Escrito por: Newton
Los “spots” se imponen por que son agradables de mirar, fáciles de escuchar y rápidos de comprender. Los “spots” venden sueños, proponen simbólicos atajos para una rápida escalada social; propagan símbolos ante todo y establecen un culto al objeto, no por los servicios prácticos que esté puede prestar, sino por la imagen que de si mismos llegan a obtener los consumidores.
Es así como el film publicitario o spot circunscribe conjuntos inmutables en el seno de la diversidad; funciona como un instrumento de integración, es normativo, impone modelos de conducta, dicta actitudes colectiva, ignora los enfrentamientos políticos, niega la existencia de clases, euforiza la coyuntura, trivializa los problemas e infiltra sin descanso un proceso de a-culturización.
Este espacio indefinido es propicio para la creación de leyendas urbanas, una suerte de “mitología de urbe” que nos ilustran situaciones tragicómicas a consecuencia de un sistema de vida, siempre cada vez mas complejo, en el sentido sociológico (proliferación de grupos virtuales sociales) y tecnológicos (basados en la poca compresión del individuo acerca de los sucedáneos electrónicos que administran una supuesta comodidad)