Por: Newton
Después de 90 días (tiempo aproximado desde que te acercaste) estoy seguro que hoy, luego de llamarte, algo te ha sucedido: tu voz sonaba sospechosamente feliz, mi mensaje de texto te ha parecido una bagatela, y para finalizar, he notado con creciente preocupación, que ya no me besas profundamente en la boca…
Es lógico pensar que mi espíritu (ya no tan burlón) ha sufrido una fisura, lo cual me ha llevado a repararla con estas palabras…
Me he convertido en un tonto y aburrido juguete…