miércoles 05 de Febrero del 2003

CATEDRAL

No voy a decir nada sobre su nueva afición a las lenguas extranjeras. No me disgusta que emplee vocablos de afuera. Es más, hasta puede decirse que, bien empleados, me gustan esos vocablos.
Tampoco voy a explayarme sobre Javier Marías. Ya corre por cuenta de los lectores juzgar sus dichos. Quizás sólo deba informar, a los que aún no lo saben, que el artículo de Marías hacía referencia a otro artículo anterior escrito por su amigo Arturo Pérez-Reverte (mencionado bajo seudónimos como "Duque of Corso" o "Capitán Sadwing"). Es decir, a Marías le importa verdaderamente poco lo que haga la Iglesia, y sólo escribe su artículo para acompañar lo que Pérez-Reverte dijo y para replicar a los críticos de su amigo.

Sí voy a hablar de experiencias mercantiles en templos católicos. A decir verdad, pisé iglesias en contadas ocasiones, y nunca (hasta ahora) con fines turísticos. Fui al bautismo de una prima y al casamiento de un compañero de trabajo de mi viejo. No recuerdo otros casos.
No conozco el interior de la Catedral de Buenos Aires, por más que durante cinco años haya pasado por su puerta incontables veces. Sin embargo, ni bien puse un pie en León (España), mis parientes españoles me llevaron a conocer la joya de su ciudad: la Catedral, famosa entre los hispanos por sus hermosos vitrales. A decir verdad, es un edificio que impacta, en especial para los paganos que sólo sabemos de casas, departamentos, colegios, facultades y edificios de oficinas. Antiguo, sombrío, gótico, el templo leonés no generará "espiritualidad cristiana", pero al menos te deja pensando.
Allí tuve dos experiencias que, para mí, son inéditas. Detrás del altar principal hay como unos altares menores (los eruditos corregirán mis pecados, espero) dedicados a diversos santos y vírgenes y representaciones de Cristo. Me causó sorpresa ver que, para prenderle una vela a esas deidades menores, no había que llevar fósforos sino monedas. Sí señor, junto a la figura del santo hay unas maquinitas que aceptan monedas de 10, 20, 50 centavos, y de 1 y 2 euros; uno pone esas moneditas y (de acuerdo al dinero que haya colocado) se prenden una o varias "velas" eléctricas, con temporizador incluido, que permanecen encendidas un rato hasta que se apagan para que otros las vuelvan a encender.
Con mi hermano nos reímos del asunto, y nos preguntamos si no aceptarían tarjetas de crédito o de débito. Y estábamos a punto de marcharnos muy contentos con nuestra estúpida broma cuando decidimos visitar una habitación que explica los trabajos de restauración. En el centro de este espacio había una urna vidriada donde la gente depositaba sus donaciones (las restauraciones se hacen con ese dinero y lo que aporte Roma, el Estado, Europa o la Unesco...). Había allí monedas y billetes de diversos valores. Pero, sobre una de las paredes, ¡había una máquina lectora de tarjetas! Sí señor, allí uno podía introducir su Visa, o su Cabal, y donar a una cuenta especial desde su propia cuenta.

Esto no debió sorprendernos. Las "donaciones" han sido el sustento de la Iglesia (o parte) durante siglos. Lo que asombra es el contraste. Un contraste que da para pensar...

IGLESIA

Le recuerdo, estimado amigo, cierto post publicado el 12 de Enero, en estos mismos cinco centímetros de red. Si mal no recuerdo, se titulaba "...ZERO...", y en esas líneas, intoxicado por la adoración repentina (que se torna permanente), citaba un verso donde se leía, claramente, la palabra God, así, en inglés. Ok, ok, era una cita, pero creo que es válido y sirve como prueba de que utilizo palabras extranjeras en mis escritos. Claro, primera referencia: mi nickname.

Ahora bien... me tomé el trabajo de leer los artículos que hacen mención al episodio de censura del que fue objeto el Sr. Javier Marías, linkeados por usted en su post precedente. Y noté un pequeño detalle que me llamó la atención, en el primero. Transcribo: "(...) la Iglesia Católica me trae tan sin cuidado; espero tan poco de ella en cualquier terreno (...); y, en suma, la considero tan ajena a mis inquietudes y preocupaciones, y tan lerda en sus argumentos e interpretaciones, y tan afanosa en sus influencias y sus bienes seculares (...), que apenas presto atención a lo que dice, propone, manda, predica, condena o prohíbe.".
Si la Iglesia católica y todo lo que la rodea lo trae tan sin cuidado... ¿para qué corno escribe un artículo hablando de ella? Es un desperdicio de tiempo, palabras e ideas. No obstante, tengo que admitir que el susodicho artículo me agradó. Es notable cómo la religión puede llegar a ser sinónimo de negocio.
Al respecto, tengo una anécdota que acaeció hace un par de semanas...

Resulta que, tras más de diez años, volví a viajar a la ciudad de La Plata. Aproveché la escapada para visitar la Catedral, que se yergue en el centro geográfico de la ciudad. Quería ver de una buena vez esas torres terminadas y, si era posible, treparme a ellas.
Era posible, pervio abono de $5, en concepto de entrada al Museo que funciona en el subsuelo del templo, y que da acceso (el único acceso) a los ascensores que llevan a las torres (bueno, es una Catedral Gótica Moderna, hay que reconocerlo). La visita al museo incluía un guía, que iba detallando las principales características de la Iglesia y de la ciudad, ya que estamos. El caso es que, tras mostrarnos las magníficas vistas que se tenían desde las ventanitas construidas para tal fin en lo alto de la aguja derecha, nos hizo descender al nivel inferior, ése donde estaba el techo antes de que se decidiera terminar la construcción.
Colgado de una pared, estaba el dibujo original del frente de la Catedral, tal como debería verse desde enfrente, desde la Plaza Moreno. El guía, todo sonrisas, nos dijo que el modelo acabado era exactamente igual al que veíamos en el dibujo, salvo por un detalle. E invitó al contingente turístico a que lo descubriera. Claro está que, entre tanto firulete dibujado, nadie consiguió descubrir la diferencia. Entonces, el guía nos explicó que, en el trazado original, la escalinata de acceso cubría todo el frente de la edificación. En el modelo final, en cambio, sólo ocupaba la parte central, y llevaba directamente al portal de entrada.
Exclamaciones de "Aaahhh", "Ooohhh", "Uuuhhh" entre los presentes. Un "detalle", justamente. Y todos habían subido por esa escalera, y le habían preguntado al guardia de seguridad apostado en la puerta si se podía subir a las torres. Y el guardia, solícito, explicó que se debía bajar la escalinata y tomar, a derecha o izquierda, por la rampa que llevaba a la confitería y el museo, cuyas puertas estaban al ladito de la afamada escalera.
Movido por un resorte, dije, dirigiéndome al guía: "Discúlpeme, señor, pero tengo una pregunta." Él, con sonrisa de Guason, me invitó gentilmente a formular mi duda. Entonces, yo inquirí:
-En el proyecto original, ¿se contemplaban las instalaciones de la confitería que hay abajo, o son un añadido posterior?
-...

Cuando salimos de la Catedral, la señorita amiga que me acompañaba me dijo (aclaremos que yo no presté atención a la respuesta del guía, porque me quedé mirando el dibujo y preguntándome para qué sacrificar escaleras/escalinatas tan bonitas): "Che, al tipo no le gustó ni medio lo que dijiste sobre la confitería. Pusiste en evidencia que es una forma de lucrar". Ahí caí en la cuenta de lo que había hecho, pero no tenía ganas de confesarme, esa tarde. Me limité a decirle: "Es cierto, me dolió diez mangos"...

En fin... Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Martes 04 de Febrero del 2003

¡POR DIOS!

Bueno. Punto final al asunto. No tiene más sentido que sigamos hablando de nuestras nuevas tendencias dictatoriales. Dictadores de país bananero, por cierto, pero dictadores al fin. Eso seremos. No podremos ser los Stalin de internet, pero al menos nos haremos los prepotentes en nuestros cinco centímetros de red. Y, pese a todo, será sólo una pose, pues podríamos decir que incluso nos "divierte" la libertad de expresión.

Ya está, no hay más nada que agregar.

Ahora bien, no me preocupa tanto ser la secuela de Gran Hermano 4, sino el "my God" de Matrix. ¿Qué es eso? Me hubiera esperado esa expresión de cualquiera, menos de Ud., mi buen amigo. Primero, porque lo escribió en inglés, y Ud. solía tener aversión a los idiomas extranjeros (no por ignorante, sino por principios). Pero, en segundo lugar y más importante que cualquier cosa, me extraña su invocación a "Dios". ¿De qué Dios está hablando? ¿De Jehová? ¿Del Dios Júpiter, de Tutatis? ¿De Ilúvatar? ¿Del Demiurgo que todo lo construye?

La palabra Dios es extraña en un escrito suyo, mi amigo. En especial porque para Ud. Dios era sinónimo de Iglesia, esa institución terrenal ocupada en asuntos terrenales, esa secta monstruosa con ramificaciones insondables, con ojos y brazos por doquier, más terrible y mortífera que el Gran Hermano (ya sea en su variante orweliana o su variante telefeica). Hablamos de esa Iglesia que tiene conductas dictatoriales más perversas que las que ostentamos en Placebo. Si no, vea un simple ejemplo de lo que la Iglesia es y lo que le hace a uno de nuestros colegas.

Aguardo su respuesta...

Lunes 03 de Febrero del 2003

1984

Es triste ver cómo la realidad supera a la ficción. Hace unos años, leí el libro de George Orwell que da título a este post, y, más allá de lo mal narrado que está (para mi gusto), la idea que plantea me pareció sencillamente brillante. Y sí, hay paralelos con el gran líder ruso y su metodología de gobierno.
Entonces, la conclusión es obvia: tanto GOLLUM como yo vendríamos a ser los nuevos Stalines de internet. Vendríamos a ser los Grandes Hermanos que todo lo controlan, que todo lo saben, que todo lo ven, que todo lo oyen... El riesgo que corremos, claro, es que podemos llegar a convertirnos, junto con Placebo, en el Gran Hermano 4, secuela del infame programa televisivo de Telefe. Lejos de nosotros tal intención, my God. Haremos todo lo posible para mantener vigente el sintagma libertad de expresión, por más que a veces parezca carente de sentido. No renunciamos a permitir que se expresen opiniones disidentes con las nuestras, no. Pero no toleraremos, como ya lo dijo alguien a quien le rompe bastante las pelotas, el offtopic, los comentarios que no se ajusten a lo que plantea un post dado. Así que, quienes quieran comentar, ya saben cuáles son las nuevas reglas del juego en este blog. Y no se quejen, porque, como ya lo dijo el amigo, de última, todo es construcción. Y la originalidad está en eso, podríamos agregar.

Además... y hablando de George W. Bush... GOLLUM, me parece que, al final, no se salió con la suya. Vea esto, si no me cree.

Sábado 01 de Febrero del 2003

BUSH & STALIN

¿Conocen a Bush? Sí, a Geroge W. Bush, el hijo, el de la pena de muerte en Texas, el borracho, el que destruyó Afganistán y quiere el petróleo de Saddam, el que no puede comer galletitas y mirar tele al mismo tiempo. Bueno, ese señor ideó el pasado verano del hemisferio norte un maravilloso plan para acabar con los incendios forestales: talar los bosques. No, no es broma, todo es rigurosamente cierto (revisen cualquier diario de Agosto del 2002). Si los bosques se queman, acabemos con los bosques y ya no tendremos que ocuparnos de los incendios forestales. Una mente brillante, sin duda alguna.
Se me habían ocurrido muchas aplicaciones para la Solución Bush (como exterminar a todos los somalíes para que no mueran de hambre, o derribar todos los rascacielos para que no los volteen los terroristas), pero jamás pensé que fuéramos a aplicarla para evitar comentarios indeseados. Sin embargo, y por suerte, la decisión de Matrix apuntaba no a "cortar el problema de raíz", sino a enmendar nuestra postura. Nunca fui muy creyente de la libertad de expresión (simplemente porque ese sintagma no me dice nada), pero he de reconocer que los comentarios son parte fundamental de los blogs. Los post son el alma, pero los comentarios le dan la carne.
Aunque... esa carne se convierte fácilmente en cáncer si se la deja crecer desmedidamente. Y, para cáncer, ya basta con la humanidad en sí misma.
Así que hemos decidido una solución que, pese a que pueda parecer terrible, es más suave que la Solución Bush: la Solución Stalin. Purgaremos, depuraremos y controlaremos el pensamiento de los que entren aquí. En Placebo, la realidad será lo que MATRIX diga y GOLLUM apuntale: si ellos (nosotros) dicen que el humano tiene seis dedos en la mano, así deberá ser. De última, TODO ES CONSTRUCCIÓN.

Seremos vuestros Grandes Hermanos.