El barón Rudolf von Sebottendorf fundó en 1918 la Sociedad Thule. Fascinado por el esoterismo islámico este dignatario entró en contacto con iniciados drusos que afirmaban recibir sus enseñanzas del "Maestro del Mundo", el señor Thule y de Shambala, la cuna de una raza capaz de influir en los sentimientos colectivos de la masa por vías ocultas.
El inventor Víctor Schönberger pertenecía al círculo de los esotéricos de la sociedad Thule. Él buscaba una energía alternativa y una técnica distinta y más simple que aplicar a los ingenios bélicos del III Reich: "Implosión en lugar de Explosión" y, al parecer, la desarrolló gracias a los conocimientos custodiados en la Sociedad Secreta y también merced a los contactos con otros esotéricos entroncados con la Thule: la Sociedad Vril.
Sus prototipos dieron origen a tecnología de guerra que nunca pudo ser utilizada por Hitler. Se trataba de una serie de aviones de forma discoidal que recuerdan poderosamente a los ¡Platillos volantes!
En 1919 un grupo de escogidos de las Sociedades Thule y Vril se reunieron en una mansión de Wertesgarden. Provistos de dos mediums, una de ellas de tan sólo 18 años, canalizaron información proviniente de una fuente extraterrestre en la que se daban instrucciones precisas para el desarrollo de una tecnología capaz de hacerles viajar hasta las estrellas.
Desde entonces Schönberger se consagró a la propulsión por levitación. En 1934 la sociedad creó la primera nave circular experimental con energía antigravitatoria, el RFZ1.
Numerosas fotos sobre ovnis efectuadas después de 1945 muestran las señales características de esta estructura y otras parecidas incluidas en el proyecto Haunebu cuyos planos desaparecieron con la llegada de los aliados a la base de Penemunde.
Las Sociedades Thule y Vril no serían las únicas que esperaban la llegada de ese "Rey del Mundo" ni tampoco la única orden que ligaba su existencia a un centro de poder supremo.
Para el ocultista René Guénon que ha escrito mucho sobre esta cuestión, el "Rey del Mundo" actuaría como mediador entre las fuerzas divinas, los extraterrestres para muchos, y los hombres. La Teosofía, por ejemplo, fundada en Nueva York por Helena P.Blavatsky, entiende que hay cuatro Dueños del Mundo y que éstos son venusinos. Su santuario aéreo estaría ubicado en oposición al reino subterráneo de Agartha.
Este lugar mítico se extiende desde el polo Ártico hasta el Antártico en una tela de conductos subterráneos por todos los continentes. Sus habitantes según su ideólogo, Robert Erns Dickhoff, son descendientes de extraterrestres que llegaron a la Tierra hace 80.000 años.
Esos "amos del mundo" son, en opinión del escritor galo Robert Charroux, de origen extraterrestre y llegaron a convertirse en los primeros reyes de las grandes dinastías. Un relieve hallado en Guatemala, puede ayudar a corroborarlo. Se trata de un nativo adorando a un ser que llega del espacio. La entidad está frente al disco solar, tapándolo parcialmente lo que le identifica no como un cuerpo celeste sino como algo animado y próximo a tomar tierra.
Prometeo, Oannes, Kukulkán, Viracocha o Quetzacoált revelaron sus secretos. Tienen como signo la rosa y la cruz, en correspondencia con la sociedad secreta que lleva este nombre y de la que un libro de Valentín Andreade cuenta que fue fundada por un tal Christian Rosenkreuz, que trajo sus conocimientos de Oriente.
Se dice que la sociedad Rosacruz convocaba sus miembros en una fortaleza suspendida en el aire. ¿Se trataba de un OVNI?
Como los Rosacruces también los masones invocan al Gran Arquitecto del Universo. Históricamente, la fracmasonería se desarrolló a partir de los gremios medievales de albañiles que construyeron las catedrales góticas en Europa.
Según sus creencias, la geometría fue enseñada por un patriarca anterior al diluvio llamado Lamek, que, al parecer, tenía tres hijos. Lo mismo que el bueno de Noé, Lamek fue advertido por Jehová de la inminencia del diluvio. Entonces Lamek y los suyos decidieron preservar su conocimiento en dos pilares de piedra conocidos como las Tablas Esmeraldinas.
En la primera tradición masónica se dice que los masones se organizaron por primera vez durante la construcción de la Torre de Babel construida para hablar con Dios.
La clave de los orígenes paganos de la francmasonería está en la leyenda según la cual el edificio del Templo de Salomón era depositario del simbolismo y sabiduría ocultas (recordemos que en este templo se guardó el Arca de la Alianza y la máquina del maná, dos instrumentos inspirados según el polémico investigador Erick Von Däniken por los extraterrestres que, en otro tipo, fueron tratados como Dioses).
Es el caso de la Fundación Urantia. Un médium de Chicago cuya identidad no ha trascendido obtuvo en 1911, en estado de trance, una misteriosa cosmología de inéditas enseñanazas metafísicas y de un urgente mensaje a la humanidad. El dictado de los extraterrestres se materializó en forma de libro en 1955 con el título de The Urantia Book (El libro de Urantia) con 2.097 páginas sin una sola errata de imprenta.
El estudioso sevillano Ignacio Darnaude entiende que "nos enfrentamos ante la acción deliberada de agentes externos al receptor" cuya existencia se constata desde tiempos inmemoriales y "a su impulso se debe la fundación de religiones, sectas, órdenes monásticas y movimientos místicos y esotéricos" y añade que "la propia revelación postula que los descubrimientos científicos, las innovaciones tecnológicas e incluso la producción artística se basan en el aporte de conocimientos especializados desde esferas de existencia inobservables".
El investigador Andreas Faber-Kaiser se preguntaba, con razón, si determinadas hermandades herméticas, como la aludida Rosacruz serían, en realidad, las encargadas de mantener el contacto abierto entre la Humanidad y "Ellos".
El mundo paralelo de las modernas sociedades esotéricas parece encontrarse con el mundo de los OVNIS.