Marzo 19, 2008

De cómo llegue a ser un paparazzi

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Por: Newton

La ciudad esta saturada de leyendas... personajes que bajo la oscuridad propia de una ciudad como Caracas, afloran con las primeras luces de neon, llenando los espacios informales para conjurar, con el amparo de un trago expreso, lo que será una movida sintéticamente urbana. Los teléfonos móviles repican llenándose de ideas textuales para motorizar el cuerpo en la misma proporción que se decantan los estilos, desgarrados por una noche cada vez menos luminosa... mas sombría, menos edulcorada...
Esas figuras del día, son en las noches transfiguraciones digitales de un pasado remoto, bordeado de una irrealidad expresada en una serie de tiempos asincrónicos, configurados bajo la mirada expectante de una montaña levítica, misteriosa... son esas personalidades reunidas en pequeños refugios las que hacen de los sitios nocturnos cuevas electrónicas donde lo mejor no se sabe que es pero se entiende como una expresión de esa ciudad hostil necesitada de esos espacios donde risas y copas, no logren ser mutilados por un desvirtualización de lo maliciosamente necesario...
Frecuencias de impactos psíquicos llenos de alcohol, mujeres desbordantes y tímidas a la vez, estupefacientes sin receta medica, loqueras sexuales en lugares inhóspitos, sensibilidades sin socios... Caracas era la ciudad mas troglodita del mundo por su trato hacia el ciudadano pero un paraíso para los juergueros... cabria preguntarse: ¿qué imagen es la mas importante?, ¿si es aquella ciudad que de día funciona para el ciudadano o es la otra que se manifiesta en las noches llenas del color que falta con la luz del día?
Yo prefería ver caer mis noches con el tono rojizo de una noche cercana, despuntando venus hacia el oeste cuando no era protagonista una luna siempre por el este, esperando desde una terraza predespacho por una ciudad de menos trafico, de caminatas solitarias por calles pobremente alumbradas, del cigarrillo rubio y la lata helada en la mano, divagando sobre la ciudad y en ella... aire fresco de una Caracas con el mejor clima del mundo y con el peor sistema de transporte publico, sobretodo porque yo nunca quería llegar temprano a ningún local pues sabia que aquí nada era regido por un tiempo ingles, ni alemán... es una ciudad termo-regulada por la imprecisión de las direcciones en sus calles, en la planificación urbanística, en sus programaciones culturales, en los horarios de sus tascas... pero sin quererlo las reuniones caseras eran siempre entre caras conocidas con la exactitud de esos eventos que nos permiten reunirnos en pequeños sitios donde todos nos sentimos parte de un secreto... buena atención, caras conocidas, amabilidad... sin importar la formalidad de las cirugías plásticas, ni del zapato de goma... lo único que detesto son las gorras...
Soy caraqueño... urbanamente desproporcionado y citadinamente solitario, ¿qué si me gusta esta ciudad? Yo en lo particular prefería odiarla porque era la única forma que encontraba para recorrerla desde mis miedos e inseguridades, como un terapeuta que no admite que esta hasta la coronilla de la locura de su paciente... así me sentía, explorando la miseria y el confort, la lujuria y la pacateria de una ciudad que sobre-vivía de manera inexplicable ante tanta violencia gratuita... solo el descontrol de las noches llenas de poesía y danza, noches espumantes con los amigos en la taguara, arepas y cigarros, casas en colinas, miradores con ron, el suetercito, las niñitas... a veces Caracas era reveladora porque nada era un secreto en ella, solo sorpresas y verdades que no eran de nadie...solo era el ojo de un paparazzi

Escrito por Parafrenia a las Marzo 19, 2008 12:21 AM | TrackBack
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