CHILDBOOK

"Todo el mundo cree que somos felices. Pero yo no lo soy. Mi Papá siempre está trabajando. Y cuando llega a casa él grita mucho. Me hace daño.

Mi mamá llora y me dice que no sabe qué hacer. Me dice que ella no es feliz y los problemas que tiene. Me hace sentir incómodo y extraño.

Yo deseo que mi papá tenga tiempo para mi, en lugar estar gritando y chillando.

Mi tío Pete viene a casa a veces. Él me hace sentir mejor. Me arropa. Me escucha y me hace sentir querido.

Una noche, mientras estaba arropándome, él empezó a tocarme mis partes privadas. Durante tiempo, él me enseñaba a tocarme y jugar con ellas. Me sentía extraño, asustado y algo bien también. Me dijo que estaba bien, que significaba que me quería. Esto fue así durante varios meses. Me dijo "Este es nuestro secreto especial".

Papá y Mamá peleaban. Yo pensaba que no me querían. Llegué a pensar que todo era por mi culpa.

Cuando era un adolescente me sentía realmente diferente a los otros chicos. Ellos me llamaban "mariquita", "homo", "reinona" o "Sissy". No sé a qué se referían.

Después de una temporada, fui a un consejero para que me aconsejara y me ayudara. Yo le dije que pensaba que podía ser gay.

Él me dijo que no era gay. Que simplemente había perdido el amor de mi papá y que había aprendido cosas malas de mi tío.

Él me dijo que lo que había hecho mi tío conmigo había estado muy mal. Que nunca debió tocar con mis partes privadas ni haber jugado con ellas. El consejero dijo que no era culpa mía, que era culpa de mi tío, que se había aprovechado de mi necesidad de amor paterno.

Eso era porque no tenía experiencia de afecto con mi padre, y que buscaba la cercanía con otros chicos para llenar mi necesidad de amor paternal.

Él me hizo sentir aliviado. Me dijo que hablaría con mis padres y les ayudaría a entender la situación. También me dijo que se pondría en contacto con el tío Pete y le buscaría ayuda.

El consejero les contó a mis padres sobre mis problemas y sobre mi necesidad de amor paterno. Les contó mi confusión y que yo pensaba que era gay. Les dijo que yo necesitaba tiempo, contacto y hablar.

Mamá y papá fueron al consejero para que les ayudase y ahora vuelven a quererse otra vez. Ya no se pelean, o al menos la mayor parte del tiempo.

El consejero y yo fuimos a ver al tío Pete. Le dije que lo que me había hecho me había dolido muchísimo. Él se puso a llorar y me preguntó si le perdonaba. Eso me ayudó mucho.

Ahora estoy seguro que no soy gay. Pasando el tiempo con papá he vuelto a curar mi corazón. Sólo necesitaba tiempo, contacto y charlar. Ahora vuelvo a ser feliz en casa".

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Un beso.