Hace exactamente un mes a estas horas todavía estaba llamando a amigos para preguntarles “¿Todo bien?”. Todavía estaba asombrado, con la mirada siempre fija en puntos imaginarios...
Hace un mes que el silencio se apoderó del atasco en el que me sumerjo cada día al volver a casa... ninguna bocina protestando, ningún motorista esquivando coches para llegar raudo a su destino, ningún frenazo inesperado... Eso sí, tras cada ventanilla, los mismos ojos gobernando la tristeza en cada rostro...
Hace un mes... un ejército de corresponsales, de voces temblorosas intentando acercar nudos y gargantas...
Un mes aprendiendo a tener miedo, a clasificar demonios... un mes recordando lazos negros, cirios rojos y ambulancias amarillas...
Un mes... y parece que fue un año...