Por: Newton
En la tienda de un centro comercial, distraído por un video juego, unos panas me proponen hacer una cola desconocida, con fines absurdos…
Sin que se den cuenta, me escabullo por las escaleras mecánicas y, repentinamente, cuando me dispongo a salir del viejo edificio, una multitud de personas corretean a un carterista. De momento, no veo más que la estela de una figura elegantemente trajeada, saltando como un lemur sobre los techos de los automóviles…
Una patrulla de la policía pasa zumbando como un meteorito, chirriando sus neumáticos, combinado con un cruce de volante. Violentamente baja una escopeta manipulada por un funcionario y, del otro lado, un menudo ayudante de supermercado desenfunda un curioso revolver. Casi de improvisto, aquella delgada figura, salto tan alto que logro colgarse de un tendedero donde una desprevenida ama de casa colgaba una larga sabana. ¡Por Dios, es una mujer!
Comienza el tiroteo, yo me lanzo al piso y puedo ver como a mi derecha cae herido en el hombro nuestro furioso policía con escopeta… veo la multitud y me pregunto: ¿Cómo carajos vine yo a dar de este lado de la contienda? Hipnotizado como estaba por la acción, seguramente salí corriendo directo hacia la refriega. La mujer asiática - ¡si, coño parece china! – se balancea con la sabana y cae, con sus pesadas botas hasta las rodillas, sobre un pequeño coche, se desliza por el techo hacia la ventanilla y como si no le faltara agilidad, enciende un fósforo y lo tira hacia la multitud…
Todos nos quedamos atónitos, fue como ver un niño robarse un dulce…