Escrito por: Newton
Los espacios que son creados en la ciudad están basados en la no identidad de la persona y en el aumento de la información visual (signos) que pueda ser aplicada en un número variable de ámbitos.
Esta semiofagia (consumo del signo) se convierte en una prótesis ortopédica para el diseño de la comunicación urbanística, desvirtuando la enseñanza y el aprendizaje social con respecto a la sociedad y su interpretación semiótica de los fenómenos arquitectónicos que componen la ciudad.
Entonces ese “algo” que puede adquirir diversos significados (polisemico) con sus respectivas conmutaciones que se suceden en la estructura significativa del sistema (grado de articulación, cantidad de riqueza significativa y uso del contexto) solo degeneran en señales donde la forma deja de componerse en rasgos y los significados dejan de tener valores.
La trama urbanística no funciona como sistema adaptativo frente a la diversificación y los cambios en la tipologia arquitectónica, convirtiéndose en un “controlador” absoluto de las clases sociales emergentes donde la racionalidad toma la forma de propiedad inmobiliaria. Repertorios sin códigos, incapacidad en la predicción de los efectos del producto diseñado…
Estamos en ciudades que emiten señales que no comunican y bajo unos indicios que no señalan. No tenemos objetos con significado, ni tenemos formas significantes…