La gente siempre pregunta lo mismo al entrar al coche por primera vez... “¿a que viene ese tenedor?”... y yo siempre contesto más o menos lo mismo... “No lo sé, un día lo puse y me gustó”.
¿Qué utilidad puede tener un tenedor de plástico pinchado en los agujeritos de la calefacción del salpicadero de mi coche?.. pues la verdad, ninguna...
... Y sin embargo, la tiene... la adquirió con el tiempo, pero la tiene...
Bien, todo aquel que haya pensado que me falta algo por amarrar en la cabeza está de enhorabuena, estoy a punto de soltar otro cabo...
Mi tenedor. Como he dicho, mucha gente me pregunta por qué lo llevo... algunos incluso me instan a quitarlo. Luego hay otros que aunque callan sé que en el fondo piensan “Este tío... con un tenedor del McDonalds en el salpicadero, como quien lleva un par de dados colgando del retrovisor... llevar un Elvis moviendo la cadera es hortera, pero esto...”. Pues bien, a mi me gusta... y en cierta ocasión se me ocurrió que está ahí precisamente para recordarme que no importa lo que la gente diga sobre mi, que si algo me gusta, me gusta y punto, y ya pueden decir misa, reírse y tocarme los bemoles que no pienso cambiarlo.
Por eso, si algún día me sorprendo quitándolo por el qué dirán, pienso autopropinarme una colleja considerable...
Desaparecerá, porque, como suele ocurrir, de todo nos cansamos, y llegará el momento en el que me apetecerá más no ver mi tenedor, que verlo... y ese día acabará en alguna papelera, que es, por cierto, donde lo debió haber tirado el/la cerdo/a que lo dejó (eso si, con su envoltorio) en el asiento trasero.