Escrito por: Newton
Si la retícula es un artificio económico que muchos creen puede ser capaz de generar espacios económicos agradables (grave contradicción) con una máxima optimización comprometiendo el poco espacio utilizable, estableciéndose así como una herramienta “neutral” en el desarrollo de la ciudad, solo esperando que un observador también “neutral” procese la información como un proceso “limpio”, simplemente es pura ficción critica. Pues todos sabemos, que todo el “cuerpo” higiénico y fresco no se compromete nunca con la “realidad” de la ciudad.
Es por eso que el producto, como resultado, nunca parece ser mas prominente que el proceso, evitando con esta actitud, el prejuicio que esto pueda ocasionar y por ende asignandole un valor “neutro” y comprobable (suceptriciamente ficticio) a unas coordenadas (entiendase retícula, mallas o redes) bajo una supuesta forma de imparcialidad. Por supuesto esto termina delimitando la responsabilidad de su uso y elimina (mas que segrega) cualquier tendencia que involucre el elemento de relleno como consecuencia de esta red cartesianamente neutral.
Entonces, ¿Por qué coño, la retícula siempre es la primera opción urbanística en el planeamiento de la ciudad?