"Meta final", me pareció leer en la última línea del post de mi amigo. Y de inmediato acudieron a mi mente esas dos palabras, en apariencia contrapuestas: Final principio. Oxímorón engañoso, porque están lógicamente ligadas por la metáfora de ouroboros, la serpiente que se muerde la cola.
En efecto, todo final, por superflúo que sea, conlleva el principio de otra cosa. Así, muchas veces terminás en la calle, sí, pero no "terminás" en el sentido de final-final, sino que empezás a sobrevivir, agarrándote a cualquier madero que esté a tu alcance. Y es la Ley de la Supervivencia (ya no la Ley del más Fuerte) lo que te impulsa a seguir, pese a que tu vida se va desmoronando poco a poco, cayéndose de a pedazos, en una interminable agonía. Llega un punto en el que sentís que no vas a soportar ni un minuto más. Y es entonces cuando comienza a tomar forma la idea de tu definitivo final. Empeñás los últimos restos monetarios en obtener la herramienta que te redimirá. A veces, lo hacés en forma legal; otras, por medio del mercado negro. Tal vez, incluso, un amigo te la proporcione desinteresadamente (pobre inocente, no sabe que se convertirá en cómplice).
Y en algún lugar anónimo, como dice la letra del Viernes...
Tu cuerpo queda tendido en el suelo. Pero tus ojos no se velan. Tus ojos, que antes brillaban con un resplandor azulado, ahora no se convierten en el delineador corrido y los ojos como dos pozos de sangre, no.
Porque, ¿qué ves?
El cielo.
Meta final, pero no. Final principio. Como la serpiente, morderás tu cola, y verás aproximarse una luz. Primero un túnel, con un lejano resplandor. Percibirás, al mismo tiempo, los latidos de un corazón, y te preguntarás si sobreviviste. Verás ensancharse el corredor, hasta que de golpe el sol va a cegarte por un instante. Sentirás que dos fuertes y delicadas manos te alzan. Y momentos más tarde estarás en los brazos de tu madre. Y ése será el nuevo comienzo. Tu nuevo comienzo. Otro nuevo comienzo.
Ese aparente sinsentido, nacer para morir, es lo que moviliza a este universo. Tal vez sea el único orden: La Vida & La Muerte. El Principio & El Final. Todo lo demás; las guerras, el hambre, el SIDA, la peste, el amor, el odio, la tristeza, la alegría; todo, todo lo que te pasa a lo largo de tu tránsito por este mundo, es una mera circunstancia. Y la circunstancia, hoy, es lo que se llama caos.
Es un consuelo, ¿verdad?
si me lo pregunta soy de los que prefieren acabar la historia con el cuerpo tendido en el suelo... a mi cabeza chiquita no le alcanza para imaginar el resto. grato leerlo.
Comentado por Sr. 100 Cadáveres...si.
Comentado por aro72No, no es un consuelo en lo más mínimo.
El minimalismo de algunas filofofías que proponen a los extremos (caso nacimiento y muerte) como piedra angular de la existencia y a todas las circunstancias intermedias como una "mera"masa informe, carente de un valor similar al del "meta final" ... me aterra.
Yo necesito que estas circunstancias y que este caos sean las razones que movilizan el universo. Necesito que sean más reales que lo que me excede, que lo inevitable, como el nacimiento o la muerte. O dejo de existir.
No, no es un consuelo en lo más mínimo, pero está
bueno leer buenos posts como este.
mmmn
Defina la palabra CONSUELO....