Por: Newton
Hoy, al cruzar de una torre a otra, vi a dos niñas (quizás eran hermanas) caminar con problemas sobre la cornisa. Saque mi manual de emergencias y leí lo siguiente: “cruce a la izquierda y siga por el pasillo abovedado”. Instantáneamente, el camino sobre el puente se convirtió en una especie de curvatura difícil de explicar donde, casi con sorpresa, se atravesó una mujer de cabello muy negro, no muy hermosa, no tan dulce, que me acompaño hasta el otro lado del camino.
Al llegar, descendí por una escalera de caracol y me encontré con un gran vitral que iluminaba la amplísima estancia. Al fondo, una puerta decorada por mosaicos, me indico algo que yo empezaba a sospechar: ¡no estoy en mi colegio!
Camine hasta el fondo, gire la manija y lo único que hice fue enmudecer ante el paisaje…
Verde fosforescente, rocas altas…
Creo que no estoy equivocado al pensarlo…