En el principio, todo era construcción. Un experimento grupal, literario, pseudointelectual; un ente, un personaje, un nombre, una matriz, una personalidad paradójicamente impersonal, con tendencias filosóficas, inquisitivas, dogmáticas, omnicomprensivas.
En el principio, era un laboratorio. Donde los lectores se utilizaban a guisa de ratas para indagar en los efectos de ese placebo llamado comunicación. Causas y efectos, acciones y reacciones, escritura, opiniones, comentarios, feedback.
En el principio era excitante, pero llegó el después.
Y el después tenía el nombre del tiempo. De la experiencia, de los cambios y de la inevitable evolución que conllevaban. Evolución de conocimientos, que indicaron, con un veredicto inapelable: "Son predecibles, casi humanos. Tal vez por eso, hasta cierto punto queribles".
El después dictó el rumbo que fue tomando ese espacio. Lenta, pero constantemente, sin pausa, dejó de ser una fachada fría y distante para dejar resquicios por los que comenzó a colarse la humanidad que, en última instancia, también me conforma. Y el placebo, entonces, se volvió un espacio acotadamente personal. Y adquirió la calidez e intimidad del propio hogar.
Me doy cuenta de que Placebo ha cambiado en estos catorce meses que lleva en línea. Y yo he acompañado ese cambio. Hoy, ya no es la construcción Matrix quien escribe; ya no es el personaje quien dicta el tono y la temática de los posteos, no. Ahora soy yo, J.E.L., la persona detrás de la máscara, quien decide qué, cómo y cuándo se publica. Y estoy contento, pues siento que he crecido, sí.
Puede parecer un acto trivial, pero desde hoy firmo mis notas con mi nombre real. Destierro al personaje, Matrix; doy la bienvenida al hombre, Jonathan Emanuel Lewenhaupt.
Estoy en casa.
para mi sos una misma persona con una u otra forma de firmar. ;-)
yo voy a seguir usando mi alias nético para la nete, y mi nombre real para pagar en el supermercado. hi-jiiiii.
Comentado por HighToro¿Y para "esas" fotos, vas a seguir siendo "Torito"? =P
EEEEEEEEIIIIIIIIIIIIIIIII