Le llaman la crisis del cuarto de vida. Te encuentras a ti mismo desafanándote de la multitud más que en cualquier otro momento de tu vida.
Te empiezas a dar cuenta de que hay un montón de cosas sobre ti de las que no sabías y que quizá no te gusten. Te empiezas a sentir inseguro y te preguntas dónde estarás en un año o dos, pero luego te asustas al darte cuenta de que apenas sabes dónde estás ahora.
Te empiezas a dar cuenta de que algunas personas son egoístas y que, a lo mejor, esos amigos que creías cercanos no son exactamente las mejores personas que has conocido y que la gente con la que has perdido contacto resultan ser amigos de los más importantes para ti.
De lo que no te das cuenta es de que algunos de los amigos de los que te has alejado se están dando cuenta de lo mismo y que la mayoría de ellos no son malos o deshonestos realmente, pero están tan confundidos como tú.
Ves tu trabajo y quizá no esté ni un poco cerca de lo que pensabas que estarías haciendo, o quizá estés buscando algún trabajo y piensas que tienes que comenzar desde abajo y te da un poco de miedo. Y extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante.
Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo normal porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y añades cosas a tu lista de lo que es aceptable y lo que no lo es.
Te sientes seguro y luego inseguro. Ríes y lloras con la mayor fuerza de tu vida. A veces te sientes genial e invencible y otras, solo, con miedo y confundido.
De repente el cambio es el enemigo y tratas de aferrarte al pasado, pero pronto te das cuenta de que el pasado cada vez se aleja más y más y que no hay más que hacer que quedarte donde estás o seguir avanzando.
Te rompen el corazón y te preguntas cómo alguien a quien amaste tanto te pudo hacer tanto daño. O quizá te acuestes por las noches y te preguntes porqué no puedes encontrar a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor (y si lo acabas de conocer, te niegas a que te conozca como eres).
Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estúpido. Y parece como si todos los que conoces empezaran a casarse, y quizá tu también ames realmente a alguien, pero simplemente no estés seguro de si estás listo para comprometerte por el resto de tu vida.
Atraviesas por las mismas emociones y preguntas una y otra vez, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas. Te preocupas por préstamos, dinero y el futuro y por hacer una vida para ti. Y mientras ganar la carrera sería grandioso, ahora tan sólo quisieras estar compitiendo en ella.
De lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello. Somos nuestros mejores momentos y nuestros peores momentos, tratando de descifrar ésto lo mejor que podemos.
Cotilleado por NaTiLLiNaS a las Diciembre 14, 2005 12:05 AMTodo eso que cuentas no tiene que ver con la edad. Me ha pasado a los 20, 22, 25, 26... y me está pasando a los 29. :)
Tía, si estás así a los 20, a los 30 escribes un libro de despropósitos sociales.
Saludillos desde last.fm ;)
verdades como casas
Escrito por ivanito a las Diciembre 16, 2005 12:25 PM